Límites al consumo de sal

Un consumo excesivo de sal está relacionado con hipertensión arterial no sólo en adultos sino también entre la población infantil
Por José Juan Rodríguez Jerez 8 de noviembre de 2006

La sal es una de las sustancias más apreciadas por la humanidad, y forma parte, junto a las especias, de las distintas sustancias para cocinar consideradas naturales. Junto con el azúcar es uno de los alimentos más apreciados por los consumidores aunque, pese a ser naturales, poseen propiedades negativas para la salud si se toman en exceso, especialmente por su relación con hipertensión arterial. El problema ha empezado a detectarse entre la población infantil. Un estudio británico acaba de demostrar la relación entre una reducción de la ingesta de sal y de la presión arterial en este sector de la población.

Si bien las especias incluyen una gran cantidad de productos diferentes, la sal y el vinagre forman parte del grupo de los condimentos, siendo la sal la estrella indiscutible. Este alimento se relaciona con el gusto por la comida. Su propiedad más interesante es la capacidad potenciadora del sabor en alimentos, pero no de una manera artificial o enmascarando otros gustos, sino aportando numerosos matices al paladar. Quizás por este motivo no hay mesa en la que falte este condimento.

No obstante, desde hace un tiempo la sal está siendo valorada negativamente para la salud de las personas, especialmente por sus propiedades hipertensivas, lo que se encuentra en el origen de otras muchas enfermedades asociadas a la edad, como crisis cardiovasculares o cerebrovasculares, diabetes, fallo renal y disminución de la calidad y la expectativa de vida. Por todo ello está empezando a considerarse un tóxico más de la dieta que debe controlar tanto la población como la industria alimentaria.

Sal e hipertensión

El problema de la hipertensión arterial por el consumo excesivo de sal empieza a extenderse entre la población infantil

De todos es conocida la relación entre la sal y la hipertensión arterial. De hecho, cuando a una persona le diagnostican hipertensión, una de las primeras medidas a adoptar es disminuir la ingesta de sal. Esto se debe a que al aumentar la concentración de cloruro sódico en sangre se produce un incremento de la sed y, en consecuencia, un aumento del volumen de sangre. Todo ello implica que el organismo diluya la sal y la elimine junto con el exceso de agua. Sin embargo, el mecanismo de eliminación conlleva un problema, que es el aumento del volumen de líquido de los vasos sanguíneos y, consecuentemente, aumento de la presión arterial.

Este sistema de compensación funciona regularmente y de forma efectiva. El gran problema se presenta cuando el consumo de sal es excesivo y continuado. En estos casos, el organismo acaba acostumbrándose a esta situación y se mantiene una hipertensión derivada de una dieta inadecuada. Más aún, el consumo de elevadas cantidades de sal conlleva un incremento de la sensación de salado, es decir, a mayor cantidad de sal, menos capacidad de detectarla. En consecuencia, se consume una mayor cantidad para obtener la misma sensación y se termina desarrollando una hipertensión inducida.

Una de las vías para reducir la tensión arterial es la de reducir la ingesta de sal, ya que así se consigue romper el ciclo y se vuelve a las cifras normales. Si el desarrollo de la hipertensión ya es crónico y hay otros factores, como el sobrepeso o la insuficiencia renal o diabetes, además de la reducción de la ingesta de sal habrá que aplicarse una terapia específica que tendrá que imponer el especialista.

Hipertensión infantil

Uno de los principales problemas a los que nos estamos enfrentando es la influencia de una dieta deficiente en la salud de los niños. Hasta hoy, una mala dieta se relacionaba con problemas de salud en los adultos. Sin embargo, el problema es tan serio que se empieza a detectar ese problema en la población infantil. Esto significa que la corrección de los problemas hay que imponerla en edades mucho más tempranas. Durante mucho tiempo se ha pensado que no era una situación propia de la infancia. Una de las peculiaridades de la tensión arterial en la infancia es que se trata de un parámetro variable, con una amplia distribución de los valores que aumentan progresivamente a lo largo del crecimiento y desarrollo.

No existe un valor único como límite de normalidad en este sector de población, por lo que es aconsejable que los valores de normalidad deban tener en cuenta, además de la edad y el sexo, el tamaño corporal. Por este motivo se deben utilizar tablas de referencia de los valores de presión arterial. Las más utilizadas internacionalmente son las de la Task Force for Blood Pressure in Children, publicadas en 1987 y modificadas en 1996. Niños más altos y corpulentos tienen tensión arterial mayor que otros de la misma edad y menor tamaño.

Se define hipertensión (HTA) como los valores que superan el percentil 95 para su edad y talla. Cuando se encuentre entre percentil 95 y percentil 99 hablamos de HTA significativa. Cifras superiores al percentil 99 indican una hipertensión grave. Los niños entre el percentil 90- 95 se encuentran en el límite alto de la normalidad y si se mantienen así desarrollarán hipertensión en la edad adulta.

CONSUMO DE SAL Y HTA INFANTIL

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Hasta hace poco se consideraba que una reducción de la ingesta de sal en adultos implicaba una rápida reducción de los niveles de tensión arterial. Sin embargo, no estaba muy clara esta relación en el caso de los niños. De hecho, se consideraba que las necesidades de sal en estas edades se incrementaban. Recientemente se han conocido los resultados de un estudio realizado en el Reino Unido en el que se evalúa la ingesta de sal y se relaciona con los niveles de tensión arterial. Para ello, se han comparado los resultados de un total de 1.517 niños y adolescentes. La base fundamental de este estudio se ha centrado en una reducción de la ingesta de sal durante al menos dos semanas.

Los datos demuestran que una reducción de entre el 40% y el 50% de la ingesta de sal durante cuatro semanas reduce la presión arterial de los niños entorno a 1.2 mm Hg, tanto en la máxima como en la mínima. Si esa reducción se prolonga hasta 20 semanas (unos cinco meses) la reducción puede llegar a 2.5 mm Hg. Consecuentemente, una reducción de la ingesta de sal puede tener varios efectos positivos:

  • Una reducción en la tensión arterial
  • Una mejora de los hábitos alimentarios
  • Una adaptación a una dieta más saludable
  • Prevención de la ingestión de cantidades elevadas de sal en la edad adulta

Para que esto sea efectivo es necesaria la implicación de los padres, que son los que al final han de aplicar estas nuevas tendencias, de los comedores de los colegios, puesto que es donde van a comer la mayoría de los niños y niñas durante la semana, y de la industria alimentaria, cuyo apoyo es de vital importancia para poder aplicar estas tendencias con una mayor rapidez y eficacia.

Bibliografía
  • Anónimo. 1987. Report of the Second Task Force on Blood Pressure Control in Children. Task Force on Blood Pressure Control in Children. National Heart, Lung, and Blood Institute, Bethesda, Maryland. Pediatrics. 79(1):1-25.
  • Anónimo. 1996. Update on the 1987 Task Force Report on High Blood Pressure in Children and Adolescents: a working group report from the National High Blood Pressure Education Program. National High Blood Pressure Education Program Working Group on Hypertension Control in Children and Adolescents. Pediatrics. 98(4 Pt 1):649-58.
  • He FJ, MacGregor GA. 2006. Importance of Salt in Determining Blood Pressure in Children. Meta-Analysis of Controlled Trials. Hypertension. 48:861-69
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