Acuicultura: ¿cómo se controlan los parásitos?

Científicos españoles y portugueses lideran un proyecto para identificar organismos que acaben con los patógenos sin afectar a las comunidades de bacterias ambientales e intestinales en acuicultura
Por Irantzu Zubiaur, AZTI 22 de abril de 2016
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Imagen: AZTI

El sector de la acuicultura está en auge, con un evidente impacto social y económico. De hecho, desde 2013, la acuicultura ya ha superado en producción a la pesca con 97,20 millones de toneladas a nivel mundial, frente a los 93,8 millones de toneladas de las capturas. Por tanto, más de la mitad de los productos acuáticos provienen de la acuicultura. Sin embargo, el sector debe afrontar uno de sus principales desafíos: la presencia de microorganismos patógenos que causan enfermedades. En este artículo se explica un proyecto que trata de obtener una herramienta capaz de eliminar los patógenos de los peces sin consecuencias para el medio ambiente, los propios peces, los microorganismos y los consumidores.

El éxito de la acuicultura moderna se basa, entre otros factores, en la adecuada gestión de la biología de las especies cultivadas. Y es en esta fase cuando la piscicultura se enfrenta a problemas derivados de la acumulación de peces y materia orgánica. Al tratarse de espacios reducidos, la presencia de microorganismos patógenos (los que causan enfermedades) supone uno de los desafíos principales a los que se enfrentan las piscifactorías. A esto se le suma, además, la limitación del espacio que favorece una rápida transmisión de las enfermedades en las instalaciones.

Si bien se han desarrollado diferentes estrategias para combatir las infecciones bacterianas, pocas de ellas son aplicables en los estadios de desove y con alevines pequeños. En su mayor parte estos tratamientos incluyen antibióticos, pero, aunque su uso está controlado, su utilización puede derivar en bacterias resistentes que pueden ser un problema de salud pública. Por eso, los consumidores demandan productos libres de antibióticos. De ahí que el empleo de bacteriófagos de origen natural resulten una interesante alternativa para cubrir la creciente demanda alimentaria de los productos de la pesca y acuicultura.

Soluciones seguras para los peces y los consumidores

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Imagen: Javier Larrea AZTI

Para buscar una solución que no afecte a la salud de los peces ni a la de los consumidores, el centro tecnológico experto en innovación marina y alimentaria AZTI coordina un proyecto para identificar bacteriófagos (organismos que infectan y destruyen bacterias) que acaben con estos patógenos sin afectar a las comunidades de bacterias ambientales e intestinales en acuicultura. La investigación está financiada por los proyectos LIFE de la Unión Europea y en la misma participan, además de AZTI, investigadores de Biopolis S.L. (España), de la Universidad de Aveiro (Portugal) y la empresa Acuicultura Aguacircia (Portugal).

Los científicos han obtenido resultados muy prometedores en los laboratorios, pero la utilización a escala industrial requiere conocer el impacto ambiental de los bacteriófagos, en especial en la ecología bacteriana. El proyecto, denominado ENVIPHAGE, trata de abordar esta brecha entre el laboratorio y el tratamiento a escala industrial. Basado en tecnologías genéticas, está estudiando el efecto de los bacteriófagos en las comunidades de bacterias ambientales e intestinales, dos de los puntos críticos para el empleo de esta tecnología en las piscifactorías.

Si se cumplen las expectativas, los acuicultores dispondrán de una herramienta capaz de eliminar los patógenos de los peces sin consecuencias para el medio ambiente, los peces, los microorganismos y las personas consumidoras. Este avance reduciría enormemente el impacto ambiental de las piscifactorías, a la vez que aumentaría la rentabilidad de las explotaciones, al descender la mortalidad en los estadios iniciales del proceso de cría de los peces.

«Durante los años 2014 y 2015, hemos seleccionado los bacteriófagos candidatos para esta investigación, centrándonos en aquellos que son activos frente a microorganismos patógenos para peces», afirma Igor Hernández, biólogo de AZTI. «En el año 2016 hemos comenzado con las pruebas de campo, lo que llevará a determinar el efecto de esta tecnología sobre los microorganismos marinos, sobre los microorganismos presentes en los peces y sobre los propios animales», concluye.

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