Aromatizar quesos para ensaladas

Las hierbas y especias aromáticas aportan frescor y sabor a un elemento tan graso como el queso
Por EROSKI Consumer 29 de noviembre de 2007
Img queso aromatico ensaladas hd
Imagen: fotokris44

El queso es un alimento muy apreciado en la cocina, ya que se puede emplear de muy diversas maneras. Puede ser un ingrediente más en recetas elaboradas, dar un toque especial a los platos de pasta, fundirse en cazos donde mojar pan, verduras o carnes o gratinarse sobre las recetas al horno favoritas. Algunos quesos, de suave sabor, se usan en ensaladas o canapés y maridan muy bien con las hierbas aromáticas. Los quesos más utilizados para aromatizar son el queso fresco tipo de Burgos, el queso de búfala o el de cabra. En este artículo se explica cómo se hace.

Los quesos frescos, que se obtienen a partir de leche pasteurizada, tienen una consistencia pastosa, un color blanco y un sabor suave y carecen de corteza. Son quesos acuosos debido a que se comercializan con el suero de la leche. Sus nutrientes se asimilan y aprovechan mejor que los de la leche, gracias a la fermentación producida por las bacterias acido ácticas o el cuajo. Por eso resultan recomendables sobre todo para quienes sufren de estómago delicado y no toleran bien la leche entera, como alimento alternativo rico en calcio y otros nutrientes.

Por su sabor suave pocas veces se come solo y acostumbra a acompañarse de otros alimentos o de hierbas aromáticas que realzan su sabor. De hecho, es sorprendente el frescor que aportan las especias y hierbas a un elemento tan graso como el queso. Los quesos aromatizados tienen multitud de aplicaciones: pueden acompañar ensaladas y canapés o hasta funcionar como entrantes por sí solos.

Un toque original para los quesos

Con ayuda de unas hierbas aromáticas, un tarro de cristal y aceite de oliva virgen, se puede dar desde casa un toque original y de frescor a los quesos. Los más utilizados son el queso fresco tipo de Burgos, el queso de búfala o el de cabra.

Para hacerlo, se esteriliza el tarro de cristal donde se quiera guardar el queso, sumergiéndolo durante 10 minutos en agua hirviendo. A continuación, se introduce el queso en el recipiente, con hierbas o especias al gusto (pimientas variadas, estragón, romero, laurel, guindillas, albahaca o cebollino, entre otros). Hay que cubrir la mezcla con el aceite de oliva y cerrar el bote. Se dejará durante 24 horas en el frigorífico y, después de este tiempo, el queso ya estará listo para su consumo.

Se recomienda no prolongar su uso más allá de una semana. La conservación del queso se llevará a cabo siempre en el frigorífico y cubierto de aceite de oliva.

El secreto del éxito cuando se preparan estos quesos está en procurar moderar la cantidad de aromatizantes. Un exceso de los mismos puede resultar un poco cargante para el paladar.

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