Hogares para niños sin recursos

En estos centros pueden alojarse y cursar los estudios, gracias a la solidaridad de voluntarios y donantes
Por Azucena García 12 de octubre de 2010
Img ashakiran

Se les proporciona un techo, pero sobre todo se les da amor. Los hogares y escuelas que acogen a niños sin recursos son refugios a su entera disposición donde los pequeños encuentran un hogar. Numerosos voluntarios y personal contratado les cuidan, educan y alimentan para crear un entorno normalizado donde los menores se desarrollen sin conflictos a su alrededor y con sus necesidades cubiertas.

Numerosos niños sin familia ni recursos necesitan protección. Los hogares de acogida u hogares-escuela se encargan de su bienestar y les salvan de una vida que, a menudo, tiene poco que ofrecerles. Les rescatan de una situación de vulnerabilidad a cambio de un futuro. La Fundación Asha-Kiran cuenta en Pune, en el estado de Maharashtra (India), con un hogar de acogida para estos menores. El proyecto «Hogar de Acogida Yashodhara» atiende a niños huérfanos, maltratados o en situaciones de necesidad, que requieren cuidados y protección adicionales a los que proporciona la organización en diversos centros de día. «Es un hogar adaptado a las necesidades de menores que han pasado gran parte de su vida en las calles o en los barrios marginales, la mayoría del tiempo solos, sin el cuidado y atención necesarios para un desarrollo adecuado», explican sus impulsores.

El hogar se abrió en marzo de 2008 y en él viven 21 menores -8 niños y 13 niñas-, aunque el pasado mes de junio se trasladó a un edificio nuevo con capacidad para albergar a 46 pequeños de 5 a 18 años. Todos ellos reciben educación, clases de apoyo, alimentación, servicios integrales de salud preventiva y curativa, cuidados bucodentales, protección, asisten a talleres creativos, realizan excursiones a lugares de interés, participan en actividades recreativas. Se les da, en definitiva, cuidados y cariño.

La entidad se fijó en Pune por ser una de las ciudades indias con mayor crecimiento y que atrae a muchos migrantes de numerosos puntos de la nación. Pero junto con el aumento de las personas migrantes, «Pune es ahora testigo del fenómeno de los niños de la calle, antes sólo visto en ciudades grandes como Mumbai, Delhi y Calcuta». El objetivo es que estos niños no sean «víctimas de muchas situaciones difíciles» debido a la falta de protección por parte de personas adultas. La mayoría reside en asentamientos, en las aceras o en las estaciones de autobuses y de trenes. De ahí que Fundación Asha-Kiran se centre en tareas de prevención y protección.

Img asha kiran2 articuloImagen: Fundación Asha Kiran

Los menores que forman parte de este proyecto mejoran su rendimiento académico y su estado de salud y nutrición, pero además se incrementa la participación e implicación de las familias para mejorar la relación con ellas y el desarrollo de los niños. Del mismo modo, se imparten al menos cuatro sesiones al año sobre los derechos de la infancia para impulsar el conocimiento de estos.

También en India, Global Humanitaria destina los ingresos por apadrinamiento para mantener cuatro hogares de acogida donde viven 224 niños y adolescentes en situación de riesgo. Con la cuota mensual de cada padrino (21 euros) se financia la atención integral de los menores, relativa a alimentación, atención psicológica, sanitaria y educativa, además del mantenimiento de las instalaciones y del personal.

Hogares-escuela

Las escuelas deberían ser un lugar de paso obligatorio para todos los niños. En ellas se instruyen, se forman y consiguen una oportunidad para un futuro mejor. Por ello, en ocasiones se apuesta por hogares-escuela. En la provincia de Carazo (Nicaragua), la ONG Dianova fundó en 1998 el Colegio Las Marías, que acaba de obtener la certificación como Escuela Asociada a la UNESCO, en reconocimiento a la promoción de la calidad de la educación. Allí, cerca de 400 niños que carecen de recursos y están en situación de riesgo reciben alojamiento y educación primaria y secundaria. Sin embargo, las condiciones del centro no son las deseadas por la entidad. La rotura de la acometida que lleva el agua al colegio implica cortes frecuentes, mientras que «la antigüedad de esta red de agua impide una presión constante en el sistema y dificulta el reparto». A su vez, hay que homologar el sistema eléctrico «para asegurar el flujo y la seguridad de los usuarios y del personal del colegio».

Para lograrlo, Dianova ha puesto en marcha la campaña Llevaré luz y agua, que recauda dinero para rehabilitar los sistemas de electricidad y agua de la escuela. Se necesitan casi 37.000 euros. La actividad central es un concierto de música clásica que se llevará a cabo el próximo 29 de octubre en el Auditorio Nacional de Madrid, junto con la Fundación Excelentia. También se ofrece la posibilidad de adquirir entradas de «Fila 0», para quienes no puedan asistir al concierto, pero deseen contribuir con el proyecto. Cada entrada tiene un precio de 20 euros.

Los niños que atiende la organización tienen entre 6 y 18 años, proceden de familias con escasos recursos que residen en zonas rurales u hogares desestructurados. Por ello, se obliga a trabajar a los menores desde edades muy tempranas: viven explotados, son víctimas de violencia, prostitución infantil e, incluso, consumen drogas. El colegio les concede becas para acceder de manera gratuita al programa educativo, que incluye: alojamiento (para quienes lo necesiten), alimentación, materiales educativos, atención psicológica y atención básica en salud.

La Asociación Dar es Salaam inauguró el pasado mes de abril el nuevo edificio hogar-escuela Kind Heart, ubicado en Chanika, a unos 15 km de Dar es Salaam (Tanzania). La mayoría de los niños son huérfanos, debido a las epidemias de malaria y VIH. «Viven desamparados por las calles en régimen de exclusión social, expuestos a redes de prostitución infantil, delincuencia, drogadicción…», destaca también esta ONG.

Su objetivo es proporcionar una atención integral a los menores: vivienda, alimentación, vestido, necesidades sanitarias, formación. «Siempre con el constante apoyo de unos cuidadores que, con su cariño y constancia, les aporten autoestima y seguridad», agrega. El proyecto abarca la construcción de cuatro edificios (escuela y residencia, biblioteca, oficina, comedor y cocina), pero con los fondos y subvenciones recibidas hasta el momento sólo se ha construido el primero y un pozo para el abastecimiento de agua.

Salvar a los niños de conflictos

En ocasiones, la situación de vulnerabilidad de los menores se deriva de los conflictos que afectan al lugar o región donde viven. Por este motivo se creó Malayaka House. Atiende a “los niños más frágiles” para que reciban “seguridad, paz, alegría y la esperanza de una vida mejor”. Desde 2006, “rescata y acoge a niños que se encuentran en medio de un fuego cruzado de tensiones raciales, tribus, odio y pobreza”. Estos se alojan en una casa de acogida situada en Lunyo, una zona segura a las afueras de Entebbe.

Para ampliar los beneficios a otros grupos vulnerables, la organización contrata a mujeres ugandesas que cuidan a los pequeños. Se busca la autosuficiencia y, por ello, en el centro se enseña a ser independiente, a cultivar la tierra para obtener alimentos, plantas y hierbas medicinales, a recoger el agua de lluvia para las labores de limpieza y regadío, y a conseguir electricidad a través de baterías recargables. El objetivo, también en este caso, es mejorar estas condiciones y contar con la financiación suficiente para atender al mayor número de niños posible.

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