Envases plásticos de maíz

Estos nuevos envases, fabricados a partir de almidón, son aptos para entrar en contacto con alimentos y resistentes al calor
Por Marta Chavarrías 11 de octubre de 2010
Img botellas plastico
Imagen: Mr. T in DC

Reciclar, ahorrar agua y luz, evitar contaminaciones innecesarias o buscar soluciones alternativas para eliminar al máximo los residuos son acciones cada vez más habituales entre los ciudadanos de todo el mundo. De acuerdo con estas pautas, en el ámbito de la ecología se investigan y estudian cuáles son las mejores maneras de equilibrar la evolución con el entorno y la seguridad. Una podría ser la elaboración con maíz de plásticos destinados a la fabricación de tazas u otros envases alimentarios, con capacidad para resistir temperaturas elevadas.

Los plásticos elaborados con maíz u otros recursos naturales y renovables son biodegradables. También los fabricados con petroquímicos, pero provienen del petróleo, una fuente no renovable y finita. Utilizar maíz tiene claras ventajas para el medio ambiente, ya que provoca menos contaminación, sobre todo, menor cantidad de emisiones de gases invernadero. Una iniciativa del Servicio de Investigación Agrícola Estadounidense (ARS) forma parte de un acuerdo cuya finalidad es, a partir del maíz, conseguir un producto biodegradable, es decir, elaborado con un material que pueda degradarse mediante la acción de organismos vivos y que, a la vez, tenga las características necesarias para cumplir con las funciones correspondientes, como en el caso de los envases para conservar alimentos.

¿Por qué el maíz?

La fermentación del azúcar del maíz permite obtener ácido láctico, que se transforma en una estructura similar a los polímeros plásticos

El maíz es un hidrato de carbono que sintetiza la planta durante la fotosíntesis. De la misma manera que los cereales, contiene almidón en cantidades elevadas. Este almidón puede procesarse y convertirse en plástico. Sin embargo, al tratarse de una sustancia soluble en agua y susceptible a la temperatura, es necesario modificarlo para conseguir los resultados esperados. El proceso se inicia con la fermentación del azúcar del maíz.

Durante la fermentación, los microorganismos transforman el almidón en ácido láctico. Después, éste se trata con químicos para obtener una estructura molecular similar a los polímeros plásticos habituales. Esta nueva estructura es el ácido poliláctico, un bioplástico conocido también como PLA.

Una vez obtenido el PLA, los expertos del ARS se han percatado de que esta sustancia no es demasiado resistente al calor, como lo son otros plásticos fabricados con petróleo, con lo cual no se puede utilizar en determinadas aplicaciones. Para solventar este problema, se ha desarrollado un nuevo producto para modificar la temperatura de desviación del calor, que provoca la deformarción del PLA. Para ello, se ha utilizado una mezcla que, al contacto con el PLA, aumenta su tolerancia a las altas temperaturas. Esta nueva sustancia modificadora está compuesta por un 90% de maíz, es biodegradable y permite que la temperatura de desviación del calor aumente unos 10ºC. Los investigadores afirman que con la realización de más estudios podría hacerse realidad la fabricación de una gran cantidad de productos a base de bioplásticos PLA.

Aptos para alimentos

Gran parte de los alimentos que se adquieren, así como la mayoría de las bebidas, se guardan en envases de plástico. Su función es proteger el alimento del deterioro y de posibles agresiones externas. Son envases económicos y duraderos, con lo que la industria alimentaria los usa para casi todos los alimentos. El principal problema es su reciclaje, ya que son productos derivados del petróleo y, por tanto, no son fuentes renovables de energía y suponen un problema para el medio ambiente.

Con el desarrollo de estos nuevos plásticos, renovables y biodegradables, se obtienen envases que, además de ser aptos para los alimentos, son respetuosos con el medio ambiente. Mediante estos plásticos de maíz, los expertos prevén elaborar tazas, recipientes para comidas y botellas para las bebidas. Además, durante su procesado también podrá aplicarse algún tratamiento térmico, en los envases de productos como la salsa de tomate o jugos de frutas, un aspecto en el que aún se trabaja.

En la actualidad, se utilizan envases elaborados con bioplásticos, como la celulosa que se usa para conservar los alimentos. En Francia, Reino Unido o Italia, estos se emplean para productos frescos como fruta o verdura. En Estados Unidos, se empiezan a sustituir los envases plásticos habituales, derivados en la mayoría de los casos del petróleo, por los elaborados con maíz.

EL MAÍZ, UNA FUENTE INAGOTABLE

Este importante alimento aportado por la naturaleza es una fuente inagotable de aplicaciones. Ya sea en el hogar o en la industria especializada, son varias las investigaciones que revelan las importantes posibilidades de este alimento. Incluso sirve como sustancia para elaborar pegamento. Se ha descubierto que el germen de maíz puede usarse como un suplemento de proteína en los pegamentos usados en la producción de madera contrachapada. También se ha estudiado como un compuesto en detergentes, de ahí que muchos confíen en un futuro más sostenible frente a los habituales detergentes para la ropa y los lavaplatos. Otra aplicación, identificada en mayo de 2007 por expertos del ARS, sería la creación de un producto absorbente, a base de maíz, para secar libros mojados sin dañarlos.

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