Verano: consejos para evitar los problemas de salud más frecuentes

Otitis, deshidratación, conjuntivitis o caries son algunos de los problemas que se multiplican en la época estival
Por Hiedra García, Estusanidad 29 de julio de 2015
Img vacaciones felices
Imagen: Roderick Eime

El sol, el tiempo libre, las comilonas y los días de playa y piscina hacen del verano una de las estaciones favoritas para muchos. Pero hay que tener mucho cuidado, ya que la temporada estival no está libre de riesgos y las prácticas más comunes desencadenan año tras año los mismos problemas de salud tan predecibles como frecuentes. Por tanto, hay que seguir una serie de recomendaciones para disfrutar al máximo de las vacaciones, para que no se conviertan en una pesadilla. En el siguiente artículo se listan los principales problemas de salud del verano y se ofrecen consejos para evitarlos.

Deshidratación

La principal consecuencia de las altas temperaturas no es otra que la falta de hidratación entre la población. La recomendación estrella es potenciar el consumo de agua y distribuirlo de forma equitativa a lo largo del día. Es aconsejable no despegarse de la botella e ir bebiendo a todas horas. En caso de calor extremo, los expertos recomiendan además recurrir a bebidas isotónicas para evitar la pérdida de sales minerales asociada a la sudoración.

Problemas oculares

Las disfunciones oculares y visuales aumentan hasta un 25% durante el verano, según los datos presentados por el Consejo General de Ópticos-Optometristas. Esto es culpa del exceso de exposición solar, que trae consigo un mayor riesgo de padecer cataratas, ceguera temporal y conjuntivitis. Los síntomas más frecuentes y que a menudo no atendemos son picores, ardor, visión borrosa o «sensación de arenilla en el ojo», anotan los profesionales, quienes aportan una serie de recomendaciones.

Los consejos más habituales para cuidar nuestra vista son: la utilización de gafas de sol de calidad y gafas de bucear a la hora del baño, usar una gorra o sombrero que haga las veces de protector solar y no olvidar las lágrimas artificiales, que refrescan y calman las molestias más leves.

Picaduras

Lejos de ser completamente inofensivas, las picaduras de insectos pueden llegar a causar infecciones graves como la anafilaxia, cuya incidencia es hasta tres veces mayor en los niños de entre 0 y 4 años y engloba síntomas que van desde enrojecimiento y picor cutáneo hasta bajadas de tensión y náuseas. Las picaduras de abejas y avispas son las más comunes.

En este sentido, el responsable del Servicio de Pediatría del Hospital General de Villalba, Roi Piñeiro, insta a emplear repelentes a modo preventivo, cuidando en cualquier caso no alcanzar concentraciones superiores al 10% y «evitar su administración en niños menores de dos años».

Intoxicaciones alimentarias

Es una de las consecuencias más peligrosas del verano y, por tanto, hay que tener más cuidado con lo que se come en esta temporada estival. Entre junio y septiembre los cuadros de intoxicaciones alimentarias se multiplican en los pasillos de ambulatorios y hospitales. Las altas temperaturas afectan de forma directa a la salubridad de los alimentos frescos, favoreciendo la aparición de microorganismos que generan infecciones tales como diarreas y salmonelosis.

Patologías bucodentales

El calor constituye el espacio idóneo para las bacterias que campan a sus anchas en nuestra boca, tal y como presentan desde el Consejo General de Dentistas de España. A esta circunstancia se suma que, en verano, resulta frecuente descuidar los hábitos de higiene bucodental, lo que genera un aumento en la incidencia de gingivitis y caries, acompañando además a un incremento de pérdida de piezas dentales. Hay que intentar cepillarse los dientes después de cada comida, incluso en vacaciones, aunque el ritmo de vida sea diferente.

Otitis

El dolor de oídos es otro de los asiduos en la época estival. Según destacan desde el centro auditivo Oi2, el 86% de los españoles padece alguna molestia de este tipo en verano, lo que acaba por acarrear otitis en uno de cada dos ciudadanos. El uso de tapones es fundamental a la hora de prevenir las infecciones auditivas; sin embargo, solo el 10% de los encuestados por este centro los utiliza para bañarse en piscinas. Es fundamental también secarse bien con una toalla tras el chapuzón para evitar la humedad en el oído.

Cistitis e infecciones por hongos

Humedad, calor y aumento de la actividad física suponen una mezcla explosiva para la aparición de infecciones por hongos, que, presentes en entornos acuáticos, vestuarios y aseos públicos, multiplican la incidencia de este tipo de patologías. Evitar caminar descalzo en espacios mojados, secarse bien y prevenir el sudor excesivo son las tres claves que la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc) aporta para ganar la batalla a estos inoportunos microorganismos.

Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube