Vitaminas en la prevención del cáncer

Por el momento, no pueden recomendarse los suplementos vitamínicos para prevenir esta enfermedad
Por Teresa Romanillos 27 de marzo de 2009
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Imagen: Dominic Morel

Numerosas personas consumen cada día suplementos vitamínicos. Los motivos son variados pero la mayoría pretenden prevenir enfermedades y mejorar el rendimiento físico e intelectual. Desde hace años, se especula con la posibilidad de que la ingesta de determinadas vitaminas, sobre todo, las vitaminas E y C, reduzca la incidencia de cáncer. El supuesto papel protector de las vitaminas se ejercería gracias a su acción antioxidante que actuaría previniendo daños celulares.

Algunos ensayos con resultados positivos revelaron que las vitaminas, por su poder antioxidante, prevenían el daño celular. Entre ellos destaca un ensayo finlandés de 1994, con alfatocoferol y betacaroteno, que constató una reducción del 34% en la incidencia de cáncer de próstata. Sin embargo, un estudio posterior (el ensayo HOPE-T00), en el año 2005, no mostró diferencias entre los tratados con vitamina E o con placebo. A pesar de esta limitada evidencia, a muchos adultos, sobre todo en los EE.UU., se les recomienda tomar de forma regular vitaminas E y C para prevenir el cáncer.

Un estudio publicado recientemente en la revista «Archives of Internal Medicine» zanja de manera definitiva el tema ya que no demuestra que la ingesta habitual de suplementos vitamínicos prevenga determinadas enfermedades, concretamente cáncer y enfermedades cardiovasculares. El estudio hizo un seguimiento a cerca de 162.000 mujeres que habían superado la edad de la menopausia, de las que 42% tomaba de forma regular complejos vitamínicos. Fueron observadas durante una media de ocho años y se constató que todas ellas tenían prácticamente la misma incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares y muerte por todas las causas.

Las vitaminas no protegen frente al cáncer

Otro estudio publicado hace poco aborda una cuestión similar, y concluye que las vitaminas fracasan en la prevención del cáncer. Concretamente se analizó el papel de las vitaminas C, E y el betacaroteno. Los investigadores analizaron a 8.171 mujeres, que fueron asignadas a dos grupos. Uno de los grupos tomó vitamina C (500 miligramos al día), vitamina E (600 unidades a días alternos) y betacaroteno (500 miligramos a días alternos), mientras que el otro fue tratado con placebo.

En este caso también se trataba de mujeres de más de 40 años que fueron seguidas una media de nueve años. Durante el seguimiento, 624 mujeres desarrollaron cáncer, de las que murieron 176. Los investigadores no encontraron ninguna evidencia significativa de que los suplementos vitamínicos incidieran en el riesgo de desarrollar cáncer entre todas mujeres. Los resultados fueron publicados on line en la revista «Journal of the National Cancer Institute».

Numerosos expertos opinan que la utilización de suplementos vitamínicos de forma generalizada no tiene demasiado sentido

Con la finalidad de aportar un poco más de luz al tema, la fundación Cochrane efectuó un metanálisis, de todos los estudios de calidad publicados, sobre el papel de los antioxidantes en la prevención del cáncer digestivo. En total se identificaron 14 ensayos aleatorios que sumaban 170.525 participantes. En nueve de ellos se evaluaba el betacaroteno; en cuatro, la vitamina A; en otros cuatro, la vitamina C; en cinco, la vitamina E; y, por último, el papel del selenio en seis ensayos.

Este metanálisis no mostró efectos significativos de la administración de suplementos antioxidantes sobre la incidencia de diversos tipos de cánceres gastrointestinales. Por el contrario, de los siete ensayos de mayor calidad en los que constaba la mortalidad, se demostró que los suplementos antioxidantes la aumentaron. El único oligoelemento que mostró resultados positivos fue el selenio, ya que en cuatro ensayos se verificó un efecto beneficioso significativo sobre la incidencia de cáncer gastrointestinal.

La conclusión es que no se demuestra que los suplementos antioxidantes tengan efecto preventivo sobre los cánceres gastrointestinales y que, contrariamente a lo que se esperaba, parecen aumentar la mortalidad global. Asimismo consideran que el efecto potencial preventivo del selenio debe estudiarse con mayor profundidad. La reciente publicación simultánea de los resultados de dos ensayos -el SELECT (Selenium and vitamin E cancer prevention) y el PHSII-, aporta valiosa información por su calidad y el gran número de participantes (35.000 y 14.000, respectivamente). Cabe destacar como curiosidad que el PHSII incluyó sólo a médicos como población estudiada.

En ambos estudios se observó que, tras un seguimiento entre 7 y 12 años, ni el selenio ni la vitamina E (administrados por separado o en combinación) o la vitamina C reducían el riesgo de padecer cáncer de próstata o algún otro tipo de cáncer. El impacto sobre la mortalidad tampoco era significativo. Aunque el tema no puede darse definitivamente como cerrado, por el momento y con la evidencia disponible, no pueden recomendarse los suplementos vitamínicos para prevenir el cáncer.

¿Contiene nuestra dieta las vitaminas necesarias?

Hay discrepancias acerca de la dieta y el consumo de vitaminas. Existen dos posturas bien definidas: la de quienes afirman que en nuestra dieta hay una carencia vitamínica y la de aquellos que consideran que la hipovitaminosis es sólo un mito. Los primeros, que conforman una minoría, argumentan esta deficiencia nutricional basándose en la escasa calidad de lo que ingerimos, considerando que la mayor parte de los alimentos son poco ricos en vitaminas y que, a menudo, nuestras dietas son poco variadas.

También objetan que otros factores pueden afectar de forma negativa nuestras rutinas alimenticias, tales como la falta de tiempo, problemas económicos o una mala educación nutricional, de modo que es fácil tener deficiencias en algún nutriente. Esto se ha observado en algunas poblaciones de diversos países desarrollados, en los que se han registrado niveles bajos de hierro, yodo y otros minerales, nutrientes directamente relacionados con las vitaminas.

Por otro lado, numerosos expertos opinan que es difícil padecer deficiencias vitamínicas en nuestra sociedad actual, ya que las cantidades de dichos nutrientes que nuestro organismo necesita son mínimas y la calidad de los alimentos de nuestra dieta es suficiente alta, de modo que la utilización de suplementos vitamínicos no tiene demasiado sentido y, a menudo, se abusa de su consumo.

LOGRAR UNA DIETA EQUILLIBRADA

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La principal recomendación que lanzan los especialistas es consumir como mínimo cinco raciones al día de vegetales y frutas frescas, ya que son la mayor fuente de vitaminas de nuestra dieta. Con el fin de garantizar que incluya la cantidad necesaria de vitaminas, también hay una serie de recomendaciones a la hora de conservar y preparar los alimentos que pueden resultar útiles: se aconseja no cocinar en exceso los alimentos y esperar al punto de ebullición para cocerlos, en vez de llevar el agua a hervir con ellos dentro.

Asimismo hay que tener en cuenta, a la hora de consumir productos frescos como las frutas y verduras, que la piel y la cáscara contienen gran cantidad de vitaminas. Por este motivo, se aconseja en lo posible preservarla. Los productos frescos son los que poseen una mayor cantidad de vitaminas y son preferibles frente a los productos envasados y precocinados.

Por último, comentar que hay procesos biológicos e industriales que resultan beneficiosos desde el punto de vista nutricional ya que incrementan el contenido en vitaminas o ayudan a conservarlo. Algunos de estos son las fermentaciones lácticas, el curado de los embutidos y jamones, las esterilizaciones UTH rápidas, la ultracongelación y la vaporización en alimentos como el arroz.

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