La vida deportiva de los atletas profesionales se ha bifurcado durante las últimas décadas hacia las sesiones de entrenamiento de mañana y tarde. Realizar ejercicio físico a primeras horas del día ha sido una de las prácticas más extendidas entre los amantes del deporte de todo el mundo. Pero quizás este hábito social tan arraigado tenga que variar en un futuro próximo. Según un estudio realizado por la Universidad de Brunel, en Middlesex (Gran Bretaña), y publicado por la prestigiosa revista «British Journal of Sports Medicine», los atletas que se ejercitan por las mañanas son más propensas a padecer diferentes tipos de infecciones y resfriados. Además, son potencialmente más vulnerables a los efectos nocivos de una amplia gama de bacterias que acechan el organismo humano.
La investigación, encabezada por el doctor Lygeri Dimitriou, se realizó con 14 nadadores profesionales con una media de edad de 18 años. Después de efectuar numerosas pruebas, los científicos llegaron a la conclusión de que los deportistas de elite que entrenan durante las primeras horas del día tienen mayores niveles de cortisol en el cuerpo, hormona del estrés que estimula la conversión de proteínas en carbohidratos y eleva la concentración del azúcar en la sangre. Esto se traduce en la progresiva paralización del sistema inmunológico del atleta. Asimismo, se ha averiguado que exponerse al ejercicio físico matutino desemboca en la menor producción de inmunoglobulina A, sustancia que protege al organismo de infecciones respiratorias. Los expertos creen que el sistema inmunológico humano tiende a bajar sus defensas a primeras horas de la mañana y precisaron que si a ello se añade una actividad física paralela, éstas «tienden a debilitarse aún más».
Lejos de crear una alarma social, los responsables del estudio quisieron dejar bien claro que los resultados «no son extrapolables al público en general». En este sentido, precisaron que la gente aficionada al deporte que se ejercita por las mañanas no debe dejar de hacerlo; eso sí, aconsejaron que lo «hagan de forma controlada y sin excesos». Sin embargo, los datos obtenidos sí son aplicables a los atletas profesionales, para los que el informe aconseja «adaptar sus horarios de entrenamiento para evitar el riesgo de infecciones y resfriados».
