¿Saben nuestros hijos relacionarse de manera adecuada en Internet?
Los adolescentes no siempre son conscientes de que detrás de la pantalla hay una persona, por lo que es importante reflexionar sobre el valor y el respeto de las comunicaciones en la Red
- Autor: Por IS4K
- Fecha de publicación: jueves 25 abril de 2019

- Falso anonimato. Detrás de una pantalla somos más valientes, ya que es posible "esconderse" tras pseudónimos o avatares y resulta fácil hacerse pasar por otra persona o sentirse más cómodos pensando que la comunicación no es tan expuesta.
- Se elimina la comunicación no verbal. Las posturas, los gestos o la entonación también comunican. Aunque se apoye la conversación con emoticonos para expresarlo, a veces se producen confusiones e incluso es habitual que se saque de contexto o se malinterprete algún mensaje.
- Facilidad para intimar. Internet nos permite relacionarnos con muchas personas y estrechar vínculos. Sin embargo, es imposible estar por completo seguros de quién es en realidad la persona que está al otro lado de la pantalla.
- Presión por responder de inmediato. En la comunicación online es posible saber si se ha recibido un mensaje o no y se genera una presión social por responder rápido. Controlar los horarios de conexión y actividad en línea puede derivar en situaciones de cibercontrol.
- Perdurabilidad en el tiempo. La información que se comparte puede permanecer en la Red durante mucho tiempo y extenderse con rapidez a otras personas con las que no se contaba (se conoce como contenido viral). Compartir es muy sencillo, pero si nos arrepentimos y decidimos eliminarlo de Internet, puede resultar extremadamente difícil su total desaparición.


- Detrás de la pantalla hay una persona. Recordar siempre que cada publicación en Internet tiene una persona detrás con sentimientos. Trabajar la empatía poniéndose en el lugar de la otra persona puede servir de gran ayuda en este sentido.
- Educar para frenar este tipo de comportamientos intolerantes. Ser respetuoso y cuidar el vocabulario y la expresión de los mensajes publicados. Para ello, una buena manera para interiorizar estos aspectos, desde edades tempranas, es apoyarse en recursos didácticos o juegos.
- No exigir una respuesta inmediata. Tener paciencia y respetar el tiempo de los demás: no presionar para recibir respuestas veloces.
- Argumentar nuestra opinión de manera asertiva y constructiva. Se puede defender nuestra idea con respeto, asertividad y empatía.
- Asumir que ninguna respuesta cambiará la actitud del trol en el debate. Debemos entender que contestar es motivarle para que siga molestando y llamando la atención. Solo cesará en su empeño, si percibe que no le prestan atención o que su comentario no ha surtido efecto.
- No aprobar mensajes intolerantes. Evitar dar "me gusta" a las publicaciones del acosador sobre la víctima. Tampoco difundir o compartir imágenes o mensajes ofensivos. Cuantas menos personas lo vean, menos alcance tendrán.
- Apoyar emocionalmente a la víctima. Expresar amabilidad y compañerismo dentro y fuera de Internet.
- Mostrar rechazo abiertamente frente al agresor. Hacerlo en grupo puede aportar seguridad y el efecto será más relevante.
- Utilizar Internet de forma positiva. Divulgar contenidos que fomenten la convivencia saludable, publicar mensajes agradables y respetuosos sobre los demás o participar en campañas frente el ciberacoso.
- Reportar a las propias plataformas los mensajes o imágenes intolerantes.
- Bloquear a usuarios molestos para impedir que la comunicación continúe.
- Informar a los adultos del entorno, familiares y educadores sobre lo que está sucediendo.
- Si el ciberacoso no cesa o se sufren amenazas, se pueden ejercer acciones legales.
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