El cambio climático puede provocar la expansión de una docena de peligrosas enfermedades

La lista incluye la peste, el cólera, la fiebre amarilla y la gripe aviar, entre otras
Por EROSKI Consumer 8 de octubre de 2008

Enfermedades potencialmente mortales pueden colonizar nuevos territorios debido al cambio climático. Un estudio de la Sociedad para la Conservación de la Vida Salvaje (WCS, en inglés) alerta del riesgo que ello supone para la salud humana, animal e incluso para la economía global.

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Imagen: CONSUMER EROSKI

El trabajo, presentado ayer en el Congreso de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza que se celebra en Barcelona, lleva por título «Las Doce de la Muerte: enfermedades del mundo natural en la era del cambio climático». Se trata de una docena de patologías confinadas en áreas y en especies animales concretas, sin apenas contacto humano, pero que como consecuencia del alza de las temperaturas pueden alcanzar nuevas zonas.

Estos 12 jinetes del Apocalipsis son el cólera, la tuberculosis, el virus ébola, la fiebre amarilla, la gripe aviar, la peste, la fiebre del Valle del Rift, la enfermedad del sueño, las mareas rojas, la babebiosis, la enfermedad de Lyme y los parásitos intestinales. Los agentes transmisores de estas enfermedades son parásitos o insectos que prosperan en ambientes cálidos y húmedos. Muchos de ellos, como el mosquito «Aedes aegypti» -transmisor de la fiebre amarilla-, ya han sido detectados fuera de sus áreas de distribución habitual.

«El concepto de cambio climático evoca imágenes de hielos fundiéndose y elevación del nivel del mar sobre las ciudades y los países costeros, pero tan alarmante como eso es que el aumento de las temperaturas y el cambio en el patrón de lluvias están cambiando la distribución de patógenos peligrosos», explicó el doctor Steven E. Sanderson, presidente de WCS.

Los autores del informe dicen que es imprescindible controlar las alteraciones en el medio ambiente

Los autores del informe dicen que es imprescindible controlar las alteraciones en el medio ambiente, en las especies salvajes, para anticiparse y prevenir posibles brotes epidémicos «antes de que se conviertan en desastres de alcance mundial».

Peste, cólera y ébola

Entre las enfermedades que podrían beneficiarse del calentamiento global se encuentra la peste, que aún sigue matando en áreas degradadas. El patógeno vive en las ratas y se transmite a través de las pulgas. Los cambios en las temperaturas y las lluvias pueden modificar la distribución de las poblaciones de roedores y extender la plaga.

Otro mal que podría dispersarse como consecuencia del cambio climático es el cólera, una enfermedad diarreica que resulta mortal en los países pobres. Se transmite a través de aguas contaminadas con la bacteria «Vibrio cholerae».

El ébola, que actualmente sólo afecta al continente africano, también podría traspasar fronteras. Se trata de una fiebre vírica hemorrágica, muy virulenta y casi siempre fatal. Determinadas especies de monos actúan como reservorios del virus, muy mutable.

En el caso de la enfermedad de Lyme, que se transmite a través de las picaduras de las garrapatas, puede llegar a extenderse por todo el mundo debido al aumento de las temperaturas que favorece la propagación de esos insectos. Los síntomas de este mal son similares a los de la gripe y provoca erupciones.

La babebiosis, por su parte, es una enfermedad también transmitida por garrapatas cada vez más común en Europa y en Norteamérica. No provoca graves problemas, pero puede hacer que el afectado sea más susceptible a otras patologías.

La peste aún sigue matando en áreas degradadas

Respecto a la fiebre del Valle del Rift, se trata de una zoonosis vírica que afecta sobre todo a los animales, pero también puede llegar al ser humano. El virus que causa esta enfermedad se transmite por picaduras de mosquito. Este patógeno está presente en el África subsahariana y en países del norte del continente. No es descabellado pensar que pueda llegar a Europa, ya que se han detectado casos en Arabia Saudí y Yemen.

La fiebre amarilla puede llegar a ser igualmente un problema en Occidente si continúa el aumento de las temperaturas. Es transmitida, como ya se ha dicho, por el «Aedes aegypti» y otros mosquitos de los géneros Aedes, como «Haemagogus» y «Sabethes». La mayoría de los casos se registran en África, Sudamérica y Centroamérica y el Caribe. Actualmente no existe un tratamiento eficaz contra la fiebre amarilla, por lo que es vital la vacunación.

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