La sexualidad es más que tamaños, tiempos y frecuencias. Con un poco de experiencia, uno descubre que las relaciones sexuales y el placer tienen más que ver con las emociones, porque el sexo nos pone contentos, dicen los expertos. También tienen que ver con lo que cuerpo permita. Pero las dudas sexuales persisten, y llegan en tropel a los gabinetes de sexólogos. Dos expertas desvelan cuáles son las más frecuentes: eso que le pasa «a su mejor amigo/a» en la cama y otros enigmas amatorios que no siempre se atreve a preguntar.
1. Mi amiga no llega al orgasmo
«La mitad de las preguntas sexuales que hacen las mujeres están relacionadas con la dificultad para llegar al orgasmo», reconoce María Hernando, sexóloga
¿Sabe que mi amiga…? A día de hoy el orgasmo femenino todavía es un tabú (entre amigas o no). Y lo mismo pasa con la masturbación. Según María Hernando, sexóloga y terapeuta del gabinete sexológico Plátano Melón, «la mitad de las preguntas sexuales que hacen las mujeres están relacionadas con la dificultad para llegar al orgasmo«.
Muchas de estas personas lo consiguen con facilidad masturbándose a solas pero, cuando están en la cama con sus parejas, no sucede. «El orgasmo es complejo porque creemos que es algo que ocurre entre las piernas, cuando lo cierto es que tiene lugar entre las orejas: el órgano de placer por excelencia no es otro que el cerebro«, matiza Hernández.
La clave está en estimular las 8.000 terminaciones nerviosas del clítoris y por todos sus extremos. «Si estimula la zona G o el ano, en realidad, está estimulando también el clítoris», incide la sexóloga.
Si aún tiene dudas, Cristina Corbella, sexóloga y psicóloga de la Federación Española de Sociedades de Sexología, aclara que «todas las personas son sexuadas y pueden sentir placer; llegar al orgasmo consiste en reunir las condiciones para una interesante y apasionante aventura de exploración y conocimiento».
2. ¿El tamaño del pene influye en el placer?
La respuesta es no. «Hay una diferencia fundamental entre la sensibilidad del pene y la de la vagina: mientras que todo el pene es sensible, hay zonas del interior de la vagina más sensibles que otras; y la mayor concentración de terminaciones de placer se reúne en la parte más exterior», afirma Corbella. Aclarado: la longitud del pene no aporta o resta placer a una mujer.
3. Pero, ¿mi pene es pequeño?
La preocupación sobre los centímetros que mide el pene es casi milenaria. De hecho, el órgano del cuerpo más buscado en Google es el pene y la gran mayoría de búsquedas son masculinas y se centran en sus dimensiones: cómo hacerlo más grande o qué tamaño es «normal».
«Es absurdo centrarse en el tamaño del pene teniendo en cuenta que tanto el clítoris como el punto G se encuentran a pocos centímetros de la entrada de la vagina», dice Hernando. El consejo es, por tanto, explorar el propio cuerpo y aprender a aceptarse.
4. ¿Los abuelos tienen vida sexual?
Si cree que ellos ya no disfrutan de las artes amatorias, nada más lejos de la realidad. Según un estudio publicado en ‘The Journal of Sexual Medicine’, un 37 % de las mujeres mayores de 65 años y un 62 % de los hombres de esa edad mantienen una vida amatoria activa.
5. ¿Por qué el sexo me pone contento?
El sexo nos hace sentir mejor y nos pone felices. «El deseo erótico tiene mucho de química, ya que entran en acción hormonas y neurotransmisores como la testosterona y la serotonina que, además, están relacionados con el placer y la felicidad», comenta la bioquímica y sexóloga Natalia Urteaga, de la Asociación Estatal de Profesionales de la Sexología.
Además, tiene beneficios para la salud, ya que previene el envejecimiento prematuro, mantiene en forma el corazón y hasta hay estudios que afirman que las relaciones sexuales frecuentes mejoran la piel y fortalecen el sistema inmune. La regla para disfrutar a tope, apuntan los expertos, es cuanto más, mejor. Una vida sexual activa mejora las relaciones de pareja y aumenta su autoestima.
6. ¿Qué le pasará a mi cuerpo si sigo sin tener sexo?
«No tener sexo durante un largo periodo de tiempo hace que perdamos ese chute extra de energía y sus beneficios mentales y físicos. Así que es probable que nos sintamos algo más decaídos y apáticos», dice Hernando. Además, el sexo, cuando nos acostumbramos a no mantener relaciones sexuales, cuesta despertar el deseo ya que estamos desentrenados. Para recuperarlo, entrene su fantasía.
7. ¿Por qué desaparece el deseo?
Hay un dicho: el sexo es como montar en bicicleta, que nunca se olvida. Pero en realidad la frecuencia de las relaciones amatorias puede influir en nuestro nivel de destreza en la cama y hasta en el deseo; tanto para bien, como para mal.
En el inicio de toda relación, la mezcla de dopamina, serotonina, adrenalina y vasopresina -un buen cóctel de hormonas- nos hace sentir enamorados y capaces de todo. Con el tiempo, el efecto de las hormonas disminuye y las ganas locas se disipan. Y esto parece que es más común en las mujeres que en los hombres, según un estudio publicado en ‘Sexual and Relationship Therapy’. Es aquí donde nos queda jugar, innovar y probar cosas nuevas.
8. ¿Y a menos sexo, menos ganas?
Si el deseo crece con la cantidad de relaciones sexuales, también puede ocurrir lo contario. En otras palabras, tras un tiempo sin disfrutar del placer amatorio, el cuerpo puede acostumbrarse a no tenerlas e, incluso, es posible que se muestre reticente. La respuesta tiene que ver con su cabeza: si hace mucho que no tenemos relaciones sexuales, al pensar en ello aumenta la sensación de miedo y ansiedad.
9. ¿Por qué la primera vez da tanto miedo?
Según el Instituto de la Juventud (Injuve), el 60 % de los adolescentes ha tenido al menos una experiencia sexual con penetración antes de los 16 años. Pero el miedo de la primera vez existe. Y, además, es normal, teniendo en cuenta que lo desconocido puede causar temor.
Lo importante de la primera vez es que la relación sea consensuada y consentida. Y será más fácil al escoger a alguien de confianza y saber que si quiere parar, puede hacerlo. Y relájese: no será perfecto. Y eso es una buena noticia; en el sexo, como en todo, cuanta más práctica e información se tiene, más se disfruta.
10. ¿Qué diferencia hay entre los penes de carne y los penes de sangre?
Lo crea o no, esta es una pregunta frecuente en los consultorios. Y aunque para cada hombre su pene puede sea único, a ojos del sexólogo existen dos variedades. Los expertos hablan de los penes de carne y los penes de sangre. «Los primeros son aquellos que no cambian notablemente su tamaño cuando pasan de un estado de reposo a un estado erecto», aclara Hernando. Por otro lado, «los penes de sangre son aquellos que son bastante pequeños en estado de reposo, pero que aumentan considerablemente su tamaño cuando se excitan», concluye.
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