Oceana denuncia actividades de pesca ilegal y problemas para controlar a los barcos

Las empresas que se dedican a la pesca pirata enarbolan "pabellones de conveniencia" y operan principalmente desde bases en Sudáfrica, Namibia y Uruguay
Por EROSKI Consumer 21 de agosto de 2008

Oceana ha denunciado que pesqueros gallegos practican la pesca ilegal y, además, existe una conexión con el narcotráfico. La organización ecologista señala que la semana pasada fue detenido el propietario de una empresa pesquera gallega acusado de ser miembro de una banda de traficantes de droga que introducían la misma en barcos pesqueros y en contenedores con pescado congelado.

«Mafia Gallega» es el sobrenombre con el que se conoce a un grupo de empresas pesqueras que se dedican a la pesca pirata, entre otras cosas. «Tuvieron sus inicios en Galicia, pero hoy operan principalmente desde bases en Sudáfrica, Namibia y Uruguay. Sus pesqueros enarbolan ‘pabellones de conveniencia’ o los de los países desde donde trabajan», explica Oceana.

Oceana afirma que en varias ocasiones ha señalado con el dedo tanto a la compañía de José Nogueira, Sabarigo Mar, como a su pesquero «Cibeles», por la utilización de bandera de conveniencia y por su presunta implicación en pesca ilegal. La primera vez que lo hizo fue en 2004.

Nogueira es el armador del «Cibeles» y el «Banzare», actualmente bajo pabellón uruguayo. «Estos pesqueros representan una grave preocupación para las autoridades pesqueras de Uruguay, porque sus licencias de pesca han caducado y uno de ellos, el ‘Banzare’, se encuentra llevando a cabo su tercer viaje al puerto de Durban, en Sudáfrica, para transbordar pescado. El segundo de estos barcos, el ‘Cibeles’, ha sido arrestado en Montevideo», asegura la organización conservacionista.

Falta de controles

Oceana denuncia, además, que los pesqueros y los contenedores con pescado congelado «son cada vez más utilizados para el tráfico de drogas, ya que los controles sobre los mismos son difíciles de llevar a cabo y en algunos casos resultan virtualmente inexistentes en la práctica, como ocurre en el puerto de Vigo, donde hay solamente seis inspectores».

En diciembre de 2005, la ONG publicó un informe sobre la pesca «extremadamente destructiva» de tiburones de profundidad. En este trabajo se señalaba al «Cibeles» como uno de los pesqueros involucrados.

Este barco, en un principio de bandera inglesa, representa «un excelente ejemplo del fracaso de la política pesquera de la Unión Europea (UE)», indica Oceana. «El ‘Cibeles’, desde hace años con propiedad y gestión españolas, enarboló durante mucho tiempo su pabellón británico para poder aprovecharse de las cuotas de pesca correspondientes al Reino Unido en el Atlántico nororiental. Esa dualidad ha planteado problemas para controlar las actividades del barco. En 2008 finalmente abandonó la flota europea, pero en vez de ser desguazado, fue reabanderado en Uruguay para implicarse inmediatamente en actividades ilegales», detalla la ONG.

Actualmente, el «Cibeles» todavía dispone de una licencia para pescar en aguas internacionales del Atlántico, entregada por la Comisión para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT, por sus siglas en inglés), una autorización «concedida bajo pabellón británico y erróneamente mantenida».

Según Oceana, «los gobiernos deben dejar de hablar de la lucha contra la pesca ilegal, y empezar a combatirla de forma eficaz de una vez por todas». Considera que todos los barcos pertenecientes a empresas que se hayan visto implicadas en operaciones de pesca pirata «deben ser incorporados en las ‘listas negras’ de las Organizaciones Regionales de Pesca y de la UE, y deben ser desguazados».

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