Greenpeace denuncia la «contaminación silenciosa» provocada por la industria del cloro

Ocho de las nueve fábricas de cloro que hay en España utilizan una tecnología obsoleta muy contaminante
Por EROSKI Consumer 30 de octubre de 2008

El informe «La industria del cloro: contaminación silenciosa», elaborado por Greenpeace, evidencia la grave contaminación, «aparentemente invisible», que genera este sector industrial y cuyos efectos tóxicos permanecen a lo largo de los años deteriorando lentamente la salud de las personas y el medio ambiente.

«Este sector contamina para producir un producto altamente contaminante como es el cloro, cuyo uso, a día de hoy, no está justificado, ya que existen elementos y técnicas para sustituirlo sin perjudicar a la población y al medio natural», denuncia la organización ecologista, que ha realizado muestreos de agua y sedimentos en los alrededores de las nueve plantas productoras de cloro que operan en España.

«Hemos decidido analizar la industria productora de cloro porque es un sector representativo del país, y donde opera un reducido número de empresas provocando niveles muy altos de contaminación que persisten a lo largo de los años», explica Sara del Río, responsable de la campaña de contaminación de Greenpeace.

«Celdas de mercurio»

El estudio, el primero de estas características realizado en España, refleja que ocho de esas plantas utilizan una tecnología obsoleta, denominada «de celdas de mercurio», una técnica muy contaminante que libera al medio ambiente grandes cantidades de elementos tóxicos, por lo que ha sido abandonada por la mayoría de países, hasta el punto que las fábricas españolas representan el 20% de las que utilizan esta técnica en Europa, según Greenpeace.

Los ecologistas afirman que tres de las industrias analizadas vierten directamente a ríos, en Monzón, Sabiñánigo y Flix, mientras que las restantes lo hacen a través de emisarios submarinos, que son los casos de Hernani, Torrelavega, Palos de la Frontera, Lourizán, Vila-Seca y Martorell. En la mayoría de los vertidos se han detectado metales pesados, como mercurio, cadmio y otros contaminantes característicos de esta industria, tales como cloruro de vinilo, dicloroetileno o cloroformo.

Connivencia de los poderes públicos

Aunque las recomendaciones europeas y de convenios internacionales piden acabar con la tecnología de «celdas de mercurio» antes del año 2010, el Gobierno español ha firmado un acuerdo con la industria que le permite seguir utilizando esta tecnología hasta el año 2020, sin tener que emplear las Mejores Técnicas Disponibles (MTD), que establece la Directiva Europea de Prevención y Control Integrado de la Contaminación, critica Greenpeace.

«Lo más preocupante es que estas industrias cuentan con el beneplácito de los poderes públicos para seguir contaminando libremente y han demostrado abiertamente su intención de no invertir en las técnicas más limpias existentes y de incluso sortear, si fuera necesario, la legislación que limita sus emisiones», asegura Juan López de Uralde, responsable de la organización.

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