Nuevos alimentos funcionales

El uso de 'low-carb fix' o fijadores de hidratos de carbono y de sustancias anteriormente relacionadas con la cosmética está enriqueciendo el panorama de alimentos funcionales, aunque algunos expertos alertan sobre sus riesgos
Por José Juan Rodríguez Jerez 10 de febrero de 2004

Cada vez más se está imponiendo la moda de los nuevos alimentos que pretenden tener diversas propiedades, casi todas ellas saludables, como es el caso de los fijadores de grasa y de sustancias anteriormente relacionadas con la industria cosmética. Su inicio tiene lugar en Estados Unidos y Japón, donde la aparición de dietas, nuevas moléculas milagro, adelgazantes, y otros anuncios parecidos hacen furor entre la población.

El colágeno, la ceramida o las proteínas de seda, antes limitados a la cosmética, se usan ahora en nuevos alimentos
Se está generalizando al consumo de alimentos con bajas cantidades de hidratos de carbono. No se trata de alimentos bajos en estos nutrientes (lo que se podría conseguir con una mezcla adecuada de alimentos o eliminando algunos de ellos) sino que son alimentos que limitan la capacidad de absorción o de digestión de los almidones y algunos azúcares. Estas nuevas sustancias son consumidas actualmente por unos 30 millones de americanos, cifra que se incrementa año tras año, en lo que puede ser en el futuro un grupo de productos altamente demandados.

Ante esta situación, hay que considerar si realmente son eficaces y si pueden exponernos a peligros que desconocemos en la actualidad. En Europa se están empezando a comercializar en diversos países, pero es en el Reino Unido donde se está apreciando un cierto impacto en el mercado.

Ventajas e inconvenientes de estas sustancias

En los países desarrollados uno de los problemas más importantes es la excesiva ingesta de calorías, debida fundamentalmente al consumo de productos ricos en grasa y en azúcares. La obsesión por los azúcares y los hidratos de carbono se ha desencadenado a raíz de las evidencias científicas que han demostrado que el consumo excesivo de estos nutrientes se relaciona con problemas de sobrepeso-obesidad y con la aparición de diabetes y otros problemas.

Una parte importante de la población, afectada por problemas de sobrepeso, prefiere ingerir complementos vitamínicos y minerales antes que incrementar el consumo de frutas y verduras, y se muestra claramente a favor de sustancias que impidan la absorción de nutrientes energéticos. Los conocidos como «low-carb fix» o fijadores de hidratos de carbono empiezan a constituir una fuerza emergente en la industria y en los hábitos de consumo de los americanos.

Actualmente se están poniendo de manifiesto algunos problemas de salud derivados del consumo de estos productos, aunque el principal problema para muchos nutricionistas es que se pretende crear, de manera artificial, una dieta saludable, cuando el objetivo fundamental debería ser el de la modificación de los hábitos alimenticios.

Esto ha llevado a que algunos productos indiquen en sus etiquetas la capacidad que tienen para incrementar el índice de glucemia, o lo que es lo mismo, la concentración de glucosa que se puede alcanzar en sangre tras el consumo de 100 g de producto. Aunque es evidente que esta medida informativa tiene un efecto positivo, ya que a las personas englobadas en los grupos de riesgo (como los diabéticos) pueden conocer cuáles son los productos más adecuados para sus necesidades, puede llevar a que otras que no tienen un problema específico, se guíen por este dato y acaben haciendo un mal uso de esta información, excluyendo de su dieta productos sanos y saludables.

Alimentos de belleza y productos adaptados

En otro de los nuevos tipos de alimentos funcionales es posible encontrar diversas sustancias empleadas en productos de belleza. Así el colágeno, la ceramida, las proteínas de seda, etc., son ingredientes en algunos alimentos funcionales de nuevo cuño.

Al igual que muchos productos de belleza se desarrollan a partir de descubrimientos científicos en el ámbito de la nutrición, como por ejemplo la vitamina A (retinol) vitaminas antioxidantes como la E, el uso de leche, cereales, etc., se da también el caso contrario, de forma que descubrimientos científicos en el ámbito de la cosmética están pasando a la industrial alimentaria. En este caso, se pretende que los alimentos posean unas características más atractivas, o que se comercialicen con unas propiedades más saludables. Esta tendencia es especialmente evidente en Japón, donde se ha desarrollado un mercado importante en estos productos sofisticados, entre los que se incluyen galletas, dulces y bebidas.

Problemas y control

El empleo reciente de diversas sustancias no habitualmente empleadas en alimentación, puede dar lugar a problemas de salud, debido a que determinados individuos pueden no aceptar adecuadamente estas sustancias, dando lugar a diarreas, náuseas o mareos. Además está el problema añadido de que, al menos inicialmente, no se identificaría la causa o la sustancia desencadenante.

Los alimentos funcionales deberían incluir instrucciones de uso para evitar riesgos potenciales
De la misma forma, es posible que algunos productos habitualmente empleados en el cuidado corporal den lugar a alergias en personas sensibles. En el caso de los inhibidores de la absorción, se puede producir también una limitación de la absorción de otros nutrientes, algunas vitaminas y minerales, por lo que no se deben consumir constantemente todos los días, ya que se podrían dar casos de carencias nutricionales.

En estos casos el síntoma más característico es el de cansancio o agotamiento. Estos signos clínicos son muy poco específicos, por lo que difícilmente se va a encontrar una relación causa efecto. Para controlar todos estos problemas habría que hacer constar en el etiquetado del alimento no sólo la información sobre los ingredientes mayoritarios, sino la de todos aquéllos nuevos. El consumidor necesariamente debe conocer la existencia de estas sustancias a la hora de decidir si desea consumir o no el producto. Esta información resulta imprescindible para prevenir episodios alérgicos y para conocer si algo que existe en la composición nos puede hacer daño.

Al mismo tiempo, sería conveniente incluir instrucciones de uso, puesto que algunos de estos alimentos, al tener funcionalidades especiales, suponen un peligro potencial en el caso de un mal uso o una ingesta excesiva o inadecuada.

No está de más recordar que la conocida dieta mediterránea, que es, junto con la japonesa, la más saludable, ha tenido éxito y es conocida a nivel mundial desde que fue “descubierta” por un investigador americano después de la segunda guerra mundial. Desde entonces, la ingesta habitual de aceite de oliva, vino tinto, yogur, frutas, verduras y legumbres se ha establecido como un objetivo a seguir, por encima de nuevos productos que aporten funcionalidades aún no suficientemente contrastadas.

Bibliografía
  • Katayama H, Issiki M, Yoshitomi H. 2000. Application of fibroin in controlled release tablets containing theophylline. Biol Pharm Bull. 23(10):1229-34

  • Scheller J, Guhrs KH, Grosse F, Conrad U. 2001. Production of spider silk proteins in tobacco and potato. Nat Biotechnol. 19(6):573-7.

  • Looking to 2004 trends. http://www.foodnavigator.com/news/news-NG.asp?id=49346
  • Sigue a Consumer en Instagram, X, Threads, Facebook, Linkedin o Youtube