Nanosensores para la detección del mal de las vacas locas

Expertos estadounidenses han creado un nanosensor que detecta el prión responsable del mal de las vacas locas en bajas concentraciones
Por Marta Chavarrías 21 de abril de 2008
Img prion
Imagen: NSF

Desde que aparecieron los primeros casos de vacas locas en el Reino Unido, en el año 2001, han sido y son numerosas las investigaciones que han pretendido identificar, de forma especial, el origen de la enfermedad. El prión, una molécula de naturaleza proteica, es el agente responsable de las enfermedades espongiformes transmisibles (EET), tanto en ganado como en la forma humana. Ahora, un grupo de investigadores de la Cornell University, en Nueva York, han desarrollado un nanosensor que pueda detectar niveles bajos de estas proteínas.

Imagen: NSF

Los priones, por diversos mecanismos, pueden cambiar su estructura normal y sana por otra anómala. Cuando esto pasa, lo que queda afectado es el sistema nervioso, lo que en bovinos se traduce en cambios en el comportamiento. Hasta ahora, las pruebas para detectar la enfermedad estaban diseñadas para detectar las proteínas con una autopsia. Pero la carrera por avanzar en este campo ha llevado a un grupo de expertos estadounidenses a desarrollar un nanoscopio resonador.

Pequeñas señales

Uno de los retos del nuevo sistema es detectar la enfermedad en la granja
La investigación ha dado como resultado el desarrollo de pequeños dispositivos que actúan como si fueran diapasones, según publica ‘Analytical Chemistry’. Utilizados ya para la detección de bacterias patógenas, el reto que se plantean ahora los investigadores es aplicarlo a los priones, más pequeños y más difíciles de detectar. Los primeros pasos de esta investigación han consistido en recubrir los sistemas de sonidos con anticuerpos que se adhieren a los priones de las vacas. Pero, por ahora, las señales que emiten los priones son áun muy pequeñas.

En lo que trabajan ahora los expertos es en intentar conseguir hacer las pruebas en sangre, campo en el que el reto es importante por la gran cantidad de proteínas que contiene. Para los expertos, el próximo paso, y el verdadero reto, es que este método pueda aplicarse directamente en el ganado en las granjas. Se superarían así el tiempo y el momento de detección de la enfermedad, que ahora sólo es posible realizar en una etapa tardía de la enfermedad ya que los análisis, como el ELISA, que se emplean son ‘post mortem’, es decir, después de que los animales ya manifiesten uno o más síntomas de la enfermedad. Una de las ventajas del nuevo sistema podría ser, precisamente, la detección de la enfermedad sin importar si ya han empezado a mostrarse síntomas o no.

El prión alterado

Las proteínas del prión PrPsc son las partículas infecciosas transmisibles, desprovistas del ácido nucleico, que provocan enfermedades neurodegenerativas como la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en ganado bovino, el scrapie en ovejas y la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (CJD) en humanos. Estas enfermedades pueden causar desórdenes genéticos o infecciosos, de ahí la importancia de contar con herramientas que permitan aislarlo de forma temprana.

Desde la aparición de los primeros casos de vacas locas en el Reino Unido, uno de los sistemas de control más eficaz ha sido prohibir el consumo de harinas elaboradas con residuos de animales enfermos o portadores de priones, consideradas la principal vía de contagio de la enfermedad. Desde las primeras prohibiciones, impuestas en enero de 2001, se han ido adoptando nuevos dictámenes de acuerdo con nuevas evaluaciones de riesgo. Una de ellas se adoptó en abril de 2005, cuando, de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), se aumentaba el límite de edad para los tejidos del sistema nervioso central de 12 meses a 21 meses o 30.

La Unión Europea tiene previsto revisar este año las condiciones actuales y suavizarlas. Uno de los objetivos es que el posible relajamiento no provoque «canibalismo animal». Para ello, será necesario contar con pruebas que permitan identificar el contenido de proteínas en los piensos y diferenciar las distintas especies de animales que contengan. Una de las posibilidades que plantea la Comisión Europea es la introducción de un nivel de tolerancia para pequeños restos de proteínas animales en piensos y que pueden ser huesos de roedores.

CASOS HUMANOS EN ESPAÑA

El Ministerio de Salud y Consumo confirmaba, el pasado 7 de abril, la detección de dos casos de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob en Castilla y León, el segundo y tercer caso de la enfermedad que se confirma en España, según ha informado el Ministerio de Sanidad y Consumo. Lo más probable es que estos dos casos se contagiaran antes de 2001, que fue cuando se instauraron las medidas para evitar que el vacuno infectado pasara a la cadena alimenticia humana. Se trata, aseguran los expertos, de casos esporádicos de la enfermedad que entran dentro de las previsiones que se hicieron en el ámbito comunitario hace más de ocho años.

Si se atiende al periodo de incubación de la variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, que se estima que es de entre 5 y 10 años hasta la aparición de los síntomas, se explica que en los casos recientes confirmados el contagio se tenía que producir antes de que se empezaran a adoptar las medidas de control. Es decir, detectar el origen del problema (piensos de origen animal o con proteínas animales), retirarlo y controlar las piezas del animal más susceptibles de ser contaminadas.

Hasta el pasado mes de febrero, la enfermedad se ha identificado en un total de 206 personas, de las cuales 122 se localizan en el Reino Unido y en otros 40 países (Francia, Irlanda, Italia, EE.UU., Canadá, Arabia Saudí, Japón, Holanda, Portugal o España), según los datos del Registro Nacional de Encefalopatías Espongiformes Transmisibles del Instituto Carlos III.

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