Recomendaciones en inclusión social

La participación local y el trabajo en red son dos factores claves para no excluir a ningún ciudadano
Por Azucena García 9 de agosto de 2011
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Imagen: Thokrates

La Guía de Recomendaciones y Líneas de Actuación en Inclusión Social, publicada el pasado mes de junio por la Fundación Luis Vives, reúne las aportaciones de expertos en inclusión social y tres años de análisis de las políticas e iniciativas de las diferentes comunidades autónomas. Se resumen experiencias exitosas que podrían aplicarse en otros municipios y se detallan los nuevos perfiles de personas que requieren ayuda debido a los efectos de la crisis. Es un intento de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos cuya situación ha empeorado o se ha cronificado.

Coordinación y transversalidad

La elaboración del texto ha recaído en expertos de sectores tan variopintos como la Administración Pública, académicos, sindicatos y el tercer sector de acción social. Se enmarca en el proyecto europeo liderado por la Fundación Luis Vives «A Favor de la Inclusión Social», una iniciativa apoyada por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social, la Federación Española de Municipios y Provincias, el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad y la Obra Social Caixa Galicia.

Esto explica que los especialistas hayan recomendado cuestiones como una mayor coordinación entre los órganos de la Administración pública y entre la Administración, las empresas y las organizaciones del tercer sector porque «la descoordinación crea despilfarro e ineficacia». Además, se estima necesario incrementar la inversión social, la protección del empleo, facilitar el acceso a la vivienda y reforzar el sistema de servicios sociales, promocionar la economía social, medidas de iniciativa social y apoyar a nuevos emprendedores.

Actuaciones en el medio rural

El medio rural se caracteriza, en buena parte, por el descenso de la población y el envejecimiento de la misma, unido al aislamiento físico y social. Por ello se propone otorgar a los jóvenes responsabilidades y capacidad de decisión «para que se conviertan en los creadores del nuevo tejido económico y social del medio rural». Se defiende el reconocimiento y valoración de la diversidad de este medio, la búsqueda y defensa de modelos de desarrollo rural sostenibles y la mejora o instalación de nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

Ciudadanía activa

La promoción del voluntariado y la participación en redes de acogida o denuncia de las situaciones que viven las personas excluidas y en riesgo de exclusión son dos opciones para los ciudadanos. Desde las instituciones, los Planes Locales de Inclusión Social (PLIS) implican nuevas metodologías de trabajo, como el Método Abierto de Coordinación (MAC), que «busca la colaboración, la creación de redes entre técnicos y el intercambio de experiencias entre los distintos actores» para mejorar esas políticas.

Los ciudadanos pueden ayudar mediante acciones de voluntariado y la participación en redes de acogida o denuncia

En este caso, se recomiendan procesos de trabajo compartidos entre los distintos PLIS, con espacios de interrelación entre técnicos locales, hacer atractiva la participación para los grupos menos proclives a hacerlo y adaptar los procesos en función del público objetivo al que se quiere llegar.

Respecto a los servicios sociales, se recomienda definir y acotar su papel, revisar sus metodologías y un esfuerzo de descripción, delimitación y comunicación sobre cómo pueden ayudar a las personas. Se proponen diagnósticos compartidos, espacios de reflexión técnica, indicadores conjuntos y redes de trabajo. Una de las últimas recomendaciones apuesta por garantizar unos ingresos adecuados para que todas las personas puedan mantener un nivel de vida compatible con la dignidad humana.

Más agilidad y recursos

Con este mismo fin, en algunos lugares se ha agilizado la gestión de los formularios de solicitud de ayudas de emergencia, para evitar los trámites complejos. «Se proporcionó a los servicios sociales la información sobre el solicitante de la ayuda (catastro, declaración de la renta IRPF…) en un plazo máximo de 24 horas. Con esto se logró reducir considerablemente los plazos de espera para las ayudas de urgencia», detalla la guía.

Otra medida que se ha tomado ha sido la readaptación de los instrumentos. Se ha incrementado el presupuesto municipal para ayudas de emergencia, pero se ha respondido a nuevos y antiguos solicitantes para atender a quienes cumplen los requisitos «sin generar dependencia ni atracción al sistema de ayudas».

Ayuda en tiempo de crisis

La crisis económica que afecta al país ha potenciado la imaginación en este ámbito y se han revelado experiencias exitosas a favor de la inclusión social. La guía recoge iniciativas como las rentas de emergencia familiar -59% de la cantidad cobrada como prestación por desempleo-, ideadas por los servicios sociales de varios ayuntamientos españoles debido a un nuevo perfil de personas que demandan algún tipo de ayuda: las clases medias endeudadas. Estas son “familias con ingresos bajos a causa del paro de sus integrantes, pero con cierto patrimonio”.

Se ha obligado a algunos propietarios de segundas viviendas a alquilarlas para evitar la dependencia de ayudas y generar ingresos

En algunos lugares se ha llegado a acuerdos con los propietarios de una segunda vivienda, obligados a alquilarla durante el tiempo de recepción de la ayuda, señala la guía, para “evitar la dependencia sistemática de la ayuda y promover la generación de nuevos ingresos por la renta del inmueble”. Son diversos modos de mejorar la situación de las familias afectadas y prácticas que se recopilan para difundirlas y, tal vez, implantarlas en otros municipios.

La crisis ha cronificado algunas situaciones de precariedad, ha favorecido que en algunas familias todos los miembros hayan quedado en paro, con las prestaciones agotadas, y ha empeorado el estado de hombres separados, que en ciertos casos se han visto obligados a ocupar infraviviendas o a vivir en su coche, y de las mujeres mayores de 50 años en situaciones de “vulnerabilidad física y psíquica ante su pareja o expareja”. Algunas personas han llegado por primera vez a esta situación y desconocían dónde pedir ayuda, por lo que resulta necesario llegar a todos los ciudadanos para evitar estas situaciones que ralentizan la recepción de apoyo.

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