Investigadores del Centro Nacional de Neurología y Psiquiatría de Japón han descubierto que un pigmento vegetal usado en productos alimenticios puede frenar el desarrollo de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o mal de las «vascas locas».
Según estos expertos, la denominada clorofilina cúprica de sodio, un colorante procedente de la clorofila, consigue detener el crecimiento de los priones anómalos que causan la EEB si se combina con otros pigmentos atípicos. Este hallazgo, afirman, abre una nueva vía para la prevención y el tratamiento de la variante humana del mal, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, causada por consumir carne infectada.
Como la clorofilina cúprica de sodio es de amplio uso en alimentos y medicinas, los científicos no prevén efectos adversos. El siguiente paso que deberán dar estos especialistas será determinar las dosis adecuadas.
El pasado 4 de febrero, el Ministerio de Salud y Trabajo de Japón confirmó el primer caso de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en el país. En concreto se trataba de una persona que había visitado Europa en la década pasada y que falleció en una fecha que no fue desvelada.