Más incendios forestales

España es una de las principales afectadas en Europa por este problema, que crece cada año
Por Alex Fernández Muerza 17 de agosto de 2010
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La cantidad e intensidad de los incendios forestales han aumentado en los últimos años. Así lo señalan diversos estudios, que apuntan a los seres humanos como los principales responsables. España, cuyos recursos forestales ocupan casi la mitad de su superficie y que cuenta con la mayor biodiversidad de Europa, es uno de los países más afectados por esta catástrofe: en la última década se ha quemado una superficie similar a la de Navarra. Las comunidades autónomas, con competencia en esta materia, son las responsables de combatir los incendios, pero la colaboración y educación ciudadana es esencial para reducir el problema.

Incendios forestales, en aumento

Los incendios forestales naturales son un elemento habitual en el funcionamiento de los ecosistemas: el fuego permite una serie de hábitats donde distintos organismos pueden prosperar. Sin embargo, en los últimos años su incremento ha sobrepasado la capacidad de recuperación natural de las especies adaptadas y ha provocado la desaparición de las no adaptadas. Un estudio de Ecologistas en Acción asegura que en la última década se han quemado en España más de un millón de hectáreas, un terreno superior a la extensión de Navarra.

En la última década se ha quemado en España un terreno superior a la extensión de Navarra

La organización conservacionista WWF, en su informe anual sobre estos desastres naturales, señala que se registran en España una media de 15.391 siniestros cada año, en los que el fuego recorre 123.442 hectáreas (una superficie similar a la de la isla de Gran Canaria). En el periodo 1994-2007, detalla el estudio, la superficie forestal española ha aumentado en 1,54 millones de hectáreas, pero el fuego ha quemado 2,1 millones de hectáreas, la mitad de ellas arboladas.

La magnitud de los incendios forestales en España no es casual. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), el 95% del área que cada año se quema en la Unión Europea pertenece a la zona mediterránea, en su mayor parte durante el verano. Además, más de la mitad de la superficie en España es forestal: es el segundo país de la UE, después de Suecia. Los responsables de AEMA añaden que el fuego es uno de los principales daños que sufren los bosques europeos: todos los años se quema una media de 500.000 hectáreas (el doble de la superficie de Luxemburgo).

Img incendiogr01En cuanto a los Grandes Incendios Forestales (GIF), no se han reducido en los últimos años y serán cada vez más y mayores durante esta década, según WWF. Aunque no llegan al 0,2% del total, arrasan cada año decenas de miles de hectáreas arboladas, suponen un gran impacto socioeconómico y concentran un gran número de víctimas. En 2009, los 34 GIF quemaron 55.000 hectáreas, el 50% de total ardido el pasado verano.

Causas de los incendios

Las causas apuntan en buena parte al ser humano, aunque los porcentajes varían según las fuentes. WWF afirma que el 96% de los siniestros se provoca de forma directa o indirecta. En el caso de los GIF, el 47% se desarrollan de forma intencionada, el 11% por un rayo, del 15% se desconoce la causa y el resto se deben a negligencias y accidentes, en especial, debidos a líneas eléctricas.

Ecologistas en Acción señala como principales causantes a las quemas agrícolas y para la obtención de pastos, así como a los intereses urbanísticos. En 2008 la quema agrícola representó el 40,61% de los incendios en España y la quema para la obtención de pastos, el 28,58%.

WWF afirma que el 96% de los siniestros se provoca de forma directa o indirecta

El Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) afirma que entre un 45% y un 50% de las causas son desconocidas, ya que es muy fácil prender fuego en el campo y muy difícil averiguar su origen. Según esta institución, muchos quedan impunes, porque aunque se averiguan las causas, no se localiza al causante. Entre las conocidas, el Seprona destaca las negligencias como las principales. Sobre la especulación inmobiliaria o la obtención de madera, los responsables de esta institución sostienen que son las causas con menos incidencia, porque la madera no se puede aprovechar como se cree y los especuladores tienen sus problemas.

Acabar con los incendios, una tarea de todos

La defensa contra incendios forestales es competencia de las comunidades autónomas, mientras que el Ministerio de Medio Ambiente (MARM) tiene encomendada la coordinación de las actividades de lucha contra incendios y el apoyo con medios de extinción. Por ello, Ecologistas en Acción apela a los responsables autonómicos para reducir las causas que provocan estos incendios. Los expertos de la ONG aseguran que las administraciones priman la inversión en extinción en detrimento de la prevención, una decisión que favorece el aumento del número de conatos e incendios.

Desde WWF se recuerda que sólo el 13% de la superficie forestal cuenta con planes de gestión. Además, señalan que, aunque hay mejoras generales en las técnicas de extinción, también hay grandes carencias en la asignación y distribución de presupuestos durante el proceso de restauración y en sus fases posteriores.

Las instituciones no son las únicas responsables: la educación y concienciación ciudadana es esencial. Los bosques son un patrimonio muy frágil y por ello no hay que hacer nada que pueda ponerlo en peligro. El impacto ecológico de los incendios es muy superior al de las imágenes de árboles chamuscados y sobrepasa, incluso, las áreas afectadas. La destrucción de biodiversidad, el aumento de la desertificación o la disminución de la calidad de las aguas y la atmósfera son algunas de las consecuencias negativas posteriores. La recuperación de los bosques afectados, si se consigue, puede llevar décadas. Además, el problema de los GIF acumula una inercia de décadas de abandono del medio rural, apostillan.

Los costes económicos de un incendio forestal son también enormes. La madera y sus productos derivados, junto con los productos alimenticios de la zona, ya no pueden aprovecharse. El ecosistema pierde su atractivo para las actividades de ocio y turismo. Las labores de regeneración suponen un gran desembolso económico que no siempre se ve recompensado.

Por ello, el código penal establece penas de hasta 20 años de prisión y multas de hasta 216.000 euros para las personas que de forma negligente o intencionada originan incendios forestales. Por su parte, ayuntamientos, gobiernos autonómicos y aseguradoras cubren los gastos, excepto si se encuentra al responsable del siniestro. En este caso, será el causante del problema quien tenga que pagarlo. Es imprescindible la máxima colaboración ciudadana para identificar a los culpables.

Cómo actuar ante un incendio

  • No hacer fuego en el monte en épocas de riesgo (mayo-septiembre). El resto del año, sólo en lugares acondicionados para ello, y no abandonarlos hasta que no estén totalmente apagados.

  • No arrojar colillas ni basuras al suelo.

  • Si se origina un incendio, llamar a los servicios de extinción, como el 112 o el 062.

  • No participar en la extinción si no se está cualificado, aunque se pueden realizar labores de evacuación, abastecimiento y vigilancia de zonas ya extinguidas.

  • Si el incendio es incipiente, se puede intentar apagar con agua o tierra arrojada en la base de las llamas o eliminar la vegetación de alrededor para que no se propague. Esto debe hacerse siempre con mucho cuidado porque el fuego es muy traicionero.

  • Mantener la calma y avisar por cualquier medio (radio, teléfono móvil, voces, etc.) de la situación, sin abandonar carreteras, pistas o senderos de tránsito fácil. Para alejarse del incendio, es preferible ir pendiente abajo a zonas ya quemadas, contra el viento y sin correr, evitar la vegetación espesa y seca y las vaguadas, y cubrirse las vías respiratorias con una tela húmeda en caso de estar rodeado de humo.

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