La legionela: preguntas y respuestas

Nuevos brotes de legionela en España alertan a las autoridades sanitarias que exigen el cumplimiento de la ley en las instalaciones con riesgo de dispersión de la bacteria
Por Núria Llavina Rubio 30 de julio de 2012
Img legionela spa list
Imagen: Everjean

En los últimos días se han detectado casi medio centenar de casos de legionelosis en dos regiones de España: Móstoles (Madrid) y Calpe (Alicante). Estos se suman a los registrados entre enero y febrero también en Calpe y que causaron la muerte a tres turistas británicos. Ante este repunte, de nuevo las autoridades sanitarias exigen a los propietarios y usuarios de instalaciones con riesgo de dispersión de legionela el cumplimiento de la legislación vigente. Y las dudas surgen entre los ciudadanos: ¿cuáles son sus síntomas?, ¿es contagiosa?, etc. Estas y otras cuestiones de interés relacionadas con la prevención, la sintomatología, el tratamiento y las secuelas de la infección provocada por la bacteria “Legionella pneumophila” se detallan en este artículo.

¿Qué es la legionelosis?

La legionelosis es una enfermedad bacteriana de origen ambiental, causada por la «Legionella pneumophila». Suele tener dos presentaciones clínicas: la forma neumónica o «enfermedad del legionario», infección pulmonar caracterizada por neumonía con fiebre alta; y la forma no neumónica, conocida como «fiebre de Pontiac», más leve y que se muestra con fiebre aguda. En general, cuando se habla de legionelosis, se hace referencia a la primera, puesto que es la que requiere un tratamiento más específico y la que puede producir mayores complicaciones.

¿Cómo es el microorganismo que causa la legionelosis?

Las bacterias que provocan la legionelosis pertenecen a la familia «Legionellaceae», que incluye 48 especies y más de 70 serogrupos. Casi la mitad de estas especies están implicadas en enfermedades humanas. La «L. pneumophila» es la responsable de cerca del 90% de las legionelosis.

¿De dónde proviene la bacteria?

Por norma general, estas bacterias están en medios acuáticos naturales como ríos, lagos, embalses o aguas termales. Aunque en estos lugares no son peligrosas, de ahí pueden colonizar los sistemas de abastecimiento de agua de las ciudades, multiplicarse y convertirse en perjudiciales.

¿Cómo se produce el contagio por legionela?

El contagio se produce a través de torres de refrigeración u otras instalaciones que contengan agua templada (entre 20ºC y 45ºC), donde es muy posible que las bacterias se multipliquen, ya que su temperatura óptima de crecimiento es de 35ºC a 37ºC. Otra de las condiciones idóneas para que la legionela se desarrolle y multiplique es el inmovilización del agua y la acumulación de nutrientes (biopelículas, óxidos de hierro, precipitados o lodos).

La infección por legionela no es transmisible, no se contagia entre personas
La bacteria suele introducirse en los pulmones al respirar el vaho mientras se ducha o al entrar en contacto con el agua, por inhalación de aerosoles en duchas, spas, jacuzzis, humidificadores de hospitales y fuentes ornamentales.

Los aerosoles son pequeñas gotas que pueden generarse al pulverizar el agua o insuflar burbujas de aire a través del agua. Estas partículas tienen mayor riesgo de infección porque acceden de forma más fácil y a mayor profundidad en las vías respiratorias. Las personas se pueden exponer a estos aerosoles en casa, lugares de trabajo, hospitales y lugares públicos. La bacteria es vulnerable a dosis altas de cloro. El soporte férrico influye en su crecimiento, por lo que son más frecuentes en las tuberías de hierro de agua y en las alcachofas de las duchas realizadas en este metal.

¿Cuáles son los factores de riesgo para la infección de Legionela?

Los factores de riesgo más comunes son el tabaquismo y la enfermedad pulmonar crónica, ya que en estas personas los mecanismos de protección para evitar la aspiración de aerosoles están deteriorados. También tienen mayor riesgo las personas inmunodeprimidas, como quienes han sufrido un trasplante, cáncer, enfermedades renales que requieren diálisis, los diabéticos y los personas con el VIH y aquellos que toman fármacos corticosteroides.

¿Cuáles son los síntomas de la legionelosis?

El periodo de incubación de la legionelosis es de ocho a diez días. Pasado este tiempo, surgen los primeros síntomas: tos, fiebre y dificultad respiratoria. Durante varias jornadas, el paciente puede sentirse cansado y débil y la mayor parte de quienes están ingresados en el hospital desarrollan fiebre alta, con frecuencia superior a los 39,5°C. La tos puede ser el primer signo de una infección pulmonar y puede ser tan intensa como para producir secreciones. También son habituales síntomas gastrointestinales como diarrea (el más habitual), náuseas, vómitos y malestar abdominal. Otras señales comunes son dolor de cabeza, muscular y de tórax y dificultad para respirar.

La legionelosis, ¿es contagiosa?

La legionelosis no es contagiosa, por lo que no se requieren precauciones especiales. No se transmite de persona a persona y no hay pruebas de infección de la enfermedad en los aires acondicionados de los coches o en las unidades de aire acondicionado domésticas. Se difunde a través del agua potable, no mediante personas infectadas. En el caso de poblaciones especiales, como mujeres embarazadas, no hay peligro.

¿Cómo se trata la infección por legionela?

El tratamiento de la legionelosis se basa en la administración de antibióticos. La enfermedad de Pontiac no requiere un tratamiento específico.

¿Cuál es el pronóstico de la legionelosis?

Si al paciente se le trata con los antibióticos apropiados en el momento adecuado (justo después de la aparición de los síntomas), el resultado suele ser exitoso. No obstante, los enfermos con problemas en el sistema inmunitario (como las personas trasplantadas o con alguna enfermedad crónica) o quienes han iniciado el tratamiento con demora, entre otros factores, pueden requerir una hospitalización prolongada, sufrir más complicaciones o, hasta, fallecer.

Incluso después de salir del hospital, muchos pacientes experimentan fatiga, pérdida de energía y dificultad para concentrarse durante varios meses después. En un estudio a largo plazo sobre 122 supervivientes en los Países Bajos (de 2002 y publicado en la revista ‘Clin Infect Dis’), tras 17 meses después de haber recibido el alta hospitalaria, los afectados aún tenían síntomas de fatiga, neurológicos y neuromusculares. No obstante, las secuelas graves no suelen ser frecuentes y la mayoría de los pacientes se recuperan después de un año.

¿Son frecuentes las recidivas de la enfermedad?

Es muy extraño volver a contraer la enfermedad y, de hecho, se cree que hay cierta inmunidad después de que el paciente sufra una infección. Debido a que el factor de riesgo más común es el consumo de cigarrillos, se recomienda al paciente que ha contraído la enfermedad del legionario (como cualquier otro tipo de neumonía) dejar de fumar.

Evitar nuevos brotes de legionelosis

Tras los brotes de legionela detectados recientemente en Móstoles (Madrid) y en Calpe (Alicante), la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA) ha exigido a los propietarios y usuarios de instalaciones con riesgo de dispersión de legionela el cumplimiento de la legislación vigente. Asimismo, han reclamado el incremento de medidas cautelares en aquellos emplazamientos que reúnen las condiciones óptimas para la propagación de la bacteria de la legionelosis durante este verano.

Las medidas preventivas van encaminadas a frenar todas aquellas condiciones que favorecen la colonización, multiplicación y dispersión de la bacteria: temperaturas adecuadas para su crecimiento, estancamiento del agua, acumulación de sustratos o de productos que sirven de alimento para la bacteria y limpieza y desinfección de las fuentes ambientales contaminantes.

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