Semillas de lino y estreñimiento

Este complemento se utiliza para combatir los problemas de tránsito, aunque son necesarios más estudios que avalen sus efectos
Por Maite Zudaire 31 de julio de 2009
Img semillas lino
Imagen: Ratha Grimes

Poner en remojo unas semillas de lino durante toda la noche y tomar la mezcla en ayunas. Sumergir cuatro ciruelas pasas en agua y beber el jugo al día siguiente, junto con las ciruelas. Ingerir una cuchara sopera de aceite de oliva o un vaso de agua templada antes de desayunar… Estos son algunos remedios caseros que forman parte del acervo popular para corregir el estreñimiento, un malestar que afecta a cerca del 20% de la población en España, en su mayoría, mujeres y personas mayores.

Las semillas de lino son uno de los complementos dietéticos usados como tratamiento alternativo a los medicamentos para mejorar el estreñimiento y los síntomas asociados, tales como la hinchazón y los dolores abdominales. Aunque el lino («Linum usitatissimum») es una flor azul, sus semillas, que se pueden consumir sin modificar o como aceite de linaza, van del amarillo dorado al marrón rojizo.

Remedio casero Se desconoce si hay un momento idóneo para tomar las semillas o si están contraindicadas en algún caso

A este complemento se le supone un efecto laxante a tenor del contenido en fibra, tanto soluble como insoluble, ya que la falta de fibra en la dieta es una de las causas elementales del estreñimiento. El ácido alfa-linolénico y los lignanos son otros dos potentes componentes a los que se asocian los beneficios de estas semillas. No obstante, son escasas las evidencias científicas que demuestran los efectos de las semillas de lino. Se desconoce si hay un momento idóneo para tomarlas y que su efecto resulte más efectivo, en qué cantidad, si existen circunstancias en las que su consumo esté contraindicado…

En 2004, un estudio publicado en «Current Topics in Nutraceuticals» evaluó la eficacia de las semillas de lino en el estreñimiento, si bien se centró en pacientes con colon irritable. En este estudio se compararon los efectos digestivos del consumo diario de 6 a 24 g de semillas de lino (mezcla de fibra soluble, insoluble y aceite de linaza) con la ingesta de 6 a 24 g diarios de psyllium (sólo fibra soluble), también conocido como isphagula y que deriva de las cáscaras de la semilla de Plantago ovata. El experimento se realizó en 55 personas con síndrome de intestino irritable y, aunque se trata de un grupo de población concreta, no hubo diferencias significativas en el número de personas que experimentaron mejoras en sus hábitos intestinales al tomar uno u otro complemento. Sí se apreció, en cambio, una mayor reducción de la hinchazón abdominal entre quienes tomaron semillas de lino.

En una revisión reciente, realizada por expertos del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York y publicada en 2007, se confirman, sin embargo, los efectos benéficos de las semillas de lino y del aceite de linaza para tratar el estreñimiento.

La clave: la cantidad de fibra diaria Los criterios para mantener una dieta equilibrada recomiendan consumir a diario entre 25 y 30 g de fibra. Para alcanzar esta cantidad sin dificultad, es preciso comer cada día dos o tres piezas de fruta fresca, una ensalada y algo de verdura, legumbres o cereales integrales (pan, biscotes, cereales de desayuno, galletas e, incluso, arroz y pasta). Estos alimentos se pueden alternar en las comidas principales. Los frutos secos y las frutas desecadas son muy útiles, ya que concentran mucha cantidad de fibra en poco volumen.

En una publicación alemana sobre los usos preventivos y terapéuticos de la fibra dietética para tratar el estreñimiento, entre otros trastornos de salud, los autores de la revisión constataron que la dosis terapéutica de la fibra dietética oscila entre 20 y 40 g al día en forma de preparados o mezclas de fibras, y de 10 a 20 g al día si se trata de fibra purificada. La cantidad de fibra en forma de complemento dietético que consume una persona depende, entre otras cosas, de la ingesta a través de la dieta, la respuesta del organismo a la acción de este nutriente, el grado de estreñimiento o la toma de medicamentos.

Esto se explica, en buena parte, por las distintas propiedades y efectos fisiológicos derivados del consumo de los dos tipos de fibra: soluble e insoluble. El hecho de que una variedad sea más efectiva para una persona, no implica el mismo efecto para otra. La clave está en experimentar, mediante el asesoramiento de un sanitario, y ajustar las cantidades hasta conseguir el resultado esperado.

La fibra soluble es más viscosa en contacto con el agua y forma geles que se suman en peso a las heces y aumentan el tránsito intestinal. La fibra insoluble tiene la cualidad de estimular el movimiento de los músculos intestinales y acelerar el tránsito. Esto podría explicar que, aunque los alimentos y los complementos dietéticos ricos en fibra se muestran en general eficaces para tratar el estreñimiento, no todas las personas experimentan la misma mejoría, ni en el mismo tiempo o periodo.

DETERMINAR LAS CAUSAS

Diagnosticar el estreñimiento resulta fácil. La mayor dificultad reside en determinar sus causas. Desde el punto de vista médico, el estreñimiento está definido de manera clara y concisa. Se entiende como la dificultad en la defecación en más del 25% de las ocasiones, asociada a dolores abdominales, flatulencia e hinchazón, con endurecimiento de las heces de tamaño pequeño en forma de bolitas y un peso muy por debajo del normal (250 gramos). Pero la diversidad de causas asociadas al estreñimiento -falta de fibra dietética, predisposición genética, debilidad de los músculos de la pared abdominal, edad, estenosis, enfermedades o trastornos del tracto digestivo como el colon irritable, los divertículos, las fisuras y las hemorroides-, unido a la subjetividad del trastorno, hace difícil determinar la causa y, por lo tanto, establecer el tratamiento eficaz.

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