Las pequeñas e inofensivas hormigas pueden convertirse en una auténtica pesadilla cuando alcanzan el nivel de plaga. Cada uno de sus nidos puede albergar millones de individuos, y por su tamaño son capaces de introducirse en cualquier resquicio. En España, varias especies podrían causar problemas importantes. Por ello, diversos grupos de investigadores trabajan para conocer mejor estas plagas y ponerles freno. En cualquier caso, diversos consejos pueden ser útiles para combatir esta invasión si llega a los hogares.
Origen de las plagas
Según ANECPLA, la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas, en los dos últimos años se está observando una mayor incidencia de plagas de hormigas. Con las temperaturas más suaves en invierno y un adelanto de la primavera, los animales prolongan su ciclo de reproducción, lo que conlleva mayor capacidad de multiplicación y, por tanto, un aumento de su capacidad invasiva.
Casas, hospitales, cocinas grandes o invernaderos conforman un inesperado microclima que explicaría los casos de plagas durante los meses más fríos
Asimismo, hay otra especie que podría dar problemas en el futuro en nuestro país: Lasius neglectus, la pequeña hormiga de jardín que se ha extendido rápidamente por Asia y Europa. Fue descrita como especie por vez primera en 1990, en Hungría, donde se descubrió que había infestado un barrio entero de Budapest. Desde entonces, se ha detectado en localidades de toda Europa, habitualmente en parques y jardines, donde elimina a las especies autóctonas y se acaba introduciendo en las casas. Lasius neglectus se halla a menudo en zonas donde se ha modificado el entorno, como en urbanizaciones en las que se ha cortado la vegetación arbustiva pero se han mantenido los árboles.
Investigaciones
Una red de centros de investigación europeos, entre ellos la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), ha realizado el primer estudio integrado sobre la especie Lasius neglectus y su comportamiento, morfología, genética, reconocimiento químico y carga parasitaria. Lo que se conoce de esta hormiga “explica por qué algunas especies pueden ser tan buenas invasoras” dicen los investigadores de la UAB. “Y nos avisa de que, de las más de 12.500 especies de hormigas que se conocen, bastantes más nos pueden dar dolores de cabeza si no se toman medidas apropiadas”.
Cuando se reconocen como iguales, las hormigas cooperan y no luchan entre ellas
En el año 2002, investigadores de la Universidad de Lausanne (Suiza) identificaron una supercolonia de hormigas argentinas, con millones de nidos y millones de individuos genéticamente iguales, que se extendía a lo largo de 6.000 kilómetros de costa mediterránea y atlántica. En este caso, la homogeneidad genética también se explica porque todas esas hormigas procedían del mismo grupo, que hacia 1920 debió entrar en Europa, procedente de algún lugar de Argentina.
En Europa, sólo hay otro grupo de hormigas argentinas que difiere genéticamente y que forma una segunda colonia, que en el año 2002 sólo se localizaba en Cataluña. Actualmente se ha extendido a más zonas de España. Xavier Espadaler detalla que “en España y en las calles de ciudades como Barcelona se encuentran las dos supercolonias. Entre ellas luchan a muerte. Nadie ha controlado la expansión”.
Al desplazar a las hormigas autóctonas, que dispersan las semillas de numerosas plantas, acaban afectando a la propia supervivencia de las plantas
Algo que también preocupa a los especialistas es que se han hallado rasgos biológicos “proclives a la invasión” en la hormiga de jardín turca, una especie cercana a Lasius neglectus y que hasta ahora era totalmente inofensiva. Esto implica, dicen desde la UAB, “que el transporte involuntario que hacemos los humanos en el tráfico internacional y en el comercio lleva indefectiblemente al transporte de especies hacia hábitats nuevos”, lo que perturba el equilibro del ecosistema “favoreciendo la transición de especies introducidas a plagas que pueden ser devastadoras”.
Como plaga, las hormigas invasoras pueden causar efectos en la flora y la fauna locales. Al desplazar a las hormigas autóctonas, que dispersan las semillas de numerosas plantas, acaban afectando a la propia supervivencia de las plantas. En Sudáfrica se ha visto cómo la introducción de la hormiga argentina ha producido por esa razón la extinción de muchas variedades locales de plantas. Y en California se ha visto que el declive de algunos lagartos que se alimentan de, entre otras cosas, hormigas autóctonas, está relacionado con la llegada de la hormiga argentina invasora.
Cómo luchar contra las plagas de hormigas
Una plaga en el hogar puede ser no sólo una molestia constante sino un posible riesgo sanitario si las hormigas se pasean constantemente por los alimentos. ¿Cómo luchar contra ellas? Y ¿cómo hacerlo de forma más o menos ecológica?
Algunos especialistas consultados aconsejan, como primer paso, intentar saber de qué especie de hormiga se trata, ya que cada una tiene puntos débiles por donde atacar. En la página web hormigas.org hay imágenes de la mayoría de hormigas que pueden causar problemas.
Conviene averiguar de qué especie de hormiga se trata, ya que cada una tiene puntos débiles
Respecto al insecticida, en el mercado hay algunas formulaciones ecológicas, en forma de crema, totalmente inodoras y no tóxicas para los animales domésticos, que permiten controlar mejor la cantidad aplicada en pequeños rincones sin tener que pasar por la consabida vaporización de aquellos en forma de spray.
No obstante, aun siendo efectivos, los insecticidas no hacen milagros y controlar el foco puede pasar por aplicaciones repetidas en diversos lugares. También hay repelentes naturales. Tanto el amoniaco como el vinagre son repelentes, pero su efectividad es breve: la mejor baza de estos productos es que son unos excelentes desengrasantes y limpiando con ellos se eliminan otros olores atractivos para las hormigas, pero no evitaran su paso. Hay repelentes basados en plantas, pero su efectividad también es limitada. Por ejemplo, algunas personas esparcen hojas de poleo menta, tanaceto y menta sobre las superficies para evitar que las hormigas pasen. Hojas de laurel, clavos de olor o pimienta espolvoreada son usados también como antihormigas. No obstante, si la situación es de plaga, las hormigas hallarán la forma de pasar, si no por ahí, por otro lado, cinco centímetros más arriba o más abajo.
Si la plaga es especialmente molesta y el consumidor decide contactar con una empresa antiplagas, es importante que se asegure que la compañía esté acreditada para el uso de biocidas, que use productos registrados por el Ministerio de Sanidad y que emita un certificado que garantice la efectividad del tratamiento.