Personas mayores: cómo vender la casa y seguir viviendo en ella

Así es el método para vender la vivienda y convertirse en inquilino vitalicio de ese inmueble que antes se tenía en propiedad
Por María Huidobro González 16 de marzo de 2019

“Para inversores. Magnífico chollo. Por favor, lean bien el anuncio antes de contactar. Vendo piso con inquilino, un señor solo con más de 70 años sin problemas de salud…”. Así, sin tapujos, se venden en famosos portales inmobiliarios de Internet los denominados en el sector de la vivienda como pisos con “bicho”, es decir, con inquilino dentro. En ocasiones, ese “bicho” es el mismo propietario de la casa. Y la discreción, en este caso, es más común. A esta curiosa fórmula recurren muchas personas mayores, en vez de optar por una residencia o el cohousing. ¿Por qué? En este artículo abordamos esta posibilidad aún residual en el mercado inmobiliario español, pero en aumento.

Img hipoteca inversa 1Imagen: rawpixel

El colectivo de más de 65 años, que en España llega a los 8,7 millones de personas, no presume de recursos económicos. Según el informe ‘Un perfil de las personas mayores en España 2018‘, publicado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS), la pensión media de jubilación apenas supera los 1.000 euros y la de viudedad no llega a los 650 euros.

En cambio, nuestros mayores sí tienen patrimonio, pues el 90,1 % posee vivienda en propiedad, y aspiran a una larga esperanza de vida (las mujeres 85,8 años y los hombres 80,3 años) que anhelan disfrutarla en su casa el mayor tiempo posible. Así les gustaría al 87 %, como señala el Libro Blanco del Envejecimiento Activo. Muchos han invertido en sus viviendas los ahorros de toda una vida -estimado en el 85 %- y es normal que quieran seguir viviendo en ella. Hoy en día, tienen la posibilidad de deshacerse de su patrimonio, pero no del todo, pues pueden continuar en sus casas como usufructuarios, y conseguir la liquidez que necesitan.

Detrás de esta venta aún «residual» en el mercado inmobiliario, pero en «incremento continuado», como reconocen los expertos del sector, hay muchas razones. «Estamos superando la llamada cultura de la herencia, que suponía ese apego a dejar nuestra propiedad a los herederos, aunque a lo mejor pasáramos penalidades en vida», asegura Mar Villa, directora de atención al cliente del Grupo Retiro, empresa que asesora y tramita productos para rentabilizar este tipo de posesiones. Tanto las personas mayores como sus familiares son favorables a usar el patrimonio inmobiliario para mejorar sus ingresos y con ello su calidad de vida.

¿Quién vende estas casas y quiénes las compran?

Los propietarios, que dejarán de serlo para convertirse en inquilinos, no tienen hijos, o sí, y quieren asegurar su bienestar. O tienen herederos más lejanos, como sobrinos que apenas conocen, a los que no desean dejar su casa. O hay en previsión una derrama a la que no pueden hacer frente. Las causas son tantas como personas. Pero el perfil medio de quienes quieren rentabilizar su propiedad está en mayores de 75 años (mujer u hombre) soltero o viudo, que no han tenido descendencia y poseen viviendas ubicadas en grandes capitales de un precio medio de unos 300.000 euros.

Y es que no vale cualquier piso. Este tipo de operaciones tienen cabida con casas céntricas de importantes núcleos de población, que es el verdadero gancho junto a la edad del inquilino y su salud, que son las que determinan el importe del inmueble. «A más edad, mayor es el precio y más ajustado a mercado, porque menos esperanza de vida tiene el usufructuario y más posibilidades tiene el inversor de recuperar ese uso y disfrute. Y cuanto más joven eres, menos vale el derecho que quieres vender», recuerda José Luis Polo, vocal del Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (CGCOAPI) y presidente del Colegio Oficial API de Gipuzkoa. La esperanza de vida se establece según los datos de la Dirección General de Seguros y del Instituto Nacional de Estadística.

¿Y quiénes son los compradores? Sobre todo, sociedades patrimoniales, grupos empresariales o grupos familiares que desarrollan inversiones inmobiliarias. Pero Villa confiesa que tienen «cada vez mayor demanda de adquisición por parte de inversores particulares, que son profesionales, ejecutivos, empresarios, que tienen unos capitales ahorrados, de los que no necesitan disponer en el corto o medio plazo y que desean rentabilizarlos mediante una inversión inmobiliaria a largo plazo».

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