El mal de Chagas, una enfermedad olvidada y desconocida por las autoridades sanitarias europeas, supone hoy en día un problema para la salud pública en muchos países, entre los que destaca España. Con casi 50.000 portadores en nuestro país, el reto actual es controlar la vía de transmisión entre la madre y el feto. Para ello, el primer paso es un diagnóstico sencillo y certero. Científicos de todo el mundo trabajan de forma conjunta para generar protocolos de actuación. En este artículo se describen las distintas fases de la enfermedad de Chagas, cómo evitar la transmisión madre-hijo y cuáles son los tratamientos disponibles.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que el número de personas infectadas por el mal de Chagas en España es cada vez mayor, a pesar de no ser una zona endémica para la enfermedad. España es, dentro de la Unión Europea, uno de los países con mayor número de afectados: entre 40.000 y 65.000 personas. La creciente cifra de casos se debe a la ola migratoria de Latinoamérica, donde es una dolencia habitual en algunas regiones.
La enfermedad de Chagas, hasta ahora poco conocida en la UE, está causada por el parásito «Trypanosoma cruzi». Con más de diez millones de infectados en el mundo, la tripanosomiasis americana mata cada año a 12.500 personas y genera otros 42.000 nuevos casos. La forma más común de transmisión es a través de las heces de diferentes especies de chinches que viven en las grietas de las casas hechas con adobe y paja, frecuentes en las zonas rurales y los barrios pobres de Latinoamérica. Estos parásitos no se encuentran en España por lo que, en nuestro país, las vías más comunes de transmisión son la transfusión de sangre, el trasplante de órganos y la transmisión madre-hijo.
Mal de Chagas: fases y síntomas
La enfermedad de Chagas tiene varias etapas. En la primera, la fase aguda, no suelen manifestarse síntomas o estos son variados y poco específicos. Luego comienza una fase crónica silenciosa, durante la cual el parásito se replica en el organismo.
Sin el tratamiento adecuado, entre un 5% y 10% de los pacientes pueden sufrir complicaciones fatales
Entre 10 y 30 años después, aproximadamente uno de cada tres pacientes desarrolla alteraciones cardiacas y uno de cada diez, desórdenes gastrointestinales. Hay casos combinados en que se sufren ambos tipos de problemas y una pequeña proporción padece trastornos neurológicos.
Los síntomas frecuentes de la afección cardiaca incluyen palpitaciones, dificultad respiratoria, desmayos, dolor en el pecho y, en ciertos casos, muerte súbita. Cuando se dan desórdenes digestivos, la dificultad en la deglución y el estreñimiento son signos habituales.
El diagnóstico no es complicado. Sin embargo, la principal dificultad es que, a menudo, no se sospecha la dolencia, ya que muchas de las manifestaciones del mal de Chagas se asemejan a las de otras patologías. Si no se aplica el tratamiento adecuado, se estima que entre un 5% y 10% de los pacientes pueden tener complicaciones fatales.
Reto en la enfermedad de Chagas: evitar la transmisión madre-hijo
Desde hace unos años, España lleva a cabo un protocolo de control del riesgo de contagio del mal de Chagas por donación de sangre y trasplante de órganos. No obstante, el reto que aún hay es lograr controlar la transmisión madre-hijo. En este sentido, es importante hacer pruebas de cribado a todas las gestantes procedentes de zonas endémicas y, en caso de dar positivo, estar atentos al diagnóstico de los recién nacidos así como al resto de sus hijos.
Comunidades como Cataluña y Valencia ya aplican un protocolo de control en la transmisión vertical (de madre a hijo) del mal de Chagas. Sin embargo, los expertos insisten en que es de vital importancia que se extienda al resto de las comunidades autónomas.
En fechas recientes, se ha publicado un estudio sobre la transmisión de la enfermedad de madre a hijo. En el trabajo, científicos de la Red de Investigación de Enfermedades Tropicales, en coordinación con el Instituto de Parasitología y Biomedicina López-Neyra de Granada, señalan que si se utiliza una técnica de biología molecular, denominada PCR (Polymerase Chain Reaction), es posible identificar mujeres que poseen un riesgo elevado de transmitir el parásito a sus hijos. Además, realizaron un seguimiento durante cinco años a mujeres latinoamericanas embarazadas e infectadas que no tenían síntomas y determinaron que un 13,8% transmitía el parásito a sus hijos.
Los autores explican que hay ciertos anticuerpos que se encuentran en mayor concentración en personas infectadas, aparte de si poseen síntomas o no, con respecto a los individuos sanos. La detección de estos anticuerpos, además de ser una herramienta útil para el diagnóstico, permite realizar un seguimiento de los pacientes para determinar si el tratamiento está siendo beneficioso.
En la actualidad, se utilizan dos fármacos para tratar la enfermedad de Chagas benznidazol y nifurtimox), aunque están contraindicados durante el embarazo y en casos de fallo renal o hepático. Su efectividad es menor cuando se administran en adultos, pero cuando se usan en el tratamiento precoz de niños y jóvenes, se obtiene una alta tasa de curación, que alcanza el 100% en recién nacidos.
En el año 1998, la OMS se propuso como meta eliminar la transmisión del mal de Chagas para el año 2010, aunque esto no se ha producido entre otras cosas, por una falta de inversión económica.