Así afecta el frío del invierno a nuestras dolencias de espalda

Durante los meses más fríos del año, muchas personas experimentan un aumento del dolor de espalda, sobre todo en la zona lumbar
Por Sonia Recio 31 de enero de 2025
dolor de espalda aumenta en invierno
Las bajas temperaturas invernales incrementan el riesgo de sufrir dolor de espalda, especialmente en la zona lumbar. Según la Sociedad Española de Columna Vertebral (GEER), este fenómeno tiene una explicación médica: el frío provoca la contracción de los músculos y ligamentos, lo que aumenta la rigidez en las articulaciones de la columna vertebral y puede intensificar estas molestias. Ancianos, trabajadores al aire libre y personas sedentarias son los más afectados. Desde la GEER ofrecen consejos prácticos para cuidar la columna y reducir el riesgo de padecer estos dolores.

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Dolor de espalda, una dolencia muy común

El dolor de espalda es una de las afecciones más frecuentes: prácticamente todas las personas sufrirán, al menos, un episodio a lo largo de su vida. Esta dolencia también constituye una de las principales causas de absentismo laboral.

Los síntomas del dolor de espalda pueden variar, siendo desde molestias musculares hasta intensas sensaciones de ardor o punzadas agudas. En ocasiones, el dolor irradia hacia las piernas y empeora con movimientos cotidianos como agacharse, girarse, levantar peso, permanecer de pie o caminar.

Tipos de dolor de espalda

Existen tres categorías principales de dolor de espalda, clasificadas según la región de la columna vertebral afectada:

  • Lumbalgia. Es la dolencia más habitual. Se localiza en la parte baja de la espalda, desde la base de las costillas hasta el inicio del muslo. Su frecuencia aumenta con la edad: padecen lumbalgia más de la mitad de las personas mayores de 65 años.
  • Dorsalgia. Afecta a la parte media de la espalda, ubicada entre el cuello y las costillas flotantes.
  • Cervicalgia. Se presenta en la región cervical. Aunque esta dolencia es menos frecuente, resulta muy incómoda.

Además, el dolor de espalda puede clasificarse según su duración como agudo —aparece de forma repentina y tiene una duración inferior a seis semanas— y crónico, cuando se prolonga durante más de tres meses. 

Por qué se produce el dolor de espalda

Este problema de salud puede tener orígenes diversos. Entre las principales están los trastornos estructurales de la columna, como la artritis y las hernias discales.

También influyen ciertos factores mecánicos, como una postura incorrecta, movimientos inadecuados y la falta de ejercicio. Levantar objetos pesados de manera inapropiada, mantener posturas inadecuadas o sufrir lesiones puede empeorar el problema.

osteoporosis lumbalgia
Imagen: Towfiqu barbhuiya

Por otro lado, existen condiciones médicas que pueden estar relacionadas con este dolor, como la osteoporosis, infecciones o tumores en la columna vertebral. La edad, el sobrepeso, el sedentarismo y el estrés son otros condicionantes que favorecen su aparición y empeoramiento.

El frío afecta al dolor de espalda

Enero, febrero y marzo son los meses más fríos en España, y la caída de temperaturas propias de esta época puede aumentar los dolores de espalda, especialmente en la zona lumbar. El frío provoca la contracción de músculos y ligamentos, lo que incrementa la rigidez de las articulaciones de la columna, según la Sociedad Española de Columna Vertebral. Esta tensión adicional ejerce presión sobre los discos intervertebrales y las facetas articulares, elevando el riesgo de sufrir dolor lumbar o lumbago. 

Además, el frío puede aumentar la sensibilidad del sistema nervioso al dolor. En condiciones de frío extremo, la disminución del flujo sanguíneo hacia los músculos y tejidos también contribuye a la aparición de molestias”, explica el doctor Rafael Llombart, vocal de la Sociedad Española de Columna Vertebral y especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología en la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

¿Quiénes son más propensos a sufrir dolor de espalda?

El dolor de espalda es más frecuente en ciertos grupos. Las personas mayores son especialmente vulnerables, ya que los procesos degenerativos, como la artrosis, se agravan con el frío. Los trabajadores al aire libre también corren el riesgo de sufrir contracturas musculares debido a la exposición prolongada al frío sin la protección adecuada.

Además, las personas sedentarias, con un nivel bajo de actividad física, tienden a tener una musculatura de soporte más débil. Durante los meses fríos, muchas personas tienden a reducir su actividad física, motivadas por la falta de ganas de salir al aire libre. Como aclara Llombart, «este sedentarismo contribuye a la pérdida de fuerza muscular y flexibilidad, factores clave para mantener una columna sana. Cuando dejamos de movernos, los músculos que soportan la columna se debilitan, y las articulaciones pierden lubricación natural, lo que aumenta la rigidez y el riesgo de sufrir dolor».

¿Cómo evitar el dolor de espalda en invierno?

Aunque no podemos controlar el frío, sí podemos cuidar nuestra espalda para mitigar sus efectos. «Con hábitos saludables y medidas preventivas, es posible minimizar el impacto del frío en nuestra salud lumbar. Mantenernos activos y proteger nuestro cuerpo son claves para disfrutar de los meses invernales sin dolor», destaca el doctor Llombart.

ejercicios para mayores en casa
Imagen: andreswd / iStock

Asimismo, los especialistas de la Sociedad Española de Columna Vertebral comparten cinco sencillos consejos que podemos seguir para cuidar nuestra columna y reducir el riesgo de dolor lumbar:

🔹 Mantener una rutina de ejercicio

Dedicar al menos 30 minutos al día a actividades que fortalezcan la espalda, como caminar, practicar yoga o realizar ejercicios específicos de estiramiento.

🔹 Abrigarse bien

Usar ropa térmica y abrigada, especialmente en actividades al aire libre o si trabajas en un entorno frío, para evitar la contracción muscular causada por el frío.

🔹 Evitar el sedentarismo

Si trabajas desde casa o en una oficina, realiza pausas activas cada cierto tiempo para evitar la rigidez muscular. 

🔹 Aplicar calor localizado

Utiliza mantas térmicas o parches de calor en la zona lumbar para relajar los músculos y aliviar la tensión. 

🔹 Consultar a un especialista

Si el dolor persiste o es recurrente, es importante consultar a un médico o fisioterapeuta para realizar una evaluación de la columna.

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