El mundo de la fotografía digital tal vez sea el más variado y complejo de cuantos albergan las nuevas tecnologías. Aúna en sí mismo conceptos de óptica, de física y de electrónica a los que el usuario se enfrenta antes o después si quiere conseguir las mejores imágenes. Comprende también diversos estándares -cámaras compactas, réflex, híbridas, de espejo translúcido, etc.- bajo un mismo concepto. En este contexto, es normal que el usuario no iniciado se sienta un tanto desorientado cuando va a adquirir su primera cámara o cuando se pregunta si conseguirá hacer fotografías tan bellas como las mostradas en algunos sitios de Internet. Eroski Consumer ha querido que el arquitecto y fotógrafo profesional Manolo Toledo, que además escribe en el reputado blog Xataka, aclare ideas y dé algunas directrices para realizar una buena compra.
En lo que respecta a la fotografía, sobre todo, se ha ganado inmediatez. Se ha acortado de un modo considerable el proceso desde que se toma una fotografía hasta que podemos disponer de ella, compartirla o contemplarla. Ahora es instantáneo, mientras que con la fotografía analógica se requería todo un proceso, más o menos largo. Por un lado, se ha perdido algo del romanticismo de la fotografía. Por otro, la imagen digital ha supuesto la verdadera popularización de la misma en todo el mundo.
Es una pregunta complicada, no todos los usuarios son iguales, ni buscan lo mismo, ni hacen el mismo tipo de fotos. Pero en general, para empezar, recomendaría una buena cámara compacta con un objetivo de calidad y con controles manuales, que permita al usuario jugar con los parámetros fotográficos básicos, como apertura o velocidad de obturación. Son la base para aprender fotografía.
“Para iniciarse, recomendaría una buena cámara compacta con un objetivo de calidad y con controles manuales”
Soy de quienes defienden que una cámara mejor no va a hacer que consigas mejores fotos. Evidentemente, una buena cámara ayuda y da más posibilidades al fotógrafo que una cámara básica, pero, como decía Ansel Adams: “El componente más importante de una cámara son los treinta centímetros tras ella”. Conozco fotógrafos que con compactas básicas, e incluso con teléfonos como el iPhone, sacan fotos espectaculares, mientras que otros con equipos de miles de euros no dan para más. De cualquier forma, el paso de una compacta a una cámara réflex siempre es un salto en calidad de imagen y en versatilidad. También lo es, de forma más general, por las ventajas que supone poder cambiar de óptica, por la calidad de los objetivos y la calidad que ofrecen los sensores de este tipo de cámaras.
Es muy subjetivo. A muchas personas, gastarse 3.000 euros en un equipo fotográfico les parecerá lo mínimo para tener una cámara de cierto nivel, y para otros una cámara de 300 euros será más que suficiente. Un usuario medio, buen aficionado a la fotografía, que quiera tener un equipo versátil y con cierta calidad, no se debería plantear comprarse un equipo que baje de los 1.000 euros, si hablamos de réflex, y de los 400 euros, si hablamos de compacta. Pero insisto, es muy subjetivo y no todo el mundo necesita lo mismo.
“A muchas personas, gastarse 3.000 euros en un equipo fotográfico les parecerá lo mínimo para tener una cámara de cierto nivel, pero para otros una cámara de 300 euros será más que suficiente”
En función del tipo de fotografía que vayamos a hacer, deberemos buscar unas características u otras, pero mi recomendación es apostar por cámaras con buen sensor, un buen objetivo luminoso, controles manuales y, a ser posible, formato RAW (el negativo digital). A partir de aquí, en qué características fijarse depende mucho del tipo de fotografía que hagamos o pretendamos hacer.
No tiene por qué. En definitiva, la diferencia principal es el material sensible que capta la imagen. En la fotografía analógica lo hacía el negativo y en la fotografía digital es un sensor de imagen, junto con un procesador A/D, pero tanto en las digitales como en las analógicas hay calidades. Puede que se tenga la sensación de que las cámaras analógicas se construían mejor, pero creo que esto tiene más de nostalgia que de realidad.
Conservo dos réflex analógicas, una Canon F-1 y una Nikon F-301, que heredé de mi padre y que usé en mis comienzos en la fotografía. En la actualidad no las uso, aunque me gustaría retomarlas de vez en cuando.
“Puede que se tenga la sensación de que las cámaras analógicas se construían mejor, pero creo que esto tiene más de nostalgia que de realidad”
Creo que sí. Sobre todo, puede enseñar a pararse y pensar la foto. Algo que se pierde con la fotografía digital es la reflexión, ya que muchos fotógrafos usan las cámaras como auténticas metralletas, sin pensar ni en el encuadre ni en el momento adecuado. Se limitan a disparar y a escoger a posteriori la mejor toma. Por un lado es lícito en ciertas disciplinas, pero por otro es un error si se actúa siempre así. Con la fotografía analógica había que pensárselo dos veces antes de apretar el disparador, al menos, si no querías cambiar el carrete cada cinco minutos. Ahora con las tarjetas digitales parece que no hay límite.
Lo veo aburrido, pocas marcas se arriesgan a apostar por modelos diferentes. El marketing hace de las suyas también en la fotografía y siglas como HDMI o FULL HD, la grabación de vídeo o los automatismos increíbles hacen lo propio en la publicidad, sobre todo, en los mercados amateurs. De cualquier forma, todavía hay marcas que se arriesgan, como Fujifilm con la recién presentada X100, aunque es una compacta de 1.000 euros a la que muchos usuarios no sabrán verle las virtudes y que todo el mundo no se puede permitir. En un mercado cada vez más competitivo, estas cosas influyen.
“Uno de los aspectos que ha cambiado para mal con la fotografía digital es que muchos fotógrafos usan las cámaras como auténticas metralletas”
Es una pregunta interesante. Sin duda, hay avances muy importantes en el mercado de los teléfonos móviles y la calidad de imagen de algunos de última generación es sorprendente, incluso superan a algunas compactas básicas. A esto se suma la ventaja que supone el hecho de que todos llevamos el móvil siempre encima, así como la cantidad de software fotográfico que se programa para los teléfonos, o las conexiones 3G de datos, que muchas compañías de telecomunicaciones integran en los “smartphones”.
Todo esto repercute de manera considerable en el mercado y se nota en las redes sociales de fotografía, donde móviles como el iPhone son ya la “cámara de fotos” más utilizada entre los usuarios. Si llegarán a integrarse no lo sé, al mercado de la fotografía en el móvil aún le queda mucho por mejorar respecto a la calidad óptica o a la ergonomía, pero han aportado un plus que el mercado de las compactas no ha sabido o no ha podido explotar y, sin duda, les comen terreno.
Es probable que el precio baje más, pero de cualquier forma, creo que el mercado necesita marcar diferencias. No todo el mundo quiere una réflex y es probable que no la necesite. Otra cosa es que las compactas lleguen a tener la calidad de imagen que tiene una réflex o que ésta sea tan pequeña como una compacta, algo que ya vemos con las cámaras sin espejo de ópticas intercambiables.
Ha facilitado que todo el mundo lleve una cámara en el bolsillo y tenga la posibilidad de hacer una foto en el sitio y en el momento adecuado, pero el fotoperiodismo es mucho más que eso.
“No todo el mundo quiere una réflex y es probable que no la necesite”
Por supuesto, una cosa es que la fotografía se haya popularizado con la imagen digital y otra que no hagan falta profesionales. Aunque haya coches de 600 caballos y te lo puedas comprar porque tienes dinero, eso no quiere decir que ya no hagan falta pilotos de carrera.
Nunca está de más. Los puristas defienden que una cámara de fotos es para hacer fotos, pero a mí desde luego no me molesta para nada, e incluso agradezco el hecho de tener una función más. Si un día me apetece grabar un vídeo y encima lo puedo hacer con la calidad que lo hacen hoy por hoy algunas réflex del mercado, me parecerá fantástico poder hacerlo.
El principal problema de las nuevas tecnologías es que no se sabe dónde acabarán. Es arriesgado apostar por ellas y, de lo que no cabe duda, es de que en la actualidad cada marca quiere imponer su modelo. Esto afecta de forma negativa a los usuarios y creo que no es el camino si de verdad quieren vendernos un cambio.