Colores prohibidos: cantaxantina

Este colorante se usa sobre todo en piensos destinados a la alimentación de peces criados en cautividad
Por Jordi Montaner 25 de febrero de 2003

Saltó a la luz en la prensa el mes de enero: un colorante utilizado para alimentación animal puede dañar la retina humana, de modo que la Unión Europea prohibirá su empleo a partir del 1 de diciembre del 2003. La cantaxantina, colorante utilizado en piensos destinados a la alimentación de salmones, truchas y mariscos criados en cautividad, se había utilizado también como suplemento oral para conseguir un bronceado fácil e inocuo.

La Unión Europea (UE) busca reducir hasta un 75% la cantidad máxima del colorante, cuya finalidad agroalimentaria era la de dotar al salmón o al marisco de tonos rojizos, amarillentos o anaranjados en función de las dosis empleadas y el tiempo de administración. Otra finalidad era la de sacar un amarillo más brillante a la yema de los huevos, por lo que dicho colorante se incluía asimismo en las dietas de gallinas ponedoras.

Medida restrictiva

La cantaxantina es un colorante que aporta tonos rojizos y amarillentos y que no añade ningún valor nutritivo ni a la alimentación animal ni a la humana

La cantaxantina, un colorante acompañado del código industrial E161G, es de la familia de los betacarotenos, que dan color también a la zanahoria, el boniato o la calabaza. Su uso se ha extendido también a las cremas bronceadoras y a comprimidos de administración oral cuya finalidad era la de reforzar el bronceado. Se trata, por tanto, de un suministro cosmético que no añade ningún valor nutritivo ni a la alimentación animal ni a la humana. En el caso de las yemas de los huevos, se pretendía con su uso facilitar un color más atractivo y cercano al de los animales criados con maíz natural (cuyo color amarillo se fija ala yema por una ruta metabólica idéntica).

La Comisión de Sanidad de la UE a la que se atribuye esta medida restrictiva sostiene que, a pesar de que la cantidad de colorante utilizado hasta ahora (0,03 miligramos por kilogramo de masa corporal) no es peligrosa para la salud humana, hay estudios que confirman una acumulación en la retina humana y esgrimen un «riesgo para la salud que, a largo plazo, resulta imposible de cuantificar».

Antecedentes

Estudios científicos han puesto de manifiesto que una ingestión elevada de cantaxantina produce una acumulación de pigmentos en la retina que puede afectar a la visión. En consecuencia, subrayando que este aditivo sólo se utiliza para dar color y que no afecta ni al gusto ni a la calidad de los alimentos, la Comisión ha decidido reducir en el futuro los niveles autorizados de este aditivo (Directiva 2003/7/CE).

Si hasta hoy el nivel autorizado es de 80 mg de cantaxantina por kilo de pienso, a partir del 1 de diciembre del 2003, esta cantidad se reducirá a 25 mg/kg de pienso para salmones y broilers, y a 8 mg/kg de pienso para gallinas ponedoras.

La medida cuenta, además, con un precedente: En 1995, el Comité conjunto de Aditivos Alimentarios de la FAO y la Organización Mundial de la Salud establecieron que la ingestión diaria aceptable de este pigmento sería de 0,03 mg por kg de peso corporal de una persona. Fue en 1997 que el Comité Científico de Alimentación de la UE reconoció que existía una vinculación entre la ingestión de cantaxantina y determinados problemas con la retina y llegó a la misma conclusión en relación con la ingestión diaria aceptable.

La Comisión pidió entonces al Comité Científico de Alimentación Animal que revisara los niveles máximos de cantaxantina en la alimentación de gallinas ponedoras, pollos, salmones y truchas a fin de garantizar la seguridad del consumidor. Por último, en abril del 2002, correspondió al citado comité la recomendación con los niveles que ahora están recogidos en la Directiva publicada.

De la planta al animal

En el reino vegetal abundan unas sustancias llamadas carotenoides, que son los responsables de la diversidad cromática de hojas y frutos, desde el rojo cálido del pimentón o el amarillo del limón, al pardo tenue de las hojas en otoño. Se da la circunstancia, sin embargo, de que los carotenoides no pueden ser sintetizados por los organismos animales, obligados a ingerirlos en su dieta.

Así, el jaldado de patas y cera de las aves, las estridencias de sus plumas o picos responde a una ingestión de vegetales ricos en caroteno, o bien (en el caso de las rapaces) de presas que han consumido regularmente vegetales ricos en carotenoides.

Estas sustancias se acumulan luego en zonas concretas del animal, como pueden ser los ojos, en forma de pigmentos metabolizados por el animal a partir de precursores de carotenoides. Los ojos amarillos del azor, por ejemplo, o la brillante tonalidad en las plumas del canario, demandan a cetreros o a coleccionistas de aves canoras una dieta complementada con carotenoides como cantaxantina. Por lo demás, los carotenoides cuentan con varias sustancias receptivas en el organismo animal y desempeñan un papel fundamental en la síntesis de la vitamina A, por escisión de la molécula de betacaroteno en el hígado.

La cantaxantina es un carotenoide del grupo de las xantofilas, utilizadas tanto en alimentación humana como animal. Los humanos acumulamos el 85% de estos pigmentos en la grasa subcutánea, y la parte restante se sintetiza en el hígado. Su espectro de absorción incluye a los rayos UVA y la luz visible, protegiendo a la piel de la radiación solar. La cantaxantina, en consecuencia, se ha usado también en forma de cápsulas y como potenciador del bronceado solar en la piel.

En alimentación animal, aparte de la forma sintética, se utiliza la cantaxantina en levaduras del género Rhodatorula o Phaffia rhodozyma, además de administrarla junto a algas como la Spirulina. No obstante, la experimentación ha demostrado que los carotenoides de síntesis tienen un poder de coloración mucho más eficaz. Asimismo se ha visto que la absorción de esta sustancia por parte del organismo animal se incrementa cuando se acompaña la dieta de aceites vegetales (aceite de oliva), que ayudan a emulsionar las grasas y facilitan la digestión. En las rutas metabólicas de formación de estos pigmentos interviene la tirosina (aminoácido) y, en humanos, la degradación de la tirosina acarrea la formación de melanina (pigmento que da color a piel y cabellos, toda vez que protege de las radiaciones solares). La tirosina, por último, forma las hormonas adrenalina (cortical) y tiroxina (tetrayodotironina) en la glándula tiroides.

En el reino animal y en estado natural, la cantaxantina puede aparecer en la concha de determinados crustáceos con una coloración azulada o verdosa que, en condiciones de calor, rompe su vínculo proteico y se deshace. Esto último explica el cambio de color que experimentan algunos crustáceos al cocerlos.

LA INDUSTRIA SE DEFIENDE

Los fabricantes de cantaxantina sintética insisten, a la luz de la nueva directiva, en que su producto es un colorante seguro para el empleo en alimentos. La Federación Europea de Fabricantes de Aditivos para la Industria de Nutrición Animal (FEFANA) certifica en un comunicado inmediatamente posterior al de la anunciada directiva que se trata de un colorante “seguro” tanto si se emplea en alimentos para humanos como en piensos.

Esta organización esgrime que durante los últimos 15 años un gran número de comités científicos especializados en nutrición “han confirmado la seguridad de cantaxatina”, y que la reducción de niveles aprobada en la UE “es consecuencia de la aparición de cristales del carotenoide en la retina de un número reducido de personas que había consumido niveles muy altos de ese producto en forma de píldoras artificiales hace más de 20 años”.

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