Viviendas protegidas contra el ruido

La introducción de mejoras para construir viviendas sin ruido encarecerá su precio entre un 0,33% y un 0,75%
Por Elena V. Izquierdo 14 de mayo de 2008
Img poliuretano

Las consecuencias del ruido

Trece millones de españoles sufren problemas de ruido en sus casas. El desagradable sonido de obras, vehículos y fábricas o la vibración de elementos del edificio como el ascensor, el aire acondicionado o la caldera se cuelan a diario en los hogares y perturban el descanso de sus habitantes. Para poner freno a estas molestias cotidianas, en octubre de 2007 se aprobó el Documento Básico de Protección frente al Ruido. Este real decreto aporta soluciones que mejoran el aislamiento acústico en edificios de nueva construcción destinados a viviendas y a usos sanitarios, docentes, administrativos o socioculturales. Todos los edificios que se empiecen a construir a partir de octubre de 2008 estarán obligados a cumplir las nuevas exigencias. Pero la introducción de estas mejoras trae consigo un leve encarecimiento de los pisos, entre un 0,33% y un 0,75%. ¿Merece la pena pagar un poco más para disfrutar de años de confort y silencio?

El ruido dentro de casa

Sufrir un ruido en casa de manera constante y permanente es una molestia a la que se enfrenta a diario casi un tercio de la población española, y no es un problema menor. Cuando la gente vuelve a su hogar después de trabajar o haber pasado el día en clase, tras el bullicio del tráfico, el murmullo de la oficina o los gritos que se escuchan en el comedor, lo que desea es poder disfrutar de un poco de silencio, aislarse del exterior y elegir lo que cada uno quiere oír: música, televisión, conversación. En definitiva, cuando se cierra la puerta de casa la pretensión es que el ruido se quede fuera. Sin embargo, en numerosas ocasiones esto se convierte en un deseo inalcanzable y lo que realmente se escucha es, de nuevo, el tránsito de coches, motos y camiones, el ruido de una obra o a niños jugando en un parque. En el peor de los casos, la vivienda puede estar cerca de un aeropuerto, en una zona de ocio o junto a una autopista, con lo cual el estruendo llega a ser insoportable.

El ruido en los hogares genera enfermedades y molestias como dolor de cabeza, malestar, insomnio, irritabilidad y desconcentración

Pero los ruidos no proceden sólo de la calle. El edificio también proporciona su dosis de malestar auditivo: el subir y bajar del ascensor, la caldera o las tuberías de agua son otros elementos generadores de molestos sonidos. A esto se suman las conversaciones de los vecinos, a veces subidas de tono, la música o el televisor demasiado alto, el taconeo, las puertas que se abren y se cierran o los electrodomésticos poco silenciosos como lavadoras o lavavajillas. Todo esto influye de manera muy negativa en la vida cotidiana de niños y adultos. El ruido es fuente de molestias y enfermedades como dolores de cabeza, malestar, insomnio, irritabilidad, desconcentración… y pone trabas a la recuperación de las personas convalecientes. El rendimiento de los estudiantes y los trabajadores baja como consecuencia de la exposición continua al ruido. El descanso de miles de ciudadanos, en definitiva, se ve interrumpido de manera constante y continua día tras día.

Documento Básico de Protección frente al Ruido

Ante la gravedad de estos problemas, y con el objetivo de solucionar las carencias en cuanto a las condiciones acústicas de la edificación, el Documento Básico de Protección frente al Ruido introduce una serie de medidas que afectan a los edificios de nueva construcción. Este real decreto da un plazo de un año en el cual se podrá aplicar, indistintamente, la nueva normativa o la anterior, NBE CA-88 sobre condiciones acústicas de las edificaciones. Tras este período, en octubre de 2008, será obligatorio que todos los edificios nuevos -ya sean de uso sanitario, docente, administrativo, sociocultural o se trate de viviendas- cumplan con las nuevas exigencias de protección contra el ruido.

El Documento mejora los niveles de aislamiento incrementando hasta en más de tres veces las exigencias. De este modo, equipara las cotas a las del resto de países vecinos de la Unión Europea. La nueva normativa aumenta los niveles de aislamiento exigidos a ruido aéreo -voces, gritos, música- y a ruido impacto -taconeos, golpes-, que pasan de ser de 45 decibelios en laboratorio a 50 decibelios efectivos, es decir en comportamiento real. La anterior normativa se basaba en los materiales utilizados. Si los aislamientos usados en la separación de viviendas respetaban los decibelios establecidos y así lo aseguraba el arquitecto, el edificio cumplía con la legislación, aunque después las mediciones superaran los límites en muchas circunstancias.

El Documento Básico de Protección frente al Ruido mejora los niveles de aislamiento incrementando hasta en más de tres veces las exigencias

Ahora, el cumplimiento de las exigencias de aislamiento se comprueba “in situ”, por medio de una serie de parámetros verificables. El objetivo que se persigue es que la vivienda no supere el límite de decibelios, independientemente de si está situada en el campo o junto a una autovía. Así es que el aislamiento que sea válido para una vivienda no tendrá por qué serlo para otra. Los ensayos “in situ” son una garantía para el comprador de la vivienda porque al final de la obra se puede comprobar si el aislamiento real es el exigido. Hasta la aprobación del Documento, las exigencias sólo afectaban al elemento de separación entre recintos. A partir de la entrada en vigor de la nueva normativa, afectan a todos los elementos constructivos que forman el edificio como cubiertas, fachadas, tabiques y forjados.

Otra de las novedades es que se regula también el eco y las malas condiciones acústicas. Se cuantifica el tiempo de reverberación en recintos como comedores, restaurantes, aulas y salas de conferencias.

Regulación exhaustiva

El Documento introduce nuevas reglas constructivas con el objetivo de disminuir el ruido que producen las instalaciones de fontanería y saneamiento como son bajantes o tuberías. Incluye también nuevos métodos y prácticas para minimizar la transmisión del ruido y las vibraciones provocadas por las instalaciones. Las calderas, los elevadores o las bombas de propulsión han de tener sistemas antivibración, y los radiadores no pueden estar apoyados a la vez en la pared y en el pavimento para evitar que se produzcan vibraciones indeseadas. La normativa establece incluso la velocidad a la que ha de pasar el agua por las tuberías, o que las puertas de los ascensores cuenten con sistemas que amortigüen el ruido del cierre.

La aprobación del Documento Básico de Protección frente al Ruido constituye “una gran reforma en materia de edificación sobre contaminación acústica y armoniza la reglamentación nacional en la materia con las disposiciones comunitarias que le afectan, cumpliendo con los requisitos básicos de habitabilidad sobre ruido de las directivas europeas”.

La nueva normativa establece incluso la velocidad a la que debe pasar el agua por las tuberías

El Ministerio de Vivienda y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) trabajan conjuntamente para conseguir materiales y sistemas que ayuden a mitigar el ruido en las casas. Los investigadores del CSIC están elaborando proyectos para aumentar el aislamiento acústico de las ventanas, paredes y suelos. Otro de los programas que se está desarrollando va dirigido a mejorar la capacidad aislante de los materiales que se utilizan en la construcción de viviendas y diversos elementos de los edificios como ascensores, aires acondicionados o cañerías.

El aislamiento acústico no sólo depende del grosor de los muros de cemento; se pueden conseguir mejores resultados con paredes más estrechas si se combina la disposición de distintos materiales absorbentes y aislantes del ruido. Lo cierto es que se estima que la entrada en vigor de la nueva normativa supondrá un incremento medio del coste de construcción de entre un 0,33% y un 0,75%. Hay quien desde el momento en que se aprobó el Documento se alarmó con la subida de precios. En realidad, haciendo cálculos, para un piso que se venda por 200.000 euros, la subida sería de entre 660 y 1.500 euros -lo que una familia puede pagar por un televisor de plasma, por ejemplo-. Una cantidad que se puede considerar relativamente pequeña si se tienen en cuenta las ventajas que la nueva normativa aporta a la salud y el bienestar de los ciudadanos, que cuando lleguen a casa podrán disfrutar, por fin, escuchando el silencio.

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