Recomiendan que la siesta no supere la media hora para que tenga un efecto reparador

Existen ciertos hábitos en la sociedad que están llevando a un envejecimiento poco saludable
Por EROSKI Consumer 26 de junio de 2002

Algunos cambios en el estilo de vida de los occidentales van a condicionar negativamente «nuestra forma de envejecer, enfermar y morir», aseguró ayer Pedro Iturrioz, médico de la Unidad Docente de Medicina Comunitaria y de Familia de Guipúzcoa, quien abogó por estrategias que reconduzcan estos hábitos, entre ellas la de recuperar la siesta.

«En Alemania están recomendando los 20 minutos reparadores, porque está demostrado fisiológicamente el beneficio de la siesta; al hacer la digestión hay una gran cantidad de sangre que llega al estómago para favorecer el proceso y, por tanto, el cerebro se queda con menos sangre. Esto provoca cierta somnolencia, una bajada de los reflejos, y ya hay empresas donde se ha instaurado la siesta para personas que tienen que trabajar al 100%».

Los estudios científicos que avalan la bondad de la siesta «no hacen sino confirmar algo que está en la lógica y que es de sentido común. Ahora bien la siesta no debe superar los 20-30 minutos para que tenga un efecto realmente reparador», señaló Iturrioz durante los cursos de verano que organiza la Universidad del País vasco.

Envejecer con salud

El sedentarismo asociado a la pasividad que requieren la televisión y el ordenador, el creciente impacto de la obesidad en la población infantil, así como el relativo abandono de la dieta mediterránea en favor de la comida basura acrecientan, en su opinión, una propensión a un envejecimiento poco saludable.

En este sentido, ejemplificó la pérdida de calidad de vida en «el estrés ligado a la necesidad de llegar a todo; se come de pie, se come comida basura en cajas de cartón, y una dieta tan reconocida como la mediterránea se está arrinconando por la moda de comer chips, hamburguesas, etcétera, que tienen un componente muy importante en grasas saturadas».

Los tres factores que, a su juicio, hay que modificar para preparar una vejez saludable son la dieta, la actividad física y la eliminación del tabaco, «el enemigo número uno». La recuperación de una alimentación basada en legumbres, frutas y verduras, y la promoción de la actividad, arrumbando el sedentarismo, son fundamentales.

«No se trata tanto de hacer ejercicio físico, -que tiene una connotación de sufrimiento-, en nuestro tiempo libre, como de diseñar estrategias para tener actividad saludable incluso durante el tiempo laboral. Una persona no puede estar ocho horas sentada ante un ordenador. Ir andando una vez a la semana al trabajo, subir dos veces a casa sin utilizar el ascensor o los paseos son estrategias muy saludables», apuntó Iturrioz.

Para que la actividad física tenga beneficios cardiovasculares hay que practicarla tres veces a la semana y con una intensidad que no supere el 80% de la frecuencia cardiaca máxima -este factor se obtiene de restar a 220 los años de edad-.

En el caso de las personas mayores, la recomendación es caminar. «Un paseo a paso ligero es muy saludable. Hay que racionalizar esta actividad y ser consciente de que se va a recorrer una distancia determinada y a un ritmo equis. Los beneficios para la persona son incuestionables».

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