Zonas de Bajas Emisiones: el peatón gana sitio en las ciudades en detrimento del coche

Solo el 13,4% de los 149 municipios de más de 50.000 habitantes cuenta, por ahora, con una Zona de Bajas Emisiones. Madrid en 2018 y Barcelona en 2022, las pioneras
Por Sonia Recio 3 de enero de 2023
zonas bajas emisiones
Imagen: Benjamin Voros
Desde este año, las poblaciones españolas de más de 50.000 habitantes o con niveles altos de emisiones deben restringir el acceso al tráfico rodado en sus núcleos urbanos. El objetivo es reducir la contaminación ambiental de las ciudades. Analizamos las claves de la nueva normativa.

Zonas de Bajas Emisiones en las ciudades: requisitos

La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, en vigor desde 2021, conduce a España a la neutralidad climática. Vinculada a los fondos europeos para la recuperación, está en consonancia con las aspiraciones medioambientales de la Unión Europea: lograr la supresión total de los gases de efecto invernadero en 2050. A partir de 2035, la venta de vehículos propulsados por un motor de combustión (gasolina o diésel) no será posible, incluidos los híbridos. Una década más tarde, la ley prohibirá a esos mismos automóviles circular por calles y carreteras.

Pero esta normativa también tiene consecuencias en el aquí y el ahora. En su artículo 14 establece que, en enero de 2023, deberán delimitarse Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en poblaciones peninsulares e insulares que cumplan algunos de estos dos criterios:

  • tener más de 50.000 habitantes.
  • superar los niveles de contaminación ambiental exigidos en el Real Decreto 102/2011 de 28 de enero relativo a la calidad del aire, siempre que los censados sean más de 20.000 personas.

La primera condición, la de los 50.000 habitantes, la cumplen todas las capitales de provincia excepto Teruel y Soria (49 en total), junto con otros 98 municipios más. Respecto a las emisiones de CO2, todavía no hay estimaciones oficiales del número de poblaciones afectadas.

Para qué sirven las Zonas de Bajas Emisiones

La campaña europea Clean Cities revela en un reciente informe cómo las ZBE ayudan a reducir los niveles de ozono. Aproximadamente, las concentraciones de dióxido de nitrógeno (NO2) disminuyen en un 20 %. Si se endureciesen las medidas —como es el caso de Londres, donde se impuso la Zona de Ultra Bajas Emisiones (ULEZ) en 2019—, el porcentaje de reducción podría alcanzar el 44 %.

La Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), forma parte de Clean Cities y trabaja en la transformación de la sociedad hacia un modelo más verde, inclusivo y responsable. “Las Zonas de Bajas Emisiones son una medida muy acertada para mejorar la calidad del aire, reducir la contaminación atmosférica, mitigar el cambio climático, favorecer el uso del transporte público, sensibilizar a la ciudadanía y reordenar el espacio urbano devolviendo las calles al ciudadano”, explica Cristina Quílez, responsable de transporte y movilidad de Ecodes. “También son una herramienta que favorece la transformación de las ciudades en espacios más limpios, habitables y saludables, si su implementación se complementa con una intervención urbana transversal”, añade.

Para la portavoz de Ecodes, a fin de que las ZBE contribuyan de manera efectiva a mejorar la calidad del aire en los núcleos urbanos tanto su diseño como su implementación es fundamental. Sin embargo, hay peros. “Es cierto que su impacto se reduce inevitablemente con el tiempo, ya que los vehículos más antiguos/contaminantes son reemplazados. Por ello, las restricciones deben ir aumentando y orientarse hacia Zonas de Cero Emisiones que servirían para garantizar el objetivo de alcanzar ciudades climáticamente neutras, compromiso que siete ciudades españolas han asumido con Europa”, resume Quílez.

¿Cuándo estarán en marcha las ZBE en España?

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Imagen: Carabo_Spain

Según un informe publicado por el diario El País, solo el 13,4 % de los 149 municipios con más de 50.000 habitantes cuenta actualmente con una Zona de Bajas Emisiones en su área metropolitana. Madrid y Barcelona son dos de estas ciudades. La capital fue pionera en España instaurando Madrid Central en 2018, ahora rebautizado como Distrito Centro. Por su parte, la capital catalana instauró la ZBE en enero de 2022, con una extensión de 95 km2.

El calendario marcado por el ejecutivo obliga a los consistorios que cumplan las condiciones anteriormente mencionadas a trazar Zonas de Bajas Emisiones en sus municipios. Sin embargo, la gran mayoría no ha movido ficha.

Desde la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) han pedido una moratoria para implementar las ZBE hasta tener algo más claro cómo hacerlo. Solicitan hasta un año de aplazamiento. Según ha insistido el presidente de la FEMP, Abel Caballero, “es indispensable el Real Decreto por el que se regulan las ZBE, que desarrolle la ley para que los ayuntamientos puedan establecer la correspondiente ordenanza reguladora de estas zonas”.

Los problemas judiciales que tanto Madrid como Barcelona han tenido con sus respectivos tribunales superiores de Justicia, que anularon durante un tiempo la ordenanza municipal que regulaba estas áreas, avala esta espera e inacción a juicio de muchos alcaldes.

En Ecodes no ven motivo para este aplazamiento. “Es cierto que la intromisión judicial generó mucha incertidumbre, y que el ministerio debería de haber aprobado el Real Decreto sobre la regulación de las Zonas de Bajas Emisiones mucho antes (está parado desde abril), pero en nuestra opinión no son motivos suficientes para saber qué hacer, cómo hacerlo y qué se quiere”, insisten. Muchos ayuntamientos ya han recibido dinero para la implementación de Zonas de Bajas Emisiones y, pese a no presentar proyectos concretos, sí han formulado propuestas que directa o indirectamente se relacionan.

Ramón Ledesma, consejero Asesor de PONS Mobility, consultora internacional de movilidad, ve lógica la solicitud de la moratoria. “Resulta especialmente complicado implementar estas ZBE a unos meses de las elecciones. Lo más probable es que se preparen durante el primer semestre del año y comiencen a ver la luz en el segundo semestre”, remarca.

“Creemos que los ayuntamientos son conscientes, pero algunos no lo ven importante o urgente porque sus ciudades dan buenos resultados en los registros de calidad del aire según la normativa actual. Sin embargo, mediciones externas dan resultados diferentes sobre estos niveles e indican que la calidad del aire es mala o incluso muy mala en determinados casos, momentos y lugares. Por eso es importante una nueva directiva de calidad del aire, que les obligue a asumir la realidad y su responsabilidad como representantes de la ciudadanía”, resume Quílez.

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