La publicidad de productos milagro es un riesgo y un fraude hacia los consumidores, según un estudio

La legislación actual prohíbe la mención de la finalidad sanitaria de estos artículos pero no su venta
Por EROSKI Consumer 5 de junio de 2003

La mayor presencia publicitaria de los productos milagro constituye un riesgo y un fraude hacia los consumidores cada vez «más preocupante». Esta es la conclusión principal de un informe de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC) que será presentado hoy en Bilbao durante el Simposio sobre Publicidad y Pseudociencia, organizado por la Sociedad Española de Dermatología Basada en la Evidencia.

«La utilidad de estos productos son un fraude desde el punto de vista tanto económico como sanitario», afirma Alejandro Perales, presidente de la AUC. «En esta ocasión, nos hemos centrado en los productos destinados al tratamiento de la alopecia debido a la agresividad de la publicidad en este ámbito», apunta.

El problema, según Perales, es que mientras los medicamentos se encuentran estrictamente regulados, pasando unos controles sanitarios y reglada la publicidad, este tipo de productos, que pueden ser desde talismanes hasta artículos medicinales, pretenden tener una finalidad sanitaria y a la hora de controlarlos se encuentran en «tierra de nadie».

El Real decreto 1907/1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria no prohíbe directamente la comercialización de este tipo de productos, sino que se limita a prohibir la mención de dicha finalidad en su argumento publicitario y promocional, y además no existe una definición clara de los mismos, recuerda Perales.

Testimonios de expertos

El informe de la AUC se centra en los productos contra la calvicie. La principal característica de la publicidad de estos artículos es que no se presenta como tal, en ocasiones aparece en formato de entrevistas o artículos de prensa. Cuenta además con alegaciones no probadas, recurriendo a testimonios de expertos -algo prohibido por el Real Decreto- y de usuarios. También se recurre a la venta en farmacias, presentándose como omnipotentes y polivalentes, según el informe.

«El riesgo mayor de estos productos no suele estar en sus efectos, porque generalmente son inocuos, sino en que aleja a los ciudadanos de los profesionales y de los productos que realmente pueden ser eficaces para su problema», advierte Perales, quien solicita una legislación más clara y una mayor defensa de los consumidores.

El doctor Urbá González, experto de la Sociedad Española de Dermatología Basada en la Evidencia, señala que «el usuario de la sanidad y el médico necesitan una información cierta; se requiere una actitud crítica fundamentada en pruebas científicas». «Los consumidores deben desconfiar de cualquier sustancia que tiene sólo beneficios, porque todo tratamiento debe tener, además de un beneficio, un perjuicio», agregó.

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