Entrevista

«En una época de tanta incertidumbre es lógico que tendamos a la obsesión”

Sergio García Soriano, psicólogo clínico y sanitario
Por Nacho Meneses 11 de abril de 2020
Sergio Garcia psicologo coronavirus

Lavarse las manos; desinfectar productos, utensilios y superficies; descalzarse, quitarse la ropa al entrar en casa y echarla a lavar; fregar el suelo; usar guantes y mascarillas (si las podemos encontrar); mantener la distancia de seguridad… La expansión del coronavirus ha transformado de forma radical las costumbres y hábitos sociales e higiénicos de nuestra sociedad, y hacemos lo posible para adaptarnos a cada una de las recomendaciones que nos llegan de las autoridades civiles y sanitarias. Medidas que pueden llegar a abrumarnos: limpia, desinfecta, lava y vuelta a empezar. ¿Es posible llegar a obsesionarse con ellas? ¿Pueden provocarnos algún tipo de trastorno? Sergio García Soriano, psicólogo clínico y sanitario, resuelve a continuación estas y otras dudas sobre los efectos de la cuarentena en nuestro bienestar emocional.

¿Corremos el riesgo de obsesionarnos con tantas medidas de limpieza para prevenir el coronavirus?  

, por supuesto. En una época de incertidumbre respecto al trabajo y al futuro, y con unas prescripciones severas hacia nuestra higiene para salvar el mundo, es lógico que tendamos a la obsesión y nos preguntemos ¿cuántas veces me he lavado las manos?, ¿realmente era necesario? o ¿lo he hecho más por un pensamiento ansiógeno que por una lógica de riesgo o de higiene? Las obsesiones vienen a tapar otro tipo de preguntas que la persona no puede responder.  

¿Podríamos desarrollar un trastorno obsesivo compulsivo (TOC)? 

Podría descubrirse un TOC en personas que tienen una predisposición a ello, cuando la sociedad actual del coronavirus se lo refuerza y le aparece. Pero, en líneas generales, estos tiempos solo generan una tendencia en el sujeto; nunca crean un trastorno en sí mismo. A uno el confinamiento le provoca lo que ya tenía dentro. Si soy una persona relajada, tranquila, hogareña y feliz, lavarme las manos 20 veces al día y revisar los pomos de las puertas con agua jabonosa no me causará un TOC, sino que me producirá cierta irritación y ofuscación. Un trastorno psicológico no lo desarrolla cualquiera: debe haber una predeterminación del aparato psíquico. Además, las situaciones de crisis pueden agravar la sintomatología, pero también reducirla. Para algunos TOC, puede ser un balón de oxígeno no tener que salir a la calle, a un mundo exterior que está repleto de suciedad y de nuevos virus (según su punto de vista).

¿Qué síntomas pueden indicarnos que nos estamos preocupando en exceso? 

Sabemos que nos estamos pasando cuando afecta a nuestra convivencia diaria, cuando interrumpe mi concentración o mi actividad: sestoy viendo una película y tengo que irme a lavar las manos; estoy haciendo el amor y necesito que las persianas estén de una manera determinada; o no puedo continuar hablando por teléfono si no compruebo que en mi armario todo está colocado. Ese exceso, esa interrupción de la cotidianidad sería una señal de alarma. 

Si llega a sucedernos, ¿qué podemos hacer? 

Acudir a un especialista para ver cuál es el origen y aprender a tolerar la incertidumbre. El problema en sí no es el orden que quiero imponer a mi casa, sino que ese síntoma me está diciendo que hay algo en mi vida que requiere otro orden y otro pensamiento, y que yo desplazo a mi armario, a mi higiene sistemática… con una intensidad que no corresponde. 

Tanto coronavirus en la televisión, en los periódicos… ¿Qué podemos hacer para no obsesionarnos con ello? 

Primero, aceptar que es imposible quitárnoslo [de encima] por completo, ya que nos mantiene confinados y en alerta por una crisis sanitaria internacional. En segundo lugar, no sobreinformarme; consultar los medios de comunicación de manera breve y sin sensacionalismos un par de veces al día, buscando el lado bueno de los datos que me ofrecen. Y finalmente, hacer el esfuerzo de distraerme con videollamadas, con los vecinos por el balcón o con actividades que me satisfagan.  

¿Es importante salir a la ventana cada día, hablar con la familia o los vecinos? 

. Si me siento solo, el malestar irá progresivamente en aumento, por lo que sería bueno compartir nuestros sentimientos (sin excesos) a modo de ventilación emocional. Por otro lado, aplaudir a la misma hora genera un sentimiento de pertenencia a un grupo donde me reconozco a través de un gesto positivo como es el reconocimiento a los sanitarios, las cajeras, los conductores… 

En esta situación que vivimos, y ante la perspectiva de otras tantas semanas adicionales, ¿es normal sentirse angustiado o deprimido? 

Es normal tener incertidumbre hacia el futuro y que llegue cierta cuota de angustia o de tristeza a nuestra psiquis o mente. La inteligencia es la capacidad de tolerar la angustia, por lo que es un buen momento para ello. Pero reitero, si debutan en nosotros síntomas más severos de una depresión, no ha sido por el confinamiento, sino porque esa depresión estaba larvada y apareció porque este momento social actuó de disparadero, pero nunca de productor. Tiene lógica, puesto que para el deprimido el trabajo cumple una función sanitaria, y cuando va a trabajar y deja el abrigo en la entrada, también cuelga sus síntomas. En su mundo laboral se siente útil, y este va a ser un factor protector para su salud emocional. 

¿Es más difícil mantenerse positivo según van pasando semanas y semanas de cuarentena? 

Sí, nuestros nervios se van tensando si vemos que la curva de muertos y contagios cae y no podemos salir. Ahora todos entendemos que es necesario un comportamiento de responsabilidad por una cuestión de salud pública, pero una vez que pasen varios días y mejoren los datos, habrá cansancio por parte de muchas personas y puede que se den conductas antisociales, saltándose las normas. 

¿Podría recomendar hábitos o rutinas que nos ayuden a mantener el bienestar psicológico? 

El bienestar psicológico está relacionado con las rutinas. Busca durante el día actividades que te mantengan activo y donde te sientas satisfecho. Si haces ejercicio físico siempre a la misma hora; si cocinas, pintas, lees o ves películas, mantén un horario. Si decides ejercitar el aburrimiento, también no en cualquier momento sino acotándolo. Nuestro cerebro ve seguridad en la rutina, y por lo tanto mejora nuestra autoestima. También sería necesario vestirse como si fuésemos a salir de casa. Se ha descubierto que la vitamina D es buena para nuestro sistema inmune, por lo que conviene que tomemos el sol 15 minutos al lado de la ventana todos los días. Los ritmos circadianos también influyen en nuestro estado de ánimo. Ofrécete a la comunidad virtual, pregúntate qué sabes hacer y hazlo. Además, puedes aprovechar para recuperar amistades o familia con la que tenías menos trato. Y, por último, tendríamos que pensar diferente sobre nuestra situación de confinamiento: no estamos encerrados, sino que estamos en casa a salvo y salvando vidas. Si soy capaz de considerarlo como un retiro del mundanal ruido, podré encontrar el mecanismo del autodescubrimiento y quizás pueda modificar alguno de mis hábitos.

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