El agua seguirá sin ser un derecho fundamental para los más de 1.500 millones de personas que hoy en día no tienen acceso al agua potable o para los 2.300 millones que carecen de un sistema básico de saneamiento. Esta es una de las conclusiones a las que han llegado los ministros y representantes de los 170 países y territorios reunidos durante tres días en el III Foro Mundial del Agua.
El encuentro finalizó ayer con la lectura de una Declaración que traza las directrices para lograr reducir a la mitad la población que carece de agua potable y de sistema de saneamiento para 2015. El texto reconoce el agua como una «fuerza que conduce a la erradicación de la pobreza y el hambre, indispensable para la salud y el bienestar humano», aunque no como derecho fundamental, algo que pedían las ONG´s.
El documento también recomienda reforzar la atención hacia las comunidades locales y declara el compromiso de los firmantes a fortalecer la asistencia a los países más pobres y desfavorecidos. Asimismo, resalta la importancia de la cooperación internacional y los esfuerzos por asistir a los países menos desarrollados en el saneamiento, la gestión de recursos hídricos, la contaminación y la prevención de desastres ecológicos.
El capítulo financiero, por su parte, quedó resuelto con el deber de facilitar las inversiones de acuerdo con los planes nacionales de desarrollo y las estrategias de desarrollo sostenible.
La Declaración adoptada ayer no ha satisfecho a las ONG´s y grupos independientes que han denunciado el carácter «sugestivo» y «poco comprometido» del texto firmado. «El Foro ha demostrado la convergencia de ideas y el éxito de algunas acciones, y creemos que éste ha sido el mayor logro, pero la declaración se ha quedado corta», señaló Ger Bergkamp, jefe de la Unión Mundial de Conservación de la Naturaleza (IUCN).