Nuevas propiedades funcionales de la cerveza

Expertos de EEUU detectan en la cerveza xantohumol, un compuesto natural al que atribuyen propiedades preventivas frente a determinados tipos de cáncer
Por Jordi Montaner 28 de marzo de 2006

De repente los bares empiezan a convertirse en sitios sanos, ya sin humos y con una cerveza con propiedades anticancerígenas. Investigadores norteamericanos han dado con un flavonoide en esta bebida, el xantohumol, al que las compañías cerveceras esperan sacarle el máximo partido.

No toda la cerveza es lúpulo y cebada. Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón (EEUU) descubrieron hace 10 años un flavonoide en la cerveza que bautizaron con el nombre de xantohumol. Un artículo reciente de la revista Phytochemistry ilustra las conclusiones a las que el equipo ha llegado tras todo ese tiempo de investigaciones, junto a otras experiencias con flavonoides llevadas a cabo por científicos de diversas partes del mundo. Como principal conclusión, la revista subraya que los flavonoides han evidenciado un potencial interesante en la prevención de cánceres de próstata y de colon. Asimismo, suplen la función de la terapia hormonal sustitutiva en mujeres posmenopáusicas.

Fred Stevens, adjunto de cátedra en la Facultad de Farmacia de la Universidad Estatal de Oregón, asegura que xantohumol es uno de los compuestos naturales identificados con mayor quimioprotección frente al cáncer. Se le atribuyen también propiedades metabólicas, pero antes incluso de que los estudios en marcha ultimen sus conclusiones, la industria alimenticia espabila ya distintos métodos para aislar el xantohumol y comercializarlo como suplemento. El producto más cercano, en tal sentido, va a ser una cerveza «fortificada» con xantohumol que pronto va a estar disponible en bares y puntos de venta. Stevens reconoce que «sería falso inferir de este mensaje que beber cerveza previene el cáncer, puesto que el contenido de xantohumol en las cervezas comercializadas es menor al necesario para ejercer una función preventiva eficaz; pero el único producto de consumo que contiene dicho flavonoide es, en efecto, la cerveza».

Mecanismos de acción

Los investigadores aseguran que xantohumol, presente en la cerveza, tiene propiedades antioxidantes superiores incluso a las de la vitamina E

Xanthohumol ejerce esa protección anticancerígena por medio de distintos mecanismos de acción. El más llamativo es la inhibición del citocromo p450, que a su vez activa los procesos cancerígenos. Son varios los flavonoides que inhiben esta sustancia, pero xantohumol induce además la actividad de la quinona reductasa, una enzima que ayuda a combatir la toxicidad de moléculas eventualmente carcinógenas. Por último, inhibe el crecimiento tumoral en sus etapas más precoces.

En los últimos 10 años, tanto el xantohumol como otros prenilflavonoides han sido investigados por su actividad fitoestrogénica, especulándose un potencial terapéutico en la prevención osteoporósica y la sintomatología del climaterio. Sin embargo, no existe hasta la fecha un ensayo clínico diseñado para evidenciar este posible efecto. Ocurre, como con la cerveza, que antes de que la evidencia científica avale la eficacia de los flavonoides en la posmenopausia, ya se han puesto a la venta preparados herbales y una cerveza «funcional», comercializada en Alemania, que además de mitigar la sintomatología del climaterio, aseguran los fabricantes, incrementa el volumen de los pechos «gracias a su elevado contenido en xantohumol».

Por si le faltaran ventajas al xantohumol, el artículo de Stevens y su grupo de expertos asegura que tiene propiedades antioxidantes dignas de atención «y superiores incluso a las de la vitamina E».

Inhibición de mutantes carcinogénicos

En Japón, país en el que la cerveza es tan dorada como su precio de venta en el mercado, investigadores de la Universidad de Okayama, cercana a Hiroshima, publicaron el pasado diciembre un artículo en la revista oficial de la American Chemical Society con los resultados de un estudio de 24 cervezas, incluyendo una variedad sin alcohol, provenientes de 11 países distintos (Inglaterra, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Japón, Holanda, Rusia, Escocia, República Surafricana y Estados Unidos).

Todas ellas, según los expertos nipones, hicieron gala de un potente efecto inhibidor de mutágenos presentes en distintos tipos de aminas heterocíclicas. Sakae Arimoto-Kobayashi, responsable del estudio, aseguró que las cervezas más oscuras ejercieron la acción inhibitoria más profusa, que resultó casi inapreciable en las cervezas más claras y en la variedad sin alcohol. Al igual que la cerveza más oscura, los vinos blancos, el coñac y el sake japonés han demostrado el potencial inhibitorio; el whisky, en cambio, no.

PROTEGER EL CORAZÓN

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Brindar con cerveza también protege frente al infarto de miocardio. De nuevo en el órgano de la American Chemical Society aparece un estudio de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) según el cual beber un vaso diario de cerveza produce cambios bioquímicos en la sangre que ayudan a prevenir la eventualidad de un infarto. Shela Gorinstein y su grupo de expertos sometieron a 48 hombres con enfermedad coronaria y una edad comprendida entre los 46 y los 72 años a una dieta que incluía una sola cerveza al día por espacio de un mes. Compararon su evolución con la de otro grupo de características similares que bebió sólo agua.

Los expertos descubrieron con asombro que los bebedores de cerveza tuvieron una disminución más pronunciada de los niveles de colesterol, aumento de antioxidantes y menor acúmulo de fibrinógeno en la sangre. Dicho estudio demostró, además, que un consumo moderado de alcohol produce cambios estructurales en el fibrinógeno, una proteína sanguínea responsable de los coágulos, inhibiendo su capacidad coagulante. Los investigadores subrayaron el hecho de que tanto el grupo que consumió cerveza como el que consumió agua siguieron una dieta cardiosaludable, rica en frutas y vegetales. No obstante, en el grupo de cerveza aumentó más el colesterol HDL (beneficioso) y disminuyó por contra el LDL, además de registrarse una mayor actividad antioxidante.

Durante el periodo estudiado (cuatro semanas) no se registraron episodios cardiacos en ninguno de los dos grupos, y los científicos tratan ahora de determinar el riesgo coronario y las expectativas de supervivencia en bebedores de cerveza y agua para determinar un patrón comparativo.

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