Qué es el clorato y cuáles son los riesgos de ingerirlo

Coca-Cola ha retirado del mercado europeo varios lotes de refrescos por exceso de clorato. Te contamos qué es esta sustancia y cuáles son los riesgos para la salud
Por EROSKI Consumer 7 de febrero de 2025
clorato en latas de refresco
Imagen: Uwe Conrad
La noticia se conoció a finales de enero: el gigante de los refrescos había retirado del mercado europeo varios lotes de sus bebidas, tanto en latas como en botellas. La razón: una concentración excesiva de clorato. El riesgo para la salud que suponía ingerir esos productos era bajo —se necesitan grandes dosis de clorato o un consumo sostenido en el tiempo para ocasionar problemas de salud—, pero se apartaron del mercado por un principio de precaución. Y, si bien los lotes afectados se comercializaron, sobre todo, en Bélgica y Luxemburgo, la presencia de esta sustancia ha despertado cierta inquietud general. En las siguientes líneas, explicamos qué es el clorato y por qué se ha tomado esta medida.

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Cuáles son las bebidas afectadas por clorato

La alerta por exceso de clorato en los refrescos se ha extendido con rapidez, pero lo cierto es que afecta a unos lotes concretos de algunas bebidas de la popular compañía. Estos son los datos:

  • Bebidas afectadas: Coca-Cola, Sprite, Fanta, Fuze Tea, Minute Maid, Nalu, Royal Bliss y Tropico, tanto en latas como en botellas de cristal retornables.
  • Lotes afectados: las bebidas que llevan un código de producción que va del 328 GE al 338 GE, ambos incluidos.
  • Países donde se han vendido: Bélgica y Luxemburgo, mayoritariamente. También Países Bajos, Alemania, Reino Unido y Francia. De momento, España no está entre los países afectados.
refrescos y calorías
Imagen: iStock

Qué es el clorato

El clorato es la sal del ácido clórico, un residuo que se genera al utilizar desinfectantes de cloro. Esta sustancia puede provenir de fuentes ambientales, del uso de aguas cloradas para lavar vegetales, de los procesos de potabilización del agua, de la limpieza de instalaciones industriales o de las propias plantas que lo hayan absorbido del suelo.

Si bien el uso de clorato como fitosanitario está prohibido en la Unión Europea desde 2008, los vegetales pueden absorber los restos que se hayan acumulado en la tierra debido al empleo que se hacía de esta sustancia como plaguicida, antes de su prohibición.

En la actualidad, la presencia de clorato se debe, sobre todo, a que es un subproducto de la potabilización del agua que hace la industria alimentaria para la limpieza de las instalaciones y la desinfección de vegetales. Por esta razón, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) lo considera un contaminante.

Cuáles son los límites seguros de clorato

En su dictamen científico, publicado en junio de 2015, la EFSA realizó una evaluación toxicológica de la sustancia y estableció las cantidades máximas que se consideran seguras. Son las siguientes:

  • Una ingesta diaria tolerable (IDT) de 3 μg de clorato por kg de peso corporal.
  • Una dosis de referencia aguda (DRfA) de 36 μg de clorato por kg de peso corporal.

En sus conclusiones, la EFSA tuvo en cuenta todas las posibles fuentes de exposición (8.028 muestras), incluida el agua de bebida. Y, si bien descartó el riesgo agudo para todos los grupos de población, sí dejó constancia de que la exposición crónica a las concentraciones detectadas podría ser un problema potencial de inhibición de la absorción de yodo, especialmente en bebés y niños con una deficiencia de yodo suave o moderado.

Clorato: yodo, tiroides y otros riesgos

El clorato puede afectar el correcto funcionamiento de la tiroides, ya que interfiere en la absorción de yodo. La inhibición de la adecuada absorción, según se desprende del dictamen de la EFSA, podría afectar el desarrollo infantil y el metabolismo. Asimismo, la acumulación de clorato en la glándula tiroidea puede causar hipertiroidismo.

La ingesta de clorato también puede causar irritación en el aparato digestivo (en la boca, el esófago y el estómago) y provocar dificultades respiratorias o sensación de falta de aire, porque afecta a la capacidad de la sangre para transportar oxígeno en nuestro organismo.

El riesgo de exposición prolongada o aguda a esta sustancia a través de los refrescos afectados es bajo. Sin embargo, se han retirado del mercado por un principio de precaución.

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