Abuso de antibióticos y enfermedades reemergentes

Enfermedades aparentemente controladas aumentan en número y virulencia como consecuencia del uso irracional de antibióticos
Por Jordi Montaner 29 de noviembre de 2007

Con datos en la mano, la mayoría de las agencias internacionales de Salud, incluida la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a la resistencia que las bacterias han adquirido a la acción de los antibióticos como un tema prioritario de salud y la principal causa de la aparición de enfermedades reemergentes.

Las emergentes son aquellas enfermedades de origen infeccioso cuya incidencia en humanos se ha incrementado en las dos últimas décadas o amenaza con aumentar en los próximos años, mientras que las reemergentes son patologías cuya incidencia estaba disminuyendo en las últimas décadas y se creían controladas, dormidas o en retroceso, pero que, por diversas circunstancias, tanto su frecuencia como morbimortalidad están aumentando en forma de brotes.

El mal uso de los antibióticos, la creciente circulación internacional de viajeros, las migraciones y una mala planificación de las actividades preventivas han provocado que en los últimos años tanto en España como en otros países occidentales se haya detectado un aumento en este tipo de patologías.

Morir de fama

«Los antimicrobianos van a morir de fama», denuncia Manuel Gómez García (Madrid), coordinador del grupo de trabajo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, semFYC, habida cuenta de que la mitad de la población española consume antibióticos en patologías en las que no están indicadas, bajo la falsa creencia de que se trata de fármacos buenos, caros y polivalentes. El uso indiscriminado o erróneo de un antibiótico, concreta Gómez García, provoca que las bacterias ‘aprendan la lección’ y adquieran defensas genéticas frente a futuros encuentros, un fenómeno conocido como resistencia antibiótica.

El uso erróneo de antibióticos provoca que las bacterias ‘aprendan la lección’ y adquieran defensas genéticas frente a futuros encuentros

«A pesar de los calendarios vacunales existentes, las nuevas realidades sociales obligan a plantearse estrategias distintas para combatir las enfermedades reemergentes», advierte el especialista. Algunas vacunas han dejado de ser barrera infranqueable para la propagación de determinadas enfermedades. En los últimos tiempos se ha revelado la aparición de enfermedades provocadas, de forma directa o indirecta, por diversas especies de bacterias que han adquirido resistencias a diversas familias enteras de antibióticos, coincidiendo con una elevada prevalencia y mayor gravedad de los cuadros.

Reconoce Gómez García que el 85% de los antibióticos utilizados en el ámbito extrahospitalario se ‘malemplean’ para tratar infecciones respiratorias, que en un 75% resultan de etiología vírica. «Las infecciones respiratorias, meningitis, infecciones urinarias, enfermedades de transmisión sexual, diarreas infecciosas o infecciones nosocomiales son las patologías más frecuentes en las que se hace un uso erróneo del antibiótico», explica.

Tuberculosis

Una de las enfermedades reemergentes que más preocupa a los expertos en salud pública es la tuberculosis. Sin embargo, datos de una investigación sobre tuberculosis llevada a cabo recientemente en Barcelona ponen de relieve una caída paralela de casos de tuberculosis y SIDA como consecuencia de haber planificado bien la prevención a escala local. Ya en el periodo de 1991 a 1997 los epidemiólogos denunciaron un exceso de más de 2.000 casos de tuberculosis en esta ciudad en relación a lo previsto, y advirtieron que la mayoría de los casos eran atribuibles a una co-infección con VIH.

Entre 2000 y 2003, el exceso detectado de tuberculosis bajó a 600 casos, la mayoría imputables al flujo migratorio. Gómez asegura que los médicos de familia, desde el ámbito de atención primaria, pueden trabajar de forma eficaz en la detección precoz de casos, teniendo en cuenta de que muchos pacientes pueden haber tenido contacto con el patógeno ‘Mycobacterium tuberculosis’ sin saberlo.

«Resulta esencial una notificación inmediata de posibles casos a los servicios de salud pública, así como fortalecer la educación sanitaria de los pacientes; tanto ellos como sus parejas o contactos deben entender la importancia de las revisiones y del cumplimiento de los tratamientos asignados». Gómez García también calificó como fundamental la intervención de agentes de salud para que «actúen como mediadores culturales y como traductores con la población inmigrante, y que sean capaces de trasmitir esta información».

EE.UU. TOMA MEDIDAS

Img pollos1En EE.UU., la proliferación de resistencias antimicrobianas como consecuencia del empleo indiscriminado de estos fármacos en el ámbito de la salud animal ha llevado a la Agencia Federal de la Alimentación y los Medicamentos (FDA) a prohibir el uso de dos antibióticos muy empleados por los ganaderos en aves de corral. La Agencia sostiene que por lo menos un 70% de todo el arsenal antibiótico disponible para la clínica humana se está empleando ‘sin ton ni son’ en la ganadería, y no precisamente para tratar infecciones, sino bajo la ingenua pretensión de prevenir que los animales enfermen.

El riesgo de resistencias antibióticas se dispara entonces precisamente entre los gérmenes que pasan de los animales al hombre, como la salmonela. La FDA tomó su decisión a la vista de un estudio clínico que evidenció cómo un 17,6% de los pacientes humanos tratados con los antibióticos proscritos en las aves habían fracasado con el tratamiento en 1999, mientras que sólo cinco años antes la tasa de fracaso no superaba el 1%.

VIGILANCIA EPIDEMIOLÓGICA

La vigilancia epidemiológica que se lleva a cabo en España ha permitido identificar también un brote de rubéola (enfermedad vírica) en la Comunidad de Madrid. Destacan asimismo los brotes de sarampión detectados en Almería, la Rioja, Madrid, Cataluña, Canarias y la Comunidad Valenciana, el incremento de parotiditis en de todo el país y la proliferación de casos de meningitis C en adultos (mayores de 20 años), o el aumento de casos de hepatitis A en adolescentes y viajeros, así como un alarmante repunte de las enfermedades de transmisión sexual y otras patologías importadas (se notificaron 433 casos de paludismo en España durante el 2005).

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