Bioeconomía, desarrollarse sin agotar la naturaleza

La Bioeconomía destaca que un desarrollo económico a expensas de destruir el medio ambiente es insostenible
Por Alex Fernández Muerza 20 de octubre de 2014
Img bioeconomia hd

Sin medio ambiente no hay economía. Los problemas ambientales y sociales que sufre en la actualidad el planeta, como el cambio climático o la contaminación, evidencian que el actual modelo económico es insostenible. Así lo destaca la Bioeconomía, que pretende implantar un modelo de desarrollo basado en el respeto a la naturaleza y los derechos humanos. Este artículo señala qué es la Bioeconomía, el apoyo de Europa a la también llamada economía ecológica o economía verde y sus principales impulsores.

Qué es la Bioeconomía

El último Informe Planeta Vivo, publicado en fechas recientes por la ONG conservacionista internacional WWF, destaca que la pérdida de biodiversidad ha aumentado en las últimas décadas, al igual que la huella ecológica mundial: la humanidad consume de media un planeta y medio.

La Bioeconomía mueve en la UE unos dos billones de euros y proporciona unos 22 millones de empleos
Los impactos ambientales, cada vez mayores, ponen en peligro nuestro presente y, sobre todo, nuestro futuro. El cambio climático, la contaminación, la sobreexplotación de los recursos naturales o las crecientes desigualdades entre países desarrollados y en desarrollo o entre ciudadanos de un mismo país dejan en evidencia que la economía, tal y como se la conoce en la actualidad, ya no sirve. Así lo ven al menos los defensores de la Bioeconomía. También conocida como economía ecológica o economía verde, pretende integrar en los sistemas y las políticas económicas el factor ambiental y social.

Según los bioeconomistas, la economía convencional se ha centrado cada vez más en el crecimiento productivo, sin preocuparse por conservar su fuente de recursos, el medio ambiente, ni por los que en teoría sirve, los seres humanos. Esto se debe a que el actual sistema económico se basa en un modelo insostenible, ya que un planeta de recursos finitos no puede albergar un crecimiento infinito.

René Passet, profesor emérito de Economía en la Universidad Paris-1 Panthéon-Sorbonne (Francia), explica que la Bioeconomía no es una rama de la Economía, sino toda la Economía, que debe inscribirse «al servicio de lo humano y lo viviente».

La Bioeconomía no abandona los términos monetarios, sino que los contextualiza junto al resto de elementos ambientales y sociales. Los servicios que proporcionan los ecosistemas a la humanidad tienen un valor económico que debe tenerse en cuenta para evitar su destrucción y conocer cuál es el verdadero valor de los productos y servicios. El uso de combustibles fósiles ha resultado económico porque se ha externalizado su impacto ambiental o social. La citada huella ecológica, el agua virtual o los indicadores alternativos al Producto Interior Bruto (PIB) para medir la verdadera riqueza de un país son algunas herramientas utilizadas para dar una visión más cercana a la realidad.

Europa apoya la Bioeconomía

La Bioeconomía es ya una realidad en la Unión Europea (UE) que no puede subestimarse, aseguran los responsables comunitarios: se calcula que mueve unos dos billones de euros y proporciona unos 22 millones de empleos. Por tanto, es uno de los principales elementos de la economía europea, que abarca sectores tan amplios como la agricultura, la silvicultura, la pesca o la producción de alimentos y sustancias químicas.

Los expertos comunitarios subrayan que Europa se enfrentará de aquí a los próximos años a varios desafíos con el medio ambiente como protagonista. El cambio climático, la dependencia de los combustibles fósiles, el suministro de materias primas, energía y productos industriales o la generación de residuos y su impacto, en especial los alimenticios (el 30% de toda la producción se desperdicia, según fuentes europeas), hacen necesarias políticas e iniciativas que primen la eficiencia y la sostenibilidad.

Conscientes de ello, la Comisión Europea (CE) aprobaba en 2012 la estrategia «Innovando para un crecimiento sostenible: Una Bioeconomía para Europa». El plan se enmarca dentro del Horizonte 2020, el programa de investigación y desarrollo (I+D) más importante de la UE, con un presupuesto de casi 80.000 millones de euros para 2014-2020.

Según estimaciones de la CE, cada euro invertido en I+D sobre Bioeconomía podría generar unos 10 euros de valor añadido en dicho sector para 2025 y contribuirá a que la UE se convierta en una economía de bajo carbono en 2050.

Principales impulsores de la Bioeconomía

Científicos ajenos a la economía convencional, como Sadi Carnot, Rudolf Clausius o Leopold Pfaundler, o economistas, como Nicholas Georgescu-Roegen o Kenneth Boulding, se consideran como algunos de los precursores intelectuales de la Bioeconomía.

En la década de los 70 y 80 del siglo XX, trabajos como el Primer Informe al Club de Roma o el Informe Brundtland empezaron a llamar la atención sobre los límites del crecimiento económico y la necesidad de un desarrollo sostenible.

En 1988 se creaba la Sociedad Internacional de Economía Ecológica (ISEE) que publica una revista mensual. En castellano, la Asociación de Economía Ecológica en España (EcoEcoEs) impulsa esta disciplina a nivel nacional y realiza diversas publicaciones.

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