Síndrome de la cara vacía: qué es, cómo superarlo y ayudar a otros a afrontarlo

Ir sin mascarilla cuando estamos con otras personas puede generar cierto malestar psicológico, pero no se considera un trastorno ni una enfermedad mental
Por María Huidobro González 24 de febrero de 2022
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Ya podemos ir de nuevo todos por la calle sin mascarilla en nuestro rostro y los escolares también pueden jugar en la hora del recreo sin este sistema de protección contra la covid-19. Sin embargo, hay quienes todavía se resisten a quitársela si no hay aglomeraciones. Y serán muchos más aunque decaiga la obligatoriedad de llevarla en espacios interiores, como ya plantean hacerlo en los colegios desde la Asociación Española de Pediatría (AEP). En bastantes casos, esto no solo ocurre por miedo al contagio o a contagiar a otros. Este temor tiene nombre, y como tal, también formas de superarlos. Te contamos cómo saber si padeces el llamado síndrome de la cara vacía y cómo puedes hacerle frente y ayudar a que tus hijos y mayores también lo hagan.

Qué es el síndrome de la cara vacía

Muchas personas ya lo experimentaron antes del verano de 2021, cuando se levantó la obligatoriedad de llevar la mascarilla en los espacios abiertos. Y ahora, tras poco más de un mes con ella otra vez en exteriores para hacer frente a ómicron, la historia se repite y de nuevo el síndrome de la cara vacía vuelve a la palestra.

No se considera un trastorno ni una enfermedad mental, pero ir sin mascarilla cuando estamos con otras personas puede generarnos cierto malestar psicológico. “Se hace más rápido la propuesta de cambio que el tiempo que los seres humanos somos capaces de digerir y asimilar estas cosas. Y a muchas personas, por sus características cognitivas, les resulta más difícil asimilar y digerir y se somatiza en problemas emocionales”, explica la psicóloga Bárbara Tovar, autora del libro ‘Mi mundo en calma’, cuando le preguntamos sobre este síndrome.

¿Por qué ocurre?

Esos problemas pueden deberse al hábito y la costumbre, y no revisten mayor gravedad. Somos animales de costumbres. Por eso, al llevar todos los días la mascarilla, muchas personas pueden sentirse más incómodas, expuestas o ‘desnudas’ cuando se la quitan. “Es un malestar normal, más conectado al sentimiento de desnudez, vulnerabilidad, fragilidad y vergüenza”, comenta la experta del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid.

En este sentido, el síndrome de la cara vacía es parecido al síndrome de la cabaña. Al salir de esa “zona de confort”, volver a acostumbrarnos a lo anterior nos cuesta trabajo y hay veces que surge cierta resistencia a no hacerlo.

Pero ¿cuándo se convierte en un problema? “Cuando esa resistencia está descontextualizada, hay una relativa normalidad en los hábitos, pero sigues sintiendo gran dificultad para retomar tu vida cotidiana, no te reacostumbras, no consigues rehabituarte… detrás de ese síndrome hay un problema más serio que se está enmascarando”, asegura Tovar. Y nos podemos dar cuenta de ello, porque “no se manifiesta de manera aislada”, sino que estará presente en personas con problemas de integración social, de relaciones interpersonales, de baja autoestima, de inseguridad personal…

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Imagen: Kobby Mendez

➡️ En los adolescentes

Confrontar sus relaciones sociales con sus iguales sin esa barrera, a veces, genera resistencia y vértigo en los adolescentes. ¿Por qué? Normalmente detrás de esta conducta hay “fobia social, inseguridad, baja autoestima, ansiedad de evaluación, inseguridad, miedo a ser juzgados, ser vistos…” La mascarilla ha provocado en ellos el maskné y más problemas de piel, la pubertad ha hecho aparecer el vello en la cara de los chavales, algunos empiezan a usar brackets… Y con la mascarilla todo esto lo habían escondido.

➡️ En los adultos

Puede que, como pasa con los jóvenes, haya personas que han utilizado la mascarilla como barrera social ante ciertas dificultades de timidez o por estética (para ocultar defectos, granos). Y es que usar mascarilla nos hace parecer más atractivos, como lo corrobora esta investigación de la Universidad de Pensilvania (EE. UU.). Pero, sobre todo, el síndrome de la cara vacía afecta a personas con rasgos hipocondriacos y de comportamiento obsesivo, que son más rígidas en sus hábitos y aprendizajes. “Hay personas que no solo se resisten a quitarse la armadura frente a la covid-19, sino que les genera ansiedad. No acaban de asimilar y de sentirse seguros”, indica la psicóloga.

➡️ En los niños

Al igual que los adultos, los niños también pueden sufrir ansiedad, hipocondría y miedo ante la retirada de la mascarilla. Y en esta reacción, es muy importante la figura de los progenitores, de cómo han llevado la pandemia. “Si los hijos han visto en sus padres polarización hacia la preocupación, el miedo, la precaución… en hechos, pero también en conversaciones, actitudes no verbales… que les han transmitido inseguridad y miedo, es posible que, por aprendizaje vicario, aprendan también a ver en la mascarilla ese elemento de protección y les costará dejarlo ir, soltarlo”, sostiene Bárbara Tovar.

Síntomas: cómo saber si padeces este síndrome

La respuesta fisiológica del síndrome de la cara vacía es la misma que la de cualquier conducta de ansiedad. Cuando no quererse quitar la mascarilla esconde un miedo desproporcionado o irracional al contagio, a la exposición física, a que se te vea un defecto… la sintomatología sería:

  • presión en el pecho.
  • dificultad para respirar.
  • taquicardia.
  • tensión muscular.
  • incomodidad.
  • rehuir la mirada (por tema estético).
  • evitar ciertos lugares o limitar tu exposición social por hipocondría.

Estrategias para superarlo

No es lo mismo que estemos ante un problema de rehabituarnos a estar sin mascarilla a que nos limite a hacer una vida con cierta normalidad y seguridad. Las maneras de intervenir ante el síndrome de la cara vacía son distintas. Según la especialista consultada:

  • si nos sentimos raros, inquietos y vulnerables, pero es una sensación moderada que se lleva con tranquilidad, el consejo es normalizar, darse tiempo e ir exponiéndose de forma gradual para ir acostumbrándose y eliminar esa ligera incomodidad. Empieza por lo más fácil (exteriores sin apenas gente) y ve subiendo la dificultad. Te ayudará ver los beneficios de quitarse la mascarilla: menos calor, no se te empañan las gafas, te ayuda en la socialización…
  • si nuestra preocupación es desmedida, obsesiva, repetitiva y afecta a nuestra vida cotidiana, es recomendable recurrir a un psicólogo. El profesional nos explicará “cómo trabajar el trastorno de origen y hacer exposiciones progresivas a esas situaciones con técnicas de relajación que nos ayuden a habitar a esos lugares de una manera más cómoda e ir así conquistando el terreno que has perdido hasta llegar a la normalización”.
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Imagen: Pavel Danilyuk

Cuando se permita por ley quitarnos la mascarilla en interiores, algo que ya se plantea proponer con los menos vulnerables a la covid-19 (niños), es muy probable que los cuadros de ansiedad por el síndrome de la cara vacía sean más generalizados. Las recomendaciones de los expertos son las mismas, pero ¿cómo prepararnos? “Intentamos buscar tanta certidumbre y seguridad en la forma en la que vivimos que nos cuesta mucho trabajo manejar la incertidumbre. Y para algunos esa incertidumbre se convierte en un porcentaje elevadísimo, aunque a nivel científico sea muy pequeña. Para ellos es un mundo dificilísimo de gestionar y navegar. Pero en la vida hay muchas incertidumbres y hay que aprender a torearlas”, sostiene la psicóloga.

Cómo ayudar a otros a afrontarlo

✅ Personas mayores

La población más vulnerable ante la covid-19 también se resiste a quitarse la mascarilla al aire libre. Muchas personas mayores, incluso, apenas salen de casa ni han normalizado su vida. Por lo general, este colectivo es menos flexible a nivel cognitivo y le cuesta asimilar los cambios. Pero también nuestros mayores deben ir conquistando espacios. ¿Cómo?

Según recomienda Tovar, sus hijos y cuidadores deben exponerles de manera progresiva sin mascarilla en exteriores. Para ello hay que buscar lugares al aire libre, pero cada vez más normalizados. Al principio se debe ser muy precavido e ir poco a poco con paciencia para que se vayan acostumbrando. “Y es importante que les escuchen a la hora de buscar personas con las que quitársela, a modo de grupo burbuja, para luego ir ampliándolo”, propone.

✅ Niños y adolescentes

“Si nuestros hijos están manifestando ansiedad de forma aislada por la mascarilla, como padres es importante la conexión con ellos”, apunta la experta, quien da dos pautas para lograrlo:

  • Observa a tus hijos para entender qué momento emocional están pasando. “Esto nos dará las claves para poder interpretar adecuadamente si el problema existe. A veces ocurre que no nos enteramos, porque, por ejemplo, en la adolescencia se encargan de disimular ante nosotros. Pero si estamos muy observantes y pendientes, no nos pasará desapercibido”, señala la psicóloga.
  • Mantén conversaciones profundas con tus hijos. Para ello, antes debe haber comunicación, “porque si no la hay, es difícil dejarse influir en sus miedos e inseguridades”, manifiesta Tovar. ¿Cómo conversar? Primero habrá que tener conservaciones por temas ligeros y siempre se mantendrán “desde la escucha, sin juicios, intentado sintonizar con sus intereses, trabajando desde la aceptación del adolescente y favoreciendo entornos de armonía para que haya esa comunicación”, aconseja.
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