Entrevista

Chris Goodall, autor de «Cómo vivir con menos CO2»

La mitad de las emisiones totales de CO2 se deben a acciones de nuestra vida cotidiana
Por Alex Fernández Muerza 21 de diciembre de 2007
Img goodall
Imagen: Ned Raggett

El libro de Chris Goodall (Bromley, Londres, 1956) “Cómo vivir con menos CO2“, además de ser “la guía definitiva para reducir nuestra huella ecológica”, según la revista New Scientist, deja en evidencia algunas supuestas verdades ecologistas. Por un lado, ofrece detallados consejos para reducir hasta en un 75% nuestras emisiones de dióxido de carbono. Por otro, expone datos tan llamativos como, por ejemplo, que las bolsas de papel causan más cambio climático que las de plástico.

Además de su faceta literaria, Goodall también da consejos sobre temas ecológicos a empresas e instituciones locales, es candidato parlamentario del partido verde, y participa activamente en la opinión pública, tanto desde su blog como desde los medios tradicionales. En este sentido, protagonizaba recientemente una polémica que saltaba las fronteras de su país, al afirmar en el diario The Times que andar contribuye más al cambio climático que moverse en coche.

Sus declaraciones en The Times no parecen muy afortunadas. Más de uno justificará con ellas su uso del coche para todo.

El transporte más ecológico es la bicicleta: Tres veces más eficiente que andar, bueno para el corazón y los pulmones, y es muy agradable
Lo reconozco, no debería haberme expresado así. Esta tonta historia ha dado la vuelta al mundo y ha fortalecido a quienes piensan que los ecologistas estamos locos. Lo que en realidad quise decir es que la producción intensiva de carne, particularmente de rumiantes (ganado primario), emite una gran cantidad de gases de efecto invernadero (GEI): cada kilo de carne supone unos 50 kilos de GEI. Esto significa que si hay que comer más carne para conseguir la energía necesaria para ir andando a las tiendas, entonces puede ser mejor coger el coche.

¿Cuál es entonces el medio de transporte más ecológico?

¡Ir en bicicleta! Tres veces más eficiente que andar, bueno para el corazón y los pulmones, y es muy agradable.

Esta polémica ha desviado en parte el protagonismo a su libro “Cómo vivir con menos CO2”. ¿Qué recomendaciones destacaría?

La mitad de las emisiones totales se deben a acciones que tomamos en nuestra vida cotidiana
Desafortunadamente, algunas son difíciles de asumir. Alguien que quisiera minimizar su impacto en el planeta debería:


  • Evitar viajar en avión, totalmente si es posible.

  • Si viaja en coche, utilizar un pequeño coche diésel, preferiblemente compartido con otras personas.

  • Aislar bien su casa para mantenerla fresca en verano y caliente en invierno.

  • Reducir el consumo de carne y productos lácteos.

  • Siempre que sea posible, comer alimentos locales sin procesar.

  • Utilizar menos aparatos eléctricos. Ordenadores, televisiones de pantalla gigante y videoconsolas son grandes consumidores de electricidad.

  • Reducir las compras, evitando en lo posible productos metálicos (coches, por ejemplo), porque requieren grandes cantidades de energía para fabricarse.

¿Hasta qué punto llega nuestra responsabilidad personal en las emisiones de CO2?

Se podría decir que aproximadamente la mitad de las emisiones totales se deben a acciones que tomamos en nuestra vida cotidiana, como viajar, las actividades relacionadas con nuestro hogar o la comida. Cuanto más avanzada es la economía de un país, el porcentaje de emisiones personales tiende a unos fuertes incrementos.

Usted también desmonta algunos de los principales mitos ecologistas en aspectos tan diversos como el transporte, la comida o la energía. ¿Cuál es el mito más peligroso?

Las bolsas de plástico pueden ser nocivas, pero sólo son responsables de dos de los 500 kilos de la basura anual de cada ciudadano
El peor es que los pequeños cambios marcan la diferencia para mejorar el mundo. Cada vez es más evidente que a mitad de siglo habrá que reducir las emisiones un 90% o más en el mundo desarrollado, lo que no conseguiremos con pequeños cambios. Todo tendrá que cambiar. La tecnología nos ayudará, pero probablemente no para acercarnos a nuestro objetivo. Por ello, tendremos que enfrentarnos a algunos aspectos dolorosos cambios en nuestro estilo de vida, lo que no significa que tenga que ser necesariamente malo. Los sistemas capitalistas hiper-competitivos no han hecho mucho por la felicidad en el mundo occidental. Tenemos que evolucionar hacia formas más cooperativas, producción local, reciclaje total, etc. Probablemente será bueno para casi todos.

¿Y qué otros mitos considera más nocivos?

Hay tres mitos que me frustran particularmente. El primero y más importante es que los viajes aéreos “sólo” suponen el 2% de nuestras emisiones en Reino Unido. Se trata de un dato dado por las aerolíneas de bajo coste que debería darles vergüenza. En realidad, contando el impacto de otros contaminantes además del CO2, es casi del 20%.

El segundo es que los envases plásticos son malvados. La gente en Reino Unido suele responder que el reciclaje y la reducción de residuos son lo más importante que pueden hacer por el clima. Sin embargo, están equivocados. Las bolsas de plástico pueden ser nocivas, pero sólo son responsables de dos de los 500 kilos de la basura anual que produce cada británico. Los residuos alimenticios, al pudrirse, son mucho más importantes fuentes de metano, un poderoso GEI.

El tercero, que comprar alimentos locales siempre es mejor. En Reino Unido importamos muchos productos frescos de España. Las implicaciones de este hecho en las emisiones de GEI no son necesariamente mejores que si lo cultivásemos en nuestro país, donde necesitaríamos más fertilizantes y las cosechas serían menores. No es que esté en contra de la producción local, pero tenemos que reconocer que el transporte no es la parte más importante de la huella ecológica de nuestros alimentos.

¿Qué opina sobre la reciente cumbre de Bali sobre el cambio climático?

El transporte no es la parte más importante de la huella ecológica de nuestros alimentos
Los políticos tienen que reunirse, pero en este caso ha sido una excusa de decenas de miles de personas para tomarse unas agradables vacaciones. Aplaudo a quienes han dicho que no iban porque es equivocado viajar en avión cuando hay otros métodos como la videoconferencia.

¿Cree que no se está haciendo lo correcto?

Uno de los problemas del cambio climático es que la gente mejor informada suele ser la más cauta. Cuando uno habla privadamente con climatólogos suelen estar casi siempre aterrorizados. En público sus afirmaciones son cuidadosas y equilibradas porque temen que se les malinterprete y porque conocen las incertidumbres que tiene su ciencia. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) es un excelente ejemplo de cooperación internacional, y sus trabajos son bastante legibles. Su tratamiento de los riesgos del planeta es bastante cauto; cada afirmación es acordada por un gran comité.

¿Qué opina sobre el papel de las organizaciones ecologistas en este tema?

La cumbre de Bali sobre cambio climático ha sido una excusa de decenas de miles de personas para tomarse unas agradables vacaciones
Las ONG pueden estar siendo demasiado osadas en su tratamiento de los principales temas climáticos. Necesitan atraer la atención de los periodistas y el público, por lo que, si bien no siempre, en ocasiones exageran. Y cuando parece que el público y los políticos no les escuchan, se frustran e intensifican y dramatizan su mensaje para atraer nuestra atención.

¿Y cómo cree que están actuando los periodistas?

Los periodistas frecuentemente no entienden los temas científicos y normalmente utilizan una o dos ideas de un artículo científico, en vez de tratar de comunicar la total complejidad de lo que los científicos están intentando decir.

¿Cuál es la actitud real de los consumidores con respecto al cambio climático, y en general, con los temas ecológicos?

Las ONG pueden estar siendo demasiado osadas en su tratamiento de los principales temas climáticos
La gente sabe que el cambio climático está sucediendo, y que su ritmo se está incrementando. No hay un país en el mundo donde la mayoría de la población no esté profundamente preocupada, incluso en los Estados Unidos. De hecho, algunas encuestas apuntan a los chinos entre los más preocupados. En parte es algo racional, porque ven que el futuro no podría ser muy agradable. Pero también hay una parte espiritual: La mayoría de personas siente la responsabilidad de cuidar del planeta, nuestro hogar, y sabe que estamos abusando del mismo. Nos cuesta admitirlo, pero sabemos que lo que hacemos está mal, lo que está socavando nuestra más profunda humanidad.

¿Qué pueden hacer los consumidores al respecto?

Por supuesto, deberían asumir una vida con menos CO2. Y también ser más activos: Escribir a los políticos, comprar productos respetuosos con el medio ambiente, y no derrochar. De esta manera, estamos mandando un mensaje tanto a los gobiernos como a las empresas de que no tendrán nuestro apoyo a menos que tomen medidas radicales. Tenemos que enseñar a los políticos que emprender políticas reales no les hará perder votos, que es lo creen, sino que les ayudará a ganarlos.

Usted afirma que la auténtica comida ecológica es la vegetariana. ¿Y la carne o el pescado con etiquetas ecológicas?

Algunas encuestas apuntan a los chinos entre los más preocupados por el cambio climático
Si nos preocupa realmente el cambio climático y el bienestar animal, deberíamos ser vegetarianos estrictos. La cadena alimenticia genera en Reino Unido alrededor del 20% de los GEI. Además, el tratamiento dado a los animales es una total vergüenza moral.

¿Tan negativo es comer carne?

A riesgo de ofender a los aficionados a la carne, permítame ofrecerle algunos datos. Aproximadamente el 60% de las granjas británicas se dedican a la producción de carne; mucho de nuestro cereal se destina a alimentar a estos animales. Su impacto en el cambio climático es severo por el metano producido por vacas y ovejas. En pocos años habrá que alimentar a nueve mil millones de personas, que querrán una dieta como la nuestra, rica en proteínas animales, lo que es simplemente inviable. No quiero parecer un extremista, pero la producción industrial de animales no es compatible con un buen modo de vida. Podría persuadirme para comer peces, porque el sufrimiento es menor que el de una gallina enjaulada, por ejemplo.

También aconseja comprar productos eficientes e incluso instalar sistemas de energía renovable en casa. ¿Cree que es algo al alcance de todo el mundo?

En pocos años habrá que alimentar a nueve mil millones de personas, que querrán una dieta como la nuestra, rica en proteínas animales, lo que es simplemente inviable
Probablemente no; la energía renovable doméstica es cara. Pero se puede montar una cooperativa para comprar una turbina eólica más grande o un concentrador solar. Unas cien mil personas comparten granjas eólicas en Dinamarca, con buenos resultados. ¿Por qué no en las zonas de más viento de España?

¿Por qué no despegan las energías renovables?

Acabarán despegando. En Reino Unido tenemos suficiente viento para cubrir todo el suministro eléctrico. En España tienen suficiente sol. Sólo hay que dedicar más dinero a investigación y animar a los empresarios a que inviertan. Reino Unido acaba de anunciar un gran plan para instalar siete mil aerogeneradores marinos en la costa occidental. Se trata de la primera señal de que el Gobierno entiende la escala del problema y las acciones a tomar. Los ciudadanos en España deberían presionar para planes similares de energía solar y eólica. Empezar es caro, pero por ejemplo en Dinamarca el viento tiene ahora, en términos generales, un coste equivalente al gas natural como fuente de electricidad.

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