Ajustar el presupuesto familiar

Usar transporte público, alquilar el piso y mudarse a uno más pequeño y prescindir de Internet o las extraescolares de los niños ayuda a cuadrar el presupuesto
Por Elena V. Izquierdo 15 de febrero de 2012
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Imagen: Images_of_Money

A estas alturas de la crisis, la mayoría de las economías domésticas españolas se han visto, en mayor o menor medida, afectadas por la disminución de sus ingresos, el paro o el recorte de la jornada laboral. Muchas familias llevan ya cuatro años de ajustes en sus presupuestos y otras se han incorporado hace poco a una situación a la que nunca pensaban llegar. Unas y otras se enfrentan a la recesión en un año que tampoco parece que será mejor que el anterior. Algunos podrán modificar un poco su día a día para llegar a fin de mes, mientras que otros tendrán que cambiar de modo radical sus hábitos y su nivel de vida. No poder pagar la casa, los gastos del coche o las actividades extraescolares de los niños empieza a ser un problema común, pero con solución.

El año acaba de empezar y ya se habla de posibles subidas del precio del petróleo, muchos salarios bajarán por la aplicación de un IRPF más alto y las perspectivas para el empleo no son nada halagüeñas. Por más números que hagan las familias, hacer frente a los gastos de la vivienda, el coche o la comida es cada vez más difícil. ¿Qué posibilidades hay para cuadrar el presupuesto?

Transporte

No todo el mundo puede mantener los gastos del coche. Según un estudio reciente, utilizar el vehículo privado hoy es casi un 60% más caro que en 2009.

Compartir el vehículo o el garaje ayuda a llegar a fin de mes

El litro de gasolina ha subido un 56% y el diésel, un 57%. Si tenemos en cuenta además que los salarios no se han actualizado -muchos incluso han bajado-, tener coche es hoy en día un lujo. Al precio de los carburantes hay que sumarle el gasto de mantenimiento, el seguro, el taller y, en algunos casos, las multas. ¿Qué opciones hay para reducir esta partida?

  • 1. Si en la casa hay más de un coche, se puede optar por deshacerse de uno de los vehículos. Ahora, la compraventa de automóviles de segunda mano está en auge, en detrimento de los nuevos turismos. Puede ser un buen momento para prescindir del segundo coche. Con esto no solo se reciben unos ingresos adicionales con los que mantener el otro vehículo, sino que también se ahorra en gasolina, pólizas y taller.

    Esta opción de vender el coche es aplicable, a la vez, para quienes solo tengan un vehículo pero les cueste pagar los gastos que conlleva. Puede ser algo más incómodo para la familia, pero llegar a fin de mes será más sencillo.

  • 2. Compartir el vehículo con personas que hagan el mismo trayecto. Es una alternativa cada vez más utilizada. Para saber qué trabajadores realizan un recorrido similar y si las horas coinciden, además del boca a boca hay páginas de Internet en las que cualquiera puede inscribirse para buscar compañeros o para unirse a un grupo ya formado. Si todos los componentes tienen vehículo, cada uno de ellos lo aporta un día o una semana y no es necesario hacer cuentas. Si alguien no tiene coche, se divide el gasto en combustible según los kilómetros realizados entre el número de personas y esta cantidad es la que paga el integrante que carezca de automóvil.

  • 3. Compartir el garaje. Quien tenga una cochera en zonas céntricas de la ciudad y solo guarde el vehículo durante una parte del día puede ponerlo a disposición de otros usuarios, a cambio de una cuota mensual. Si solo guarda el coche por la noche porque durante el día trabaja y se lo lleva, el propietario puede alquilarlo durante las mañanas y las tardes a otros usuarios. Así el dueño del garaje conseguirá un dinero extra y quien necesite aparcar su coche a cubierto pagará una cantidad más baja que si lo alquila a tiempo completo.

  • 4. Utilizar el transporte público es una opción recomendable y mucho más barata que el vehículo propio. Siempre que sea posible, se puede dejar el coche y coger el autobús o el metro, aunque en ocasiones los recorridos no se pliegan a las necesidades de todos y, en algunas ciudades, continúa la subida del precio del transporte sin mejorar los servicios que ofrecen.

  • 5. Usar las bicicletas públicas. Cada vez más municipios cuentan con un parque de bicicletas que los ciudadanos pueden encontrar en diversos puntos de la ciudad y utilizar de forma gratuita. Cuando la climatología lo permita, pueden usarse para los traslados habituales.

Vivienda

A numerosos ciudadanos la hipoteca no les deja llegar a fin de mes. El pago de la vivienda es uno de los gastos más elevados a los que se enfrenta una persona a lo largo de su vida. Con la rebaja de los sueldos y el paro, para muchas familias abonar las mensualidades es ya algo casi imposible. Lo último que se debe hacer es dejar de pagar porque las consecuencias son muy graves. Antes de llegar al impago hay otras alternativas.

  • 1. Poner una de las habitaciones en alquiler. Muchas familias recurren a esta opción, conscientes de que es una de las últimas oportunidades que tienen para no perder la vivienda. En función de la ciudad en la que se ubique el piso y las características del cuarto que se arrienda, se puede pedir entre 200 y 400 euros. Esta cantidad puede aumentar hasta más de 600 si incluye pensión completa, lavado y planchado de la ropa.

  • 2. Alquilar la vivienda completa. Si la situación es muy negativa y cabe la posibilidad de volver de manera temporal al piso de los padres, se puede poner en alquiler la casa. Esto permite residir de una manera más barata en el hogar de los progenitores, pagar la hipoteca y recibir un dinero de los inquilinos.

Internet

Los gastos de Internet son muy elevados. Por tener ADSL en casa con llamadas a fijos sin límite se paga algo más de 30 euros.

Bibliotecas y centros públicos tienen acceso a Internet de forma gratuita

A ello que hay que sumar en torno a 14 euros del establecimiento de línea, en total, unos 45 de euros al mes por estos conceptos. Si cuesta pagar esta cantidad, conviene estudiar el uso que se da a Internet y sopesar otras opciones más baratas.

  • 1. Dar de baja la línea y pasarse a servicios que solo cobran por lo que se gasta. Las conexiones USB de la mayoría de las compañías son una opción, aunque hay que leer de manera muy atenta sus condiciones. Para personas que no utilicen la Red con frecuencia o que puedan conectarse en el trabajo, sí son convenientes las conexiones USB, pero para quienes vean películas por Internet o se descarguen archivos, no, ya que resultan demasiado caras.

    Las compañías que operan por Internet tienen ofertas bastante competitivas para pagar solo por lo que se utiliza. El «pincho» USB cuesta unos 20 euros y se puede optar por tarifas de 12 euros por 1 giga, que permite consultar bastantes páginas, o pagar solo los megas descargados.

    Pero conviene prestar mucha atención a las condiciones porque algunas empresas, al pasar de los megas ofertados, empiezan a cobrar al usuario. Conviene contratar aquellas que solo reducen la velocidad de bajada o subida, sin cobrar más al cliente, porque esto trae consigo desagradables sorpresas en la factura.

  • 2. Dar de baja la línea y acudir a un locutorio o a una biblioteca. Cuando el uso de Internet se reduce a la consulta esporádica de noticias o de correos, acudir a establecimientos con ADSL supone un ahorro significativo. Algunas bibliotecas o centros públicos permiten utilizar los ordenadores e Internet de manera gratuita durante una hora o media hora al día. Localizar estos lugares y consultar Internet en ellos mejora bastante el presupuesto familiar.

Comida

Hay quienes trabajan todo el día y tienen que comer fuera de casa. Las largas jornadas laborales, sobre todo en ciudades grandes, desbaratan el presupuesto familiar si una o dos personas comen en restaurantes. Los menús del día no son muy caros, oscilan en torno a los 10 euros e incluyen dos platos, bebida y postre. Pero quien tenga que recurrir a ellos todos los días gastará una media de 200 euros al mes y el doble, si es una pareja. ¿Cómo reducir este gasto?

  • 1. Lo más recomendable es cocinar en casa y llevar la comida al trabajo en fiambreras. Puesto que cada vez hay más personas que recurren a esta opción, hay infinidad de recetas para comer de forma equilibrada, variada y barata.

  • 2. Llevar termos de café o comprar una cafetera en el trabajo. Las hay por menos de 30 euros y esta práctica supone un ahorro mensual.

  • 3. Prescindir de las máquinas expendedoras de comida o chucherías. En el supermercado, estos productos pueden costar la mitad y, al no ser demasiado grandes, se pueden llevar en el bolso.

Actividades de los niños

Cada vez son más los padres que no pueden pagar las actividades extraescolares de sus hijos. Es frecuente que cada niño esté apuntado a varios cursos que complementan su formación o le enseñan un deporte después de haber terminado las horas lectivas.

Los bancos de tiempo pueden ser una alternativa temporal a las actividades extraescolares

A lo largo de la semana, es posible que entre dos y cinco días estén ocupados por este tipo de clases. En ocasiones, para los estudiantes suponen una diversión y, en otros casos, preferirían dedicarse a jugar en la calle y a divertirse con sus amigos. ¿Qué alternativas tienen los padres para disminuir el gasto?

  • 1. Priorizar y reducir las clases. Conviene estudiar cuáles son las actividades que más favorecen al niño en su desarrollo, ya sea porque le divierten o porque aprende una habilidad o una materia. Si alguna de ellas es accesoria, el niño no disfruta y tampoco es importante, será la primera en desaparecer del horario del estudiante. Supone un ahorro para los padres y no perjudicará demasiado al niño.

  • 2. Apuntarles a clases más baratas. Los niños pueden realizar la misma actividad, pero en centros que cuesten menos dinero. Junto con las academias privadas, están las asociaciones de vecinos o los cursos que se realizan en el propio colegio fuera de las horas lectivas y que son bastante más baratos. Los niños aprenden y comparten su tiempo con otros compañeros, pero a un precio menor.

  • 3. Los padres o un familiar pueden ser quienes les enseñen. El padre o la madre pueden sacar tiempo para repasar ciertos deberes y hacerlos con los niños para que estos progresen. Si los menores tienen poca edad, a los padres no les costará mucho ponerse al día y ayudarles a avanzar.

  • 4. Tutoriales en Internet. Aunque lo divertido de las actividades que se realizan fuera del colegio es pasar un tiempo con otros compañeros, también se busca instruirse. En Internet se pueden encontrar infinidad de cursos para que el niño aprenda habilidades, idiomas o distintas materias.

  • 5. Acudir a un banco de tiempo. No es necesario pagar nada para que los jóvenes aprendan un idioma, reciban clases por la tarde o practiquen un deporte en grupo. Muchas localidades tienen bancos de tiempo a los que se apunta gente dispuesta a compartir sus conocimientos con otras personas y, a la vez, recibir servicios de otros usuarios.

    Si uno de los componentes sabe contabilidad y cocinar, lo indica en su ficha y, a su vez, pide lo que necesitaría, como clases de inglés y lengua para los niños, entre otras. Cada uno apunta las horas que ha dedicado y tendrá derecho a recibirlas de otra persona de manera gratuita porque se intercambia el tiempo.

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