Entrevista

Pilar Mateo, investigadora y doctora en Químicas

Detrás de un enfermo de Chagas hay una vivienda indigna y mucha pobreza
Por Azucena García 18 de octubre de 2008
Img pilarmateo
Imagen: CONSUMER EROSKI

La enfermedad de Chagas afecta a entre 10 y 12 millones de personas en todo el mundo. Su principal caldo de cultivo se localiza en las zonas rurales de América Latina, pero no es el único. El aumento de las migraciones ha consentido a la enfermedad trasladarse a otros países. Al ser un enemigo silencioso, cuyos síntomas suelen aparecer años después de contraer la infección, muchas personas enfermas ni siquiera saben que lo están. En España, la investigadora y doctora en Químicas Pilar Mateo (Valencia, 1959) ha dedicado varios años a buscar una herramienta de prevención. Se denomina Inesfly y es una pintura insecticida que frena el ciclo biológico de los insectos contaminados con el parásito de la enfermedad de Chagas. Su eficacia podría extenderse a otras enfermedades como la malaria o el dengue. De momento, afirma Mateo, “los resultados en zonas afectadas por estas enfermedades son muy espectaculares”.

¿Alguna vez pensó que una de sus pinturas llegaría a salvar vidas?

La verdad es que cuando empecé a investigar el tema en los años 80 no lo pensaba. Mi especialidad era la corrosión metálica y de ahí pasé a las pinturas ignifugas, de tráfico y otras, es decir, asuntos poco relacionados con la salud de las personas. Fue a mitad de los años 90 cuando conocí lo que suponía la enfermedad de Chagas para muchas personas en Bolivia y Argentina. Entonces me di cuenta del potencial social de mi trabajo.

Sin embargo, su carrera profesional se ha desarrollado siempre en la empresa privada.

Siempre he sido más científica e investigadora que empresaria, ya que mi principal pasión es innovar e inventar productos nuevos. Es cierto que, al trabajar en una empresa familiar, contemplé el lado empresarial de la producción, pero siempre lo he hecho desde una perspectiva de responsabilidad social. Sobre todo cuando empecé a trabajar en la investigación de pinturas para el control de artrópodos relacionados con las enfermedades endémicas.

“Mientras dirigía una tesis doctoral sobre el control de insectos en centros hospitalarios, pensé en qué ocurriría si mezclaba una pintura con un insecticida”

Así fue como dio con Inesfly, una pintura que interrumpe el ciclo biológico de los insectos y no les permite desarrollarse.

Efectivamente. Di con ella casi por casualidad. Mientras dirigía una tesis doctoral sobre el control de insectos en centros hospitalarios, pensé en qué ocurriría si mezclaba una pintura con un insecticida. El resultado fue un producto que agravaba los problemas, así que, a partir de ahí, empecé a estudiar a fondo los artrópodos. Comencé a utilizar reguladores de la hormona juvenil del crecimiento de estos insectos y desarrollé una microcápsula polimérica en la que introduje insecticida en muy bajas dosis y esos reguladores. Así es como di con la pintura Inesfly, que permite controlar el ciclo biológico de los artrópodos.

Por lo tanto, Inesfly no es un insecticida.

No. Es una pintura con una dosis muy baja de insecticida. Este sistema elimina a los insectos adultos que están contaminados con el parásito de la enfermedad de Chagas. Gracias a esta fórmula, su duración en el tiempo se extiende durante varios años y el producto es efectivo para todo tipo de artrópodos. Hasta el momento, calculo que hemos pintado unas 15.000 viviendas en diversos países de América Latina, sobre todo, en Bolivia.

Para asegurarse de la eficacia del producto, usted misma se desplazó a la selva guaraní de Bolivia y convivió con las comunidades indígenas. ¿Cómo recuerda esa experiencia?

Todo lo que hacemos en la vida supone un riesgo, pero en el caso de países con enfermedades endémicas el riesgo es mayor. Aun así, lo importante es saber siempre cuál es el límite de riesgo que se puede llegar a asumir. Me protejo con mis propios productos de las picaduras de insectos. Respecto a las personas, nunca he tenido ningún problema, al revés. Sólo he recibido muestras enormes de afecto tanto en Bolivia, como en México, Colombia o Cuba.

La enfermedad de Chagas afecta a unos 25 millones de personas, mientras que otros 100 millones están en riesgo de contraerla. A pesar de todo, su empresa proporciona Inesfly a precio de coste para los países empobrecidos y a un precio justo para los países desarrollados. Si no fuera así, ¿cree que su producto hubiera sido tan popular?

Diría que el éxito del producto se ha debido a dos factores: su efectividad y mi presencia permanente en los lugares donde se aplica. La gente agradece saber que estoy con ellos para ayudarles a combatir la pobreza y devolverles el sentido de la dignidad. De hecho, me han nombrado Embajadora de Honor, con rango de “Mburuvicha Guazu” o Gran Capitana del pueblo guaraní.

“La enfermedad de Chagas es un genocidio silencioso que afecta a las personas más pobres de América Latina”

¿La ciencia puede ayudar a combatir la pobreza extrema?

Si, sobre todo si se hace sobre el terreno y en contacto con la gente más necesitada. Es importante entender que desde un laboratorio no se salvan vidas. Hay que poner el conocimiento al servicio de los demás y estar en el lugar donde se encuentran los protagonistas. La enfermedad de Chagas es un genocidio silencioso que afecta a las personas más pobres de América Latina. Detrás de un enfermo de Chagas hay una vivienda indigna y mucha pobreza.

En la actualidad, se analiza la eficacia de Inesfly para el control de otros insectos transmisores de la malaria y el dengue, ¿tiene confianza en conseguir ese reconocimiento?

El reconocimiento lo tengo de las madres que me abrazan y me dicen que sus hijos pequeños ya no tienen Chagas por haber desaparecido los insectos transmisores. Además, los resultados en zonas afectadas por malaria y dengue son también muy espectaculares y, ahora mismo, estamos en la última fase de la investigación relacionada con la malaria, en un proyecto de la Universidad de Valencia, financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y dirigido por los doctores Más-Coma y Carnevale, ambos expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De momento, ha recibido otros reconocimientos en forma de premios y nominaciones, ¿cómo ha aprovechado esos galardones?

Todas las distinciones motivan para seguir en la tarea emprendida y facilitan el interés de los medios de comunicación, lo cual sirve para dar a conocer el alcance de las enfermedades endémicas que cada vez se expanden más.

“Todas las mujeres son dignas. Lo que es indigno es la vida a la que están sometidas algunas”

Además de dedicar tiempo a la investigación, es fundadora y presidenta del Movimiento de Mujeres Indígenas del Mundo (MoMIM). ¿Cuál es la realidad de las mujeres a las que ayudan?

Este movimiento nació desde el principio de igualdad de todas las mujeres. No podemos olvidar que la palabra “indígena” significa “originario de un sitio” y todas somos originarias de algún lugar. Por ello, para pertenecer al movimiento, sólo es necesario ser mujer, indígena y moverse. Es algo maravilloso, estamos de igual a igual. Cada una aporta su conocimiento y aprenden que todas las mujeres son dignas. Lo que es indigno es la vida a la que están sometidas algunas.

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