Perro de agua español: todo lo que debes saber sobre esta raza

Considerado un perro rústico por su fortaleza y su resistencia, tiene un porte vigoroso y un bonito manto que le da su encanto especial.

La raza es de tamaño medio, atlética y bien proporcionada. Su cuerpo es robusto, musculoso y sus extremidades sólidas y fuertes.

Según el estándar oficial, los machos miden entre 44 y 50 cm y pesan de 18 a 22 kg, mientras que las hembras son algo más pequeñas. Su estatura es de 40 a 46 cm y su peso oscila entre los 14 y los 18 kg.

Cuando los ojos del perro de agua español quedan a la vista (a menudo los tapa su pelaje) se observa que son muy expresivos. Su tonalidad puede ir del color marrón oscuro al avellana.

Las orejas están bien cubiertas de pelo rizado. Son de inserción media, forma triangular y suelen llevarlas caídas cerca de la cabeza.

La cola del perro de agua antes se cortaba. De hecho, el estándar establece que debe amputarse de la segunda a la cuarta vértebra pero, en la actualidad es más común encontrarlo con la cola larga y natural.

La esperanza de vida de la raza es de 10 a 14 años.

El manto rizado y lanoso es su característica más distintiva. Le proporciona una protección natural contra el agua, la humedad y el frío. Es ensortijado cuando el pelo es corto y forma rastas si se deja crecer.

Los colores pueden ser sólidos (negro, marrón y blanco) y bicolor (negro o marrón con blanco).

La historia de la raza se remonta siglos atrás en España y se sitúa en la comunidad de Andalucía, donde se le conoce como perro turco o turco andaluz.

Aunque su origen exacto no está completamente claro, hay teorías que señalan que desciende de perros de agua del norte de África, traídos a la península ibérica por los bereberes en la antigüedad. Otras apuntan que proviene de Turquía y Hungría.

Durante siglos, el perro de agua español ha sido empleado por pescadores, marineros, pastores y cazadores en multitud de tareas por sus habilidades naturales y su versatilidad. Las más habituales eran la recuperación de las redes de pesca y de los peces que caían fuera de ellas, el amarre de los barcos llevando los cabos a tierra, el pastoreo de rebaños y el cobro de aves acuáticas para los cazadores.

A pesar del tiempo que lleva  en la península, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) no la reconoció como raza autóctona hasta 1985. La Federación Cinológica Internacional (FCI) lo hizo en 1999, si bien no ha sido hasta 2019 cuando ha publicado el estándar oficial válido.

Trabajador y con muy buen carácter, el perro de agua español posee innumerables cualidades para convertirse en un gran compañero y un extraordinario ayudante.

Su temperamento es muy equilibrado. La raza destaca por ser amistosa, alegre y juguetona. Los cachorros, en concreto, suelen ser traviesos, muy vivarachos y divertidos.

Con sus seres queridos el perro de agua español es cariñoso, leal, y suele forjar uniones sólidas. Aunque mantiene cierto carácter independiente y no necesita estar continuamente acompañado. Este rasgo de su personalidad le permite tolerar la soledad, pero sigue siendo importante acostumbrarle desde cachorro a pasar momentos a solas.

Como buen perro de trabajo, su naturaleza es activa, y como más feliz se sentirá es teniendo un cometido y manteniéndose ocupado. Poco estimulado o ejercitado, puede tener comportamientos destructivos para liberar su frustración.

Es una raza despierta, atenta y muy inteligente. Son perros que aprenden con rapidez y entienden pronto lo que se les pide que hagan. Son, además, enormemente dóciles y obedientes, por lo que educarles resulta muy sencillo si se hace con coherencia y refuerzos positivos. El perro de agua español responde bien al adiestramiento con un clicker y a las palabras amables o los premios.

Les encantan los humanos, pero suelen ser recelosos con los extraños. Por instinto se muestran protectores con los miembros de su círculo cercano, y actúan como buenos perros guardianes. Si algo o alguien despierta su desconfianza, alertarán con sus ladridos.

No solo son grandes perros pastores y de caza, hoy en día es común verlos cumpliendo otras funciones por su valía.

Los cuerpos de la Policía y la Guardia Civil los usan para detectar drogas, explosivos o dinero negro, y los bomberos para el rastreo y el rescate de personas en accidentes y catástrofes naturales. También son buenos perros de terapia para acompañar y jugar con personas mayores o menores con discapacidad en hospitales, residencias y otros entornos de cuidados.

Por su naturaleza de atletas, es frecuente verlos destacar en deportes y competiciones caninas como el agility y el flyball (especialidad en la que deben correr, saltar obstáculos y recoger una pelota lanzada, para volver al punto de partida lo más rápido posible).

Gracias a su  forma de ser bonachona, afectuosa y jovial el perro de agua español estará encantado y más que dispuesto a compartir grandes momentos de juego con los niños. También tendrá ese mismo talante amistoso con otros animales domésticos y con sus congéneres.

A pesar de su nobleza, es recomendable supervisar sus interacciones y socializarle desde cachorro. Exponiéndole a distintos entornos, personas y animales de manera temprana, será más fácil garantizar que tenga un comportamiento adecuado en el futuro.

La higiene general del perro de agua español es similar a la de otras razas. A excepción de su característico manto, que sí precisa de un esfuerzo mayor y de algunos cuidados específicos para que luzca limpio y saludable.

Su pelaje rizado y lanudo no debe cepillarse nunca. Por su singularidad, hay que revisar sus rizos y deshacer posibles nudos o enredos con las manos. La forma adecuada de hacerlo, es separar los mechones con los dedos, e ir tocándolos desde la piel hacia fuera o a la inversa.

Hay ejemplares con el manto largo, y sus rizos dejados durante meses sin cortar, llegan a formar bonitas rastas. Si la preferencia es mantenerlo corto, será necesario acudir a un peluquero canino cada tres meses para que lo arregle, dándole un aspecto uniforme. Lo recomendable es proporcionarle, al menos, un buen corte una vez al año.

El perro de agua español conservará un aspecto saludable con un baño al mes. Salvo que esté especialmente sucio o se haya manchado jugando en el campo o en el agua.

Al bañarlo, es importante utilizar un champú para perros que no irrite su piel, aclarándolo muy bien. Después, para evitar problemas como la dermatitis, se debe secar completamente su pelaje sin frotarlo, usando un paño.

Los oídos de los perros de agua son bastante delicados y es común que sufran infecciones. Para protegerlos, tienen que revisarse regularmente en busca de rastros de suciedad, cera o humedad, limpiarlos bien con un líquido auricular, y secarlos a conciencia. Especialmente si han pasado tiempo en el agua.

Los ojos deben limpiarse con frecuencia con una gasa humedecida en suero fisiológico. La mejor forma de hacerlo es comenzar por el lagrimal, y acabar en el otro extremo, más cerca de la oreja, para arrastrar la suciedad hacia fuera. Aquellos perros a los que el pelaje se los tape, pueden sufrir más irritaciones y necesitar una atención mayor.

Tampoco hay que olvidar cepillar los dientes a menudo para prevenir la formación de placa que pueda acabar causando problemas dentales y de encías. Se debe usar una pasta y un cepillo especiales para perros.

El cuidado de las uñas también es importante en la rutina de higiene general del perro de agua. Deben permanecer cortas para que no le causen daños o molestias al caminar. La frecuencia de corte estará condicionada por el nivel de actividad del perro y si las desgasta de manera natural o no.

Por su pelaje rizado pueden tener más riesgo de infestarse con pulgas y garrapatas al estar al aire libre. Para preservar la salud de la piel, el pelaje debe ser bien revisado al volver a casa, así como se recomienda tener al día el calendario de desparasitación y usar productos antiparasitarios recomendados por el veterinario.

Si el perro de agua pasa la mayor parte del tiempo en el exterior, pastoreando, o hace caminatas por la naturaleza, es necesario comprobar las almohadillas en busca de grietas o de posibles pinchos o astillas clavados.

La raza es muy activa y demandará una buena dosis de ejercicio y estimulación mental diaria para mantenerse en forma y feliz. Su temperamento equilibrado estará condicionado porque pueda ejercitarse en todos los sentidos, no solo en el aspecto físico.

Gracias a su espíritu de atleta y a su versatilidad, el perro de agua español adorará practicar innumerables actividades, juegos y deportes sin poner objeciones a nada.

Para liberar energía, se lo pasará en grande con deportes caninos como el agility, el flyball, el canicrosso el freestyle realizados con su dueño, con el lanzamiento de pelotas o frisbees (en tierra o hacia el agua), y paseando enérgicamente dos o tres veces al día.

Su inteligencia y sus desarrollados sentidos del olfato, la vista y el oído se pueden estimular con juguetes interactivos, como puzzles y rompecabezas, el entrenamiento de obediencia, para que aprenda órdenes y trucos, y con juegos de rastreo y búsqueda.

A pesar de que son perros enérgicos, pueden tener tendencia al sobrepeso. Para evitar problemas de salud y en sus articulaciones, su alimentación tiene que ser equilibrada y estar adaptada al peso, la edad y el nivel de actividad.

La raza es fuerte y atlética. Los alimentos deben contar con una proporción adecuada de nutrientes esenciales, con una presencia especial de proteínas (carne, pollo, pavo o salmón), esenciales para desarrollar y mantener sus músculos. Limitando, en lo posible, las golosinas calóricas.

Su dieta puede estar compuesta por pienso seco y latas para razas medianas. También se puede complementar con alguna receta casera. En todos los casos se debe velar porque los ingredientes sean de alta calidad, controlando la frecuencia de las comidas y ajustando las cantidades a las necesidades individuales.

De cachorros es preferible alimentarles tres o cuatro veces al día, y a partir de los seis meses, pueden ser únicamente dos. Aunque lo recomendable es consultar con un veterinario o un nutricionista canino para obtener orientación específica en cada etapa de la vida.

Los perros de agua españoles suelen gozar de muy buena salud. Sin embargo, algunos ejemplares pueden sufrir problemas en las articulaciones y desarrollar trastornos oculares.

• Displasia de cadera: enfermedad que puede ser hereditaria, causada por un exceso de peso o por la práctica de ejercicio intenso cuando aún son cachorros y están creciendo. Aparece cuando hay una alteración en la articulación de la cadera por un desgaste o porque no se forma adecuadamente. Los síntomas habituales que tiene un perro que la padece son dolor, cojera, dificultades para moverse, levantarse del suelo, subir o bajar escaleras.
• Atrofia progresiva de retina: enfermedad degenerativa de los ojos que origina una pérdida gradual de la vista y puede progresar con el tiempo, llegando incluso a provocar ceguera.
• Cataratas: se producen cuando el cristalino del ojo se empieza a volver opaco dificultando la visión. Pueden estar causadas por causas hereditarias, enfermedades como la diabetes o traumatismos.

El nombre, “perro de agua” proviene de su habilidad innata para trabajar en entornos acuáticos, como lagunas, zonas pantanosas y costeras de España, donde históricamente se ha utilizado para ayudar en la pesca y la caza de aves.

Es considerada una raza hipoalergénica. No muda apenas pelo, ni suelta caspa. Conocer esta característica es fundamental para personas alérgicas, porque suelen ocasionar menos problemas.

Los perros de agua tienen los pies palmeados. Cuentan con una especie de membranas que unen sus dedos y les permiten impulsarse mejor y nadar más rápido.

El perro de agua español tiene parentesco y un gran parecido con el perro de agua portugués. A ésta raza perteneció “Bo” y pertenece “Sunny”, las mascotas del Presidente de los EE.UU. Barack Obama.

La raza tiene la estupenda capacidad de adaptarse a personas de todas las edades y a distintos estilos de vida. No obstante, sus propietarios ideales serían personas activas o deportistas que puedan satisfacer su necesidad de ejercicio.

Los perros de agua pueden vivir en un piso en una ciudad pero, para garantizar su bienestar, es fundamental que tenga contacto con entornos naturales y pueda disfrutar al aire libre y de chapuzones de vez en cuando. En este sentido, la vivienda perfecta para la raza contaría con un jardín o estaría situada cerca del campo.

Por su forma de ser y lo fácil que resulta educarle, es un can perfecto para incorporar a un hogar, sin que sea necesario tener una experiencia anterior.

El perro de agua español lo hace todo tan fácil con su extraordinario carácter, su docilidad y su alegría, que es imposible ponerle ninguna pega a la hora de valorar si acogerlo como mascota.