El declive del bisonte comenzó hace 37.000 años a causa de un cambio climático

Esta es la conclusión de un estudio internacional efectuado con ADN de 442 huesos fosilizados de estos animales
Por EROSKI Consumer 26 de noviembre de 2004

Mucho antes de la caza masiva de bisontes en el siglo XVIII en Norteamérica, cuando aún había decenas de millones de ejemplares, un cambio climático propició un declive en la población de esta especie tan grave como el sucedido hace 200 años, según revela un estudio realizado por científicos de Canadá, Rusia, EE.UU. y Reino Unido, publicado hoy por la revista «Science».

Este trabajo, efectuado con ADN de 442 huesos fosilizados de bisontes hallados en Norteamérica, China y Siberia, indica que hace 37.000 años se produjo una drástica reducción de la diversidad genética y del tamaño de las poblaciones de bisontes en Siberia, Alaska y Canadá. Esos tres territorios forman la región de Beringia, que entonces estaba conectada por un puente continental donde hoy está el estrecho de Bering. Junto al mamut y otros grandes mamíferos, los bisontes recorrían las dos zonas continentales de Beringia por ese corredor, que más tarde cruzarían los primeros colonizadores de América.

Para reconstruir la historia de esta especie en el Pleistoceno, el equipo coordinado por Beth Shapiro, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), seleccionó ADN mitocondrial. El motivo es que este material genético se transmite por vía materna y acumula mutaciones a un ritmo constante, de tal forma que puede utilizarse como una especie de «reloj biológico». En concreto, se seleccionó una secuencia de 685 unidades de ADN, que es la que más mutaciones acumula en esa especie, a fin de observar la diversidad genética. La información fue completada con la datación con radiocarbono de 220 fósiles.

Barrera infranqueable

Los resultados de estos exámenes genéticos indican que todos los bisontes proceden de un grupo original surgido hace 140.000 años. Sin embargo, los pocos miles de ejemplares que hoy sobreviven en Norteamérica descienden de una pequeña población que quedó aislada al sur de una barrera glacial formada hace 20.000 años al norte de ese continente. Las conclusiones de la investigación prueban que una importante crisis en esta especie se produjo hace 37.000 años, coincidiendo con cambios climáticos y de hábitat inducidos por un incremento de las temperaturas. Según Shapiro, el calentamiento regional redujo la estepa-tundra y aumentó la extensión de los bosques en Beringia. Ese crecimiento de la masa forestal se habría convertido en una barrera infranqueable para los desplazamientos de los bisontes. Además, la deriva de glaciares provocó la fragmentación y el aislamiento de grandes grupos.

Los autores de este trabajo precisan que no fue hasta varios miles de años después cuando la actividad depredadora de los seres humanos ejerció una presión tan grave sobre los bisontes y otros mamíferos de Norteamérica, como algunas especies de osos y caballos salvajes que desaparecieron hace tiempo. Hasta ahora, la mayoría de los investigadores sostenía que el único factor que empujó a los bisontes a la extinción fue la caza masiva de ejemplares en distintas regiones a la vez. Pero este nuevo estudio demuestra que los factores desencadenantes fueron varios.

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