Bullmastiff

Inglaterra.

El bullmastiff destaca, sobre todo, por su cabeza cuadrada y su morro ancho y negro. Lleva las orejas, oscuras, en forma de «V». Su característica arruga de expresión, sólo se marca, cuando el animal está atento. Los ojos son oscuros o color avellana, están siempre bien separados entre sí, por un surco bien marcado.

Su cuerpo es ancho y cuadrado, de porte robusto. La cola está insertada alta, ancha en su base y se estrecha en la punta. Los pies son redondeados, de dedos compactos y cerrados (pie de gato) y las uñas y almohadillas negras.

Leonados, desde arena hasta el rojo hígado, atigrados. La cara es negra.

Corto, pegado a la piel, denso y suave; carece de subpelo.

Entre 60 y 70 cm.

Entre 40 y 60 kg.

Se adapta perfectamente a la vida en piso y en ciudad. No es excesivamente activo, aunque agradece los paseos a buen ritmo. En la etapa de crecimiento, el ejercicio debe estar controlado, para evitar problemas de músculo o esqueléticos. Tiene cierta tendencia a la obesidad. No desprende olor corporal y su higiene es sencilla: bastará cepillarlo dos o tres veces a la semana, con un guante de goma.

Los baños no son aconsejables, porque alteran el pH de la piel y se puede producir dermatitis. Es un animal muy familiar, con un marcado instinto innato de guarda. Muy cariñoso con los niños, es paciente, leal y procura agradar a sus dueños en toda circunstancia.