Impresión 3D, alimentos en el espacio

La NASA prepara una impresora 3D para "producir" alimentos en el espacio que puedan consumir los astronautas
Por Marta Chavarrías 14 de agosto de 2013
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Imagen: RepRap BCN

La NASA acaba de iniciar una investigación, que realizan ingenieros de la empresa Systems and Materials Research Corporation (SMRC), destinada al desarrollo de una impresora 3D capaz de “reproducir alimentos” para la alimentación de los astronautas. El proyecto se enmarca en las mejoras que realiza la NASA en los sistemas de soporte de vida, incluida la forma de alimentar a la tripulación durante largas misiones. El artículo explica en qué consiste la impresión en 3D de alimentos y cómo han evolucionado los alimentos en el espacio.

La investigación de la NASA va más allá de las misiones espaciales por sí solas. Dentro del Programa de Tecnología de los Alimentos Avanzada, busca métodos que proporcionen alimentos que satisfagan la seguridad, aceptabilidad, variedad y requisitos nutricionales de los astronautas. Según la NASA, el «sistema alimentario actual no satisface las necesidades nutricionales y de vida útil para los cinco años de una misión de larga duración». Tan solo los aspectos de refrigeración y congelación requieren importantes recursos si se está en órbita.

Consciente de la importancia de la alimentación de sus tripulantes, la NASA ha iniciado la fase I, de seis meses de duración, de un proyecto en el que pretende conseguir «la impresión 3D de los alimentos» y determinar hasta qué punto esta tecnología permitiría la estabilidad de nutrientes y la variedad de alimentos con ingredientes perecederos.

Impresión de alimentos

La impresión en 3D es una de las numerosas tecnologías en las que investiga la NASA. Según los expertos, la utilizada en este caso es la denominada RepRapBCN, impresora capaz de imprimir objetos de plástico. A partir de esta técnica, los expertos afirman que la pizza es uno de los más claros candidatos para la impresión en 3D, ya que puede imprimirse en capas distintas, lo que significa que solo requiere que el cabezal de impresión expulse una sustancia a la vez. Esta pizza estaría formada por tres ingredientes: polvos nutritivos, aceite y agua.

La pizza sería una de las principales candidatas para la impresión en 3D

Según los expertos, el objetivo es proporcionar macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y micronutrientes a partir de alimentos nutricionales. Los primeros se almacenarían en una especie de recipientes estériles secos, mientras que los micronutrientes se guardarían en envases estériles en forma de líquidos, soluciones o dispersiones acuosas. Entre las ventajas que destacan los investigadores de este sistema es que no genera residuos, un aspecto esencial en este tipo de misiones.

Además de la impresión, los expertos deben tener en cuenta la caducidad de los alimentos. Aunque los expertos admiten que, si bien en misiones largas se necesita comida «con 15 años de vida», ellos trabajan con «proteínas y micronutrientes en polvo capaces de mantener sus propiedades durante 30 años«.

Este proyecto inicial de seis meses de duración podría dar lugar a un estudio de fase 2, aunque los especialistas de la NASA admiten que la tecnología está lejos de ser probada en un vuelo real.

Los alimentos en el espacio

Durante las misiones espaciales, la nutrición se convierte en una necesidad fundamental. El reto de la investigación en este campo es múltiple. Por un lado, conseguir mantener el sabor y valor nutritivo de los alimentos y, por otro, alargar su duración.

La tecnología de impresión en 3D es una de las últimas aportaciones en el campo de las comidas espaciales, que se suma a otras muchas para buscar las mejores opciones. Según la NASA, los alimentos que se consumen en el espacio en la actualidad son «muy parecidos» a los que se comen en la Tierra.

La evolución ha sido muy notable. En sus inicios, los vuelos estadounidenses al espacio no incluían alimentos. No fue hasta 1961 cuando se llevó comida por primera vez en una misión mediante un tubo similar a los de la pasta de dientes. Entonces, la comida aún era insípida y poco sabrosa. Al cabo de unos años, se empezaron a introducir bolsas, latas y utensilios. En muchas ocasiones, el espacio también se ha convertido en una especie de «laboratorio de alimentos», donde se han probado técnicas como la irradiación o la deshidratación.

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