El nuevo brote de Ébola en Congo ha infectado ya a más de cien personas

Sin vacuna conocida, el único tratamiento posible es aislar a los afectados
Por EROSKI Consumer 10 de marzo de 2003

En 1976 apareció el primer brote de Ébola en África. Desde entonces, un millar de personas ha fallecido -según la Organización Mundial de la Salud (OMS)- a consecuencia de esta infección incurable, que provoca rápidamente la muerte al 95% de sus víctimas sin dejar tiempo a que el virus se extienda demasiado. Desde principios de este mismo año, un nuevo brote de la enfermedad ha acabado con 81 personas en la región oeste de Cuvette -situada a 800 kilómetros al norte de la capital de la República del Congo, Brazzavile- y hay más de cien infectados, según datos de un panel de expertos de la OMS.

El origen del brote está en el consumo de carne de mono infectada, que supone la base alimentaria de los habitantes del lugar. Los especialistas de la OMS han confirmado, tras analizar las muestras sanguíneas, que las muertes -72 en el distrito de Kelle y 9 en Mbomo, 800 kilómetros más al norte- se deben realmente a esta enfermedad.

El virus de la fiebre del Ébola se confirmó en las muestras efectuadas en los cadáveres de primates no humanos hallados en los alrededores de los bosques, donde los gorilas, los chimpancés y los monos mueren por centenares, provocando una auténtica catástrofe ecológica en el África Central, asegura Joseph Mboussa, funcionario de alto rango del gobierno del Congo. Igualmente, los fallecidos presentaban los síntomas característicos de la fiebre hemorrágica del Ébola: dolores abdominales, de cabeza, fiebre alta, violentas hemorragias internas y úlceras. «Las pruebas de laboratorio confirman que el Ébola es la causa de las muertes», señaló Naciones Unidas.

Como explica el Ministerio de Sanidad congoleño, la rápida transmisión de la enfermedad -que se puede manifestar entre los 4 y los 21 días posteriores a la infección- a través de la saliva, el sudor, la sangre, los vómitos y el contacto directo con una persona infectada, ha provocado que «se hayan restringido los desplazamientos humanos sin autorización, las competiciones deportivas y los actos culturales para evitar que se disperse el virus». Pero, a pesar de estas prevenciones, la gente ha empezado a huir de sus hogares a medida que los brotes han ido aumentando.

Con esta situación y ante la gravedad de los hechos, las autoridades locales han pedido ayuda internacional para erradicar esta epidemia, que ha dejado a la zona en estado de cuarentena. Juan Pablo Horcajada, médico especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, sostiene que la ayuda debe consistir en aportar «infraestructuras hospitalarias en condiciones adecuadas. Además de material médico desechable, vestuario y, por supuesto, la colaboración de técnicos, expertos y epidemiólogos para, en el mejor de los casos, y dependiendo de los medios prestados, se pueda acabar con el virus en África Central» en el menor tiempo posible.

Las organizaciones donantes de fondos, entre las que figura la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Unión Europea (UE), han anunciado ya su intención de colaborar con el Gobierno congoleño para combatir la epidemia junto a los dos antropólogos médicos y el epidemiólogo de la OMS que ya están sobre el terreno.

Estas organizaciones han acordado con el Ministerio congoleño de Sanidad un plan de emergencia para garantizar una correcta coordinación de la movilización social, el cuidado de los enfermos, la vigilancia epidemiológica y las medidas necesarias de saneamiento e higiene.

Plan de emergencia

El epidemiólogo del departamento técnico de Médicos Sin Fronteras (MSF), Josep María Escribá, explica a este respecto que resulta fundamental elaborar un buen plan de emergencia «para cortar la cadena de transmisión del virus por medio del contacto entre personas». Para ello, afirma este especialista, «es importante hacer investigaciones sobre el terreno, explicar y educar a las autoridades y a las comunidades de la zona sobre los pasos que se van a seguir». «Esto provoca -continúa Escribá- un grave conflicto con los familiares de los fallecidos, puesto que éstos quieren llevárselos y no pueden hacerlo, ya que toda persona que ha sufrido la enfermedad debe ser enterrada o incinerada lo antes posible para evitar nuevos brotes». De igual forma, cualquier persona que presumiblemente haya estado en contacto con el virus del Ébola «debe estar aislada y estrictamente vigilada para observar su evolución, puesto que puede estar en peligro de desarrollar la enfermedad»; por ello, en estos casos también se requiere la ayuda de las autoridades.

A su vez, se dan otra serie de problemas entre los parientes. «Se acusan de contagiarse el virus y esto provoca agresiones físicas entre ellos y también ataques a las enfermeras», añade. Los familiares de las víctimas se han negado a que la Organización Mundial de la Salud y el Ministerio de Salud extrajeran sangre de sus familiares finados.

En un principio, al ser una enfermedad estigmatizada con unos índices de mortalidad de entre el 50 y el 95%, «su estudio provoca mucho miedo. Además, resulta complicado su diagnóstico, puesto que para realizarlo hay que hacer pruebas muy arriesgadas, como tomar muestras de sangre, análisis microbiológicos o exámenes de laboratorio, que elevan las posibilidades de contagio», comenta el epidemiólogo de Médicos Sin Fronteras.

También el reservorio y el origen de la fiebre hemorrágica del Ébola es un enigma, puesto que existen varias hipótesis sobre los portadores del virus que infecta al hombre. Entre ellos, «encontramos pequeños roedores, plantas que podrían infectar a algunos invertebrados y murciélagos salvajes. Pero las teorías más sólidas se centran en los primates. Sin embargo, todavía no existe una vacuna eficaz para su tratamiento», concluye Josep Maria Escribá.

Síntomas

La sintomatología de la fiebre hemorrágica del Ébola se empieza a manifestar en el enfermo entre los 4 y 16 días posteriores al contagio. Antes de que el organismo pueda defenderse, las personas presentan fiebre alta, escalofríos, dolores musculares y de cabeza junto a la pérdida del apetito. La evolución progresiva de la enfermedad evoluciona con síntomas como vómitos, diarrea, dolores abdominales, de garganta y de pecho. La sangre no coagula y los pacientes pueden sufrir hemorragias internas.

Los índices de mortalidad a causa de la infección por el virus Ébola – subtipo Sudán- es del 50% y por virus Ébola -subtipo Zaire- del 90%. Mientras tanto, el virus Ébola -tipo Restón- no ha producido daños en los humanos. Lo mismo sucede con el subtipo denominado Ivory Coast o Tai, que tan sólo afectó, en 1994, a una persona que sobrevivió a la infección.

En la actualidad no existen tratamientos preventivos ni vacunas disponibles, sólo un tratamiento paliativo de soporte basado en la rehidratación adecuada a través de medidas apropiadas en los centros de salud.

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