Alimentos, cómo sobrevivir al congelador estropeado

En caso de avería del congelador o corte de luz, no debe abrirse la puerta y, si el problema se alarga más de un día, deben trasladarse los alimentos a otro congelador
Por Natàlia Gimferrer Morató 27 de agosto de 2012
Img congelador list
Imagen: Taz

Una incidencia en el congelador puede suponer un grave problema para los alimentos que se encuentran en su interior. Un corte de luz, una avería o no cerrar de forma inadecuada la puerta puede suponer un grave riesgo para la seguridad alimentaria. El grado de gravedad dependerá de la cantidad de alimentos guardados, el tiempo que estén sin recibir frío y la capacidad del congelador de mantener este. No obstante, ante la falta de frío en el congelador, deben aplicarse algunos consejos. En este artículo se explica cómo minimizar los riesgos de un congelador estropeado, el modo para recuperar el máximo de alimentos y la necesidad de mantener el congelador limpio para evitar riesgos.

A temperaturas menores de 0ºC los patógenos no mueren, pero dejan de reproducirse, con lo que no contaminan el alimento, que se puede conservar durante largos periodos de tiempo. En concreto, la congelación se consigue con -18ºC, una temperatura que, si se modifica, aumenta el riesgo de contaminación, sobre todo por la reaparición de los patógenos, que «despiertan» porque nunca han muerto y se pueden multiplicar de forma muy rápida.

Las causas de interrupción de la temperatura de frío en el congelador se deben, en general, a una avería o corte de luz. Si el problema es de rápida solución (unas 24 horas), es aconsejable mantener cerrada la puerta en todo momento y dejar los alimentos en el interior (a mayor cantidad de alimentos, más se mantiene el frío). Nunca se debe abrir la puerta para comprobar el estado de los alimentos y, en el caso de ser un problema que requiera más de un día para repararse, conviene trasladarlos a otro congelador.

Minimizar los riesgos de un congelador estropeado

Ante la falta de frío en el congelador, el European Food Information Council recomienda poner en práctica algunos consejos para minimizar los posibles riesgos:

  • No abrir la puerta del congelador.

  • Pasadas 24 horas sin frío, cambiar los alimentos a otro frigorífico.

  • Amontonar los alimentos para que se mantenga el frío más tiempo.

  • Separar alimentos que empiezan a descongelarse, como carnes y pescados, ya que el jugo que desprenden puede contaminar otros alimentos.

  • Tirar los alimentos con claros indicios de descongelación.

  • Los alimentos que aún contienen hielo pueden volver a congelarse sin problemas. Por el contrario, puede que los alimentos hayan empezado a descongelarse y, ante la duda, es mejor tirarlos.

  • Si algún alimento ha estado más de dos horas a una temperatura de 4ºC (temperatura de frigorífico) es preferible retirarlo. Conviene no abrir la puerta del congelador y garantizar así que los alimentos no suben de 4ºC.

  • Es aconsejable disponer de un termómetro para calcular la temperatura interna del congelador y conocer la temperatura más alta alcanzada.

Recuperar el máximo de alimentos

Una vez restablecido el frío en el congelador, deben recuperarse el máximo de alimentos posibles. Por norma general, los alimentos que llevan varias horas en descongelación no se deberían volver a congelar. No obstante, hay algunos que resisten mejor la descongelación y pueden recuperarse de un periodo sin frío, sin que ello suponga un riesgo.

  • Fruta. Resiste bien la descongelación. Si se descongela, puede consumirse o cocinarse sin ningún problema. Con la congelación no se deteriora, de la misma manera que con la descongelación tampoco supone ningún problema. La fruta puede volverse a congelar una vez descongelada, pero cuidado con las verduras, que solo podrán volver a congelarse las que aún tengan cristales de hielo.

  • Carne y pescado. La carne roja, las aves y el pescado crudos resisten mejor a una descongelación que los mismos cocinados o precocinados. En cuanto a los crudos, sobre todo la carne, si se sospecha que ha estado expuesta a más de 4ºC durante unas seis horas (tiempo aproximado de descongelación), podrá consumirse de manera inmediata. En caso contrario, deberá tirarse. Al cocinar esta carne es imprescindible asegurar que la temperatura en el interior de las piezas alcance 70ºC. Este grupo de alimentos, si todavía tienen cristales de hielo, pueden volver a congelarse sin problema.

  • Marisco. Nunca debe congelarse otra vez y, si ha estado a temperaturas superiores a 4ºC, se debe eliminar sin consumir, de manera inmediata.

  • Precocinados. Igual que el marisco, nunca debe volver a congelarse y, en caso de haber superado los 4ºC durante el tiempo de interrupción del frío, se debe desechar sin consumir. Para saber si se han superado los 4ºC, basta con observar el alimento y verificar que no hay cristales de hielo.

  • Panadería. Tanto la panadería como la repostería también podrán volver a congelarse, siempre y cuando no haya indicios de moho en la superficie. Son alimentos que pueden mantenerse a temperatura ambiente, con lo que pueden volver a congelarse sin problemas. Por el contrario, los alimentos con nata o crema deberán desecharse siempre.

CONGELADOR LIMPIO PARA EVITAR RIESGOS

En el congelador pueden sobrevivir bacterias psicotróficas, que se pueden multiplicar incluso a bajas temperaturas. En algunos casos, solo pueden notarse malos olores, pero en otras ocasiones pueden suponer un riesgo de intoxicación. En el momento en que el congelador deja de producir frío, las bacterias se multiplican más rápido, con lo que el riesgo siempre será mayor. Es importante insistir en la limpieza del congelador, con el fin de evitar las bacterias, además de posibles restos de alimentos que, en caso de avería del congelador, pueden ser foco de infecciones.

Para evitar males mayores, es imprescindible lavar todos los compartimentos o cajones del congelador con desinfectantes domésticos o con lejía rebajada con agua. No se debe limpiar cada compartimento con el mismo trapo sin aclarar porque se podrían esparcir las bacterias en lugar de eliminarlas. En caso de mucha suciedad, se cambiará el agua cada vez o el trapo para asegurar una correcta limpieza. Una vez limpio, se pasará un trapo sin detergente para retirar cualquier resto de detergente que no pueda contactar con los alimentos. Si se aprecia olor a moho, es recomendable aclarar con bicarbonato sódico, ya que es muy eficaz contra los ácidos grasos volátiles, responsables de los malos olores. Se recomienda realizar una limpieza a fondo una vez al mes o cuando la suciedad sea patente.

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