El volumen de enfermedades transmitidas por alimentos en todo el mundo es considerable y, pese a que afecta a personas de todas las edades, los niños menores de cinco años y las personas que viven en zonas desfavorecidas son los más perjudicados. Estas son algunas conclusiones del informe ‘Estimación de la carga mundial de las enfermedades de transmisión alimentaria’, publicado el pasado mes de diciembre por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los expertos han analizado las enfermedades provocadas por 31 agentes, entre los que se encuentran virus, bacterias, parásitos, toxinas y productos químicos. Este artículo recoge cuáles son las causas más frecuentes de intoxicación y qué retos plantea la inocuidad de los alimentos.
Las enfermedades diarreicas provocan, según el nuevo informe de la OMS, «la mitad de las enfermedades de transmisión alimentaria». Las principales fuentes de intoxicación son la ingesta de carne, huevos crudos o mal cocidos, verduras y frutas mal lavadas y productos lácteos contaminados por norovirus, Campylobacter, Salmonella no tifoidea y Escherichia coli. El informe pone de relieve la importancia de la seguridad alimentaria en el control de la carga mundial de enfermedades transmitidas por alimentos, sobre todo en zonas como África y el sudeste de Asia. Algunos riesgos, como los provocados por Salmonella enterica, están generalizados en todo el planeta, mientras que otros, como ciertos parásitos o las aflatoxinas, están focalizados en áreas muy concretas.
Las causas más frecuentes de intoxicación
Pese a las lagunas en los datos y las limitaciones al elaborar las estimaciones, la OMS reconoce que el problema es considerable, sobre todo en niños menores de cinco años que viven en zonas de bajos ingresos. Cuando los expertos iniciaron el estudio en 2007 eran conscientes de que debían hacer frente a importantes retos, sobre todo derivados del hecho de que los alimentos difieren mucho según el área que se evalúa y también los contaminantes.
‘Salmonella’, norovirus o ‘Campylobacter’ son algunas de las causas más frecuentes de intoxicaciones alimentarias
El trabajo realizado durante siete años por más de 100 expertos ha permitido que el informe haya podido hacerse realidad y se haya podido llegar a conclusiones como que las causas más frecuentes enfermedades han sido provocadas, además de por Salmonella, por norovirus y Campylobacter. Estudios como este ponen en evidencia que miles de millones de personas de todo el mundo están en riesgo, sobre todo en los países en desarrollo. Agua contaminada, procesos de producción inadecuados, ausencia de infraestructuras, uso inadecuado de productos químicos agrícolas o una mala aplicación de las normas contribuyen, según la OMS, a todo ello.
Por su parte, en la Unión Europea, los datos recogidos por los expertos demuestran que es la zona con menos casos de enfermedades de transmisión alimentaria. Aun así, más de 23 millones de personas enferman cada año por ellas. Las más comunes son las producidas por norovirus (unos 15 millones de casos), seguidas por la campylobacteriosis (unos cinco millones de casos, considerada una enfermedad importante en los países de ingresos altos). La salmonelosis supone unos 2.000 casos al año.
También hace mención de la toxoplasmosis, enfermedad parasitaria que se transmite a través del consumo de carne cruda o mal cocida o verduras y frutas mal lavadas. Cada año, aseguran, afecta a más de un millón de personas en la UE. Los datos también citan la listeriosis, que se propaga por la ingesta de «verduras crudas contaminadas, comidas, preparadas, carnes procesadas, pescado ahumado o quesos blandos», según la OMS.
La Organización Mundial de la Salud espera que toda esta información permita ahora a los responsables políticos asignar los recursos necesarios para un mayor control.
Retos de la inocuidad alimentaria
El reto para reducir la carga mundial de enfermedades de transmisión alimentaria es elevado. A la presencia de bacterias patógenas, virus, parásitos o sustancias químicas en los alimentos, se le une también el hecho de que cada año surgen nuevas amenazas. Estas se ven favorecidas por los cambios en la producción, distribución y consumo de alimentos, por la aparición de nuevos y emergentes patógenos y por un aumento de la resistencia a los antimicrobianos. Para la OMS, es muy importante establecer nuevos sistemas de control y propuestas adaptadas a estas variaciones. El objetivo es que la inocuidad de los alimentos se convierta en una «prioridad de salud pública».
Desde hace tiempo se ha visto la necesidad de reducir las diferencias de las medidas sanitarias y fitosanitarias entre países. Y para conseguirlo se ha dado especial importancia a la información sobre los principales problemas, como peligros biológicos y químicos en la etapa de producción.
Han generado preocupación sobre todo enfermedades como la salmonelosis, una de las enfermedades más comunes de origen bacteriano transmitida por alimentos en todo el mundo; E.coli, uno de los principales huéspedes del tracto gastrointestinal de la mayoría de mamíferos; Listeria monocytogenes, que se ha convertido en los últimos años en uno de los principales agentes patógenos transmitidos por alimentos; y Campylobacter, una de las de mayor importancia que transmiten los alimentos a las personas. Para los expertos, conocer cómo funcionan cada uno de estos problemas es primordial para poder aplicar métodos de prevención adecuados.