¿Patógenos en el lavavajillas?

Un estudio publicado en 2011 ponía en tela de juicio la seguridad de los lavavajillas tras detectar hongos patógenos en este electrodoméstico
Por Marta Chavarrías 11 de septiembre de 2014
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Imagen: Peter Lindberg

El lavavajillas se ha convertido en uno de los electrodomésticos esenciales en las cocinas domésticas. Por el uso de agua muy caliente y detergentes, se considera además uno de los más eficaces y seguros. Pero en 2011, un estudio realizado por la Universidad de Ljubljana (Eslovenia) ponía en duda esta seguridad al afirmar que los lavavajillas pueden albergar hongos patógenos con una tolerancia inusual al calor y los detergentes. El artículo detalla qué hongos son resistentes a condiciones extremas y qué otros hongos más comunes están presentes en las cocinas.

Lavavajillas, lavadoras o cafeteras pueden contener Exophiala dermatitidis y E. phaemuriformis, dos hongos que han demostrado tener una tolerancia inusual al calor (en el lavavajillas pueden alcanzarse temperaturas de 60 ºC a 80 ºC), a las elevadas concentraciones de sal y al agua tanto ácida como alcalina. Esto es lo que concluyó en 2011 un grupo de expertos eslovenos tras tomar muestras de las gomas de las puertas de los lavavajillas de unas 200 casas del país. Debe tenerse en cuenta cuándo se publicó este informe y que los resultados podrían haber variado desde entonces.

Los lavavajillas son una forma eficaz de limpieza de utensilios de cocina. Pero también pueden ser un buen lugar para que los hongos habiten en él: son húmedos y cálidos y tienen abundante materia orgánica para alimentarse en forma de restos de comida. Sin embargo, en ellos se mantienen condiciones que dificultan la supervivencia de muchos de estos patógenos, ya que se alcanzan altas temperaturas y se utilizan detergentes.

Hongos resistentes a condiciones extremas

Según la investigación, publicada en la revista británica Fungal Biology, el 62% de los lavavajillas dio positivo en los hongos citados, que también se detectaron en otros electrodomésticos como cafeteras y lavadoras, aunque en menor cantidad. Entonces sorprendían los resultados debido a que en el lavavajillas se emplean calor intenso, detergentes potentes y altos niveles de sal que ponen difícil la supervivencia de cualquier microorganismo patógeno.

Los hongos de las especies ‘Exophiala’ resisten el calor intenso, detergentes potentes y altos niveles de sal

Los estudios realizados hasta ahora demuestran que las especies Exophiala son hongos comunes en ambientes asociados a la madera en descomposición y el suelo enriquecido con desechos orgánicos. También revelan que pueden transmitirse a través de las fuentes de agua. A simple vista tienen la apariencia de un moho negro y proliferan en combinación con detergentes en los cajones del jabón y los sellos de goma de la puerta.

Los primeros análisis determinaron que tienen capacidad de infectar a las personas, sobre todo a las que cuentan con un sistema inmunológico débil si se ingieren (permanecen en los platos y cubiertos lavados).

Para prevenir este problema, los expertos recomendaban entonces limpiar a fondo el lavavajillas con una mezcla de vinagre y bicarbonato de sodio, así como realizar un ciclo de vacío a temperaturas elevadas y cambiar las gomas. Es importante tener en cuenta que los mohos crecen con la humedad, de ahí que las juntas de las gomas se sequen entre los distintos usos y se recomiende dejar la puerta abierta.

Mohos en la cocina

Los mohos tienen dos caras. Por un lado, están los mohos beneficiosos, que son los que desarrollan un papel fundamental en la producción de alimentos, como ciertos quesos, a los que ayudan en el proceso de maduración y curación.

Pero, por otro lado, están los mohos perjudiciales, que son los que aparecen como manchas verdes. A medida que estos mohos crecen, se forman esporas, pequeñas partículas visibles de color verdoso, blanco o grisáceo en los alimentos. Las esporas también pueden acumularse en la nevera, los trapos de cocina y otros utensilios y electrodomésticos y pueden ser transportadas por el aire, agua o insectos.

Las zonas de la cocina más húmedas, como grifos, fregadero, desagüe y esquinas, tienen un ambiente propicio para que crezcan los mohos. Si no se mantienen limpios y secos, cualquier síntoma de humedad servirá para su desarrollo. También pueden crecer en el cubo de la basura (es un claro reservorio de alimentos en proceso de descomposición en el que en uno o dos días pueden desarrollarse mohos), las tablas de cortar (de madera e incluso de plástico) y las esponjas.

La limpieza y la desinfección son fundamentales para reducir los riesgos en una cocina. Mantener las superficies y los distintos utensilios, así como los electrodomésticos, en perfecto estado de limpieza es una de las mejores fórmulas para evitar la aparición de mohos indeseables, además de bacterias patógenas.

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