Intercambio de casas en vacaciones

Estos acuerdos voluntarios propician destinos en todo el mundo a los interesados más abiertos a ofertas
Por Clara Fraile 4 de septiembre de 2006

No se puede decir que sea novedoso, porque ya hace medio siglo que comenzó en Europa el movimiento espontáneo de intercambio de viviendas entre particulares para pasar sus periodos de vacaciones. Sin embargo, hasta hace apenas tres años no se había popularizado en nuestro país, principalmente gracias al boca a boca y al papel determinante de las nuevas tecnologías. Numerosos portales de Internet -gratuitos y de pago- se dedican a facilitar a sus usuarios la tarea de anunciarse e iniciar la búsqueda. Lo más importante para el usuario si está interesado en pactar un intercambio es dejarlo todo muy claro para evitar problemas. Nuestro país es uno de los más solicitados por los extranjeros, por ello son también los españoles quienes más pueden beneficiarse de esta modalidad de vacaciones que suprime los gastos de alojamiento y que puede poner a disposición del viajero casi cualquier destino.

El anuncio

“Intercambiamos nuestra casa en el Sur de Tenerife por alojamiento en Madrid para la semana del 18 al 25 de septiembre de 2006”. Anuncios como éste pretenden conseguir alojamientos y fechas muy concretos. Otros, del tipo “casa en España por casa en Irlanda” son así de sucintos pero a su vez muy abiertos. Algunos dan muchos más detalles: “Intercambio piso en Barcelona para vacaciones, grande, con cocina, gran salón y céntrico, con todas las comodidades por uno en similares condiciones en Nueva York o Roma para puentes o vacaciones. No tengo fecha en concreto, estoy sujeta a las ofertas que me lleguen”. Lo cierto es que en el mundo del intercambio de viviendas para vacaciones cada persona presenta libremente sus condiciones y preferencias a la hora de ofrecer su casa y de elegir temporadas y destinos.

El anuncio

“Las personas que más posibilidades tienen de encontrar una propuesta interesante para intercambiar su casa son quienes están abiertas a ofertas. Anunciarse así les da la posibilidad de relajarse y no estar siempre buscando; simplemente tienen que esperar a recibir correos electrónicos y valorar si les interesan. Es tan sencillo como contestar interesado o no. En el mail ya se aprecian muchas cosas sobre una persona, y a partir de ese contacto cada uno llega o no a acuerdos libremente”, describe Juan Navarro, alma máter del portal www.intervacacionesclub.com.

Para los españoles es fácil llevar a cabo intercambios con personas de otros países. “España es un destino muy solicitado, afirma la delegada en nuestro país de Intervac, Mª Àngels Sas. Las estadísticas de su empresa, que aglutina 11.500 anuncios de todo el mundo (500 de ellos españoles), indican que por cada oferta española hay tres demandas de extranjeros interesados en intercambios con alguien que posea una residencia aquí.

Por cada oferta española hay tres demandas de extranjeros interesados

Existen catálogos en papel, pero “la magia de Internet” -como dice Navarro- ha contribuido mucho al desarrollo y a la articulación de los intercambios. Desde que abrió su sitio web hace cinco años anunciarse en él es gratuito, tal vez por ello sus 1.700 anuncios y sus 12.000 visitas diarias lo convierten en el máximo exponente dentro del sector en nuestro país. Hay otras muchas páginas que recogen anuncios de intercambio de forma gratuita, como Mundoanuncio.com, Gabinohome o TopRural.

Algunos portales, como Intercambiocasas.com, Homelink International o Intervac cobran por dar acceso a sus usuarios a sus bases de datos automatizadas. La oferta para EE.UU. en Intercambiocasas.com no llega a 60 dólares y “si no concluye un intercambio el primer año,¡el segundo año es gratuito!”, reza en la publicidad. Publicar un anuncio en Homelink cuesta 105 euros. En Intervac -que se jacta de ser inventor y líder mundial del intercambio de viviendas desde 1953- el precio es de 130 euros anuales, dependiendo de si uno se encarga de subir las fotos a título particular o no. De esta forma, según Sas, hay una profesionalidad que avala que los anuncios publicados “son activos”. Cuando la vivienda está ocupada en su portal se enciende un semáforo en rojo, comenta.

Gratuitos o de pago, con contador del número de visitas recibidas o no, estos portales no son intermediarios de servicios, única y exclusivamente ofrecen información. Normalmente exigen para contactar con el propietario de un intercambio estar registrados como usuarios y tener un anuncio de intercambio. Para publicarlo se aconseja:

  • Anotar todas características de la propiedad, interiores y exteriores, emplazamiento, cercanía a otros lugares de interés, una vez que se tengan claras las necesidades.
  • Encontrar información adicional e incluirla en el anuncio con enlaces a páginas web del entorno.
  • Adjuntar fotografías de la casa que describan sus virtudes.
  • Delimitar en el calendario las fechas de intercambio.

Acuerdo voluntario

“Una vez establecido el contacto se abre la posibilidad de llegar a un acuerdo entre particulares que se efectúa de buena fe”.

“Una vez establecido el contacto se abre la posibilidad de llegar a un acuerdo entre particulares que se efectúa de buena fe”

Nadie puede garantizarte nada sobre el resultado del intercambio. Esto no se rige por ninguna ley y da igual que pagues por anunciarte como que no. Ni siquiera sería válido un contrato tipo que puede descargarse desde nuestra página, por eso nadie lo firma”, explica Juan Navarro mientras remarca las ventajas de esta manera de viajar y opina que es mucho más arriesgado acordar un alquiler de un apartamento de verano entre particulares. “En ese mundillo sí que hay desaprensivos” -dice-, de hecho está intentando separar muy bien aquellos anuncios que aprovechan su sitio web para ofrecer su piso también en alquiler “porque esto se presta a confusiones”.

Juan Navarro asegura que en los cinco años que lleva dedicándose a esto sólo ha tenido dos quejas. Lo importante es que ambas partes se molesten en buscar información y asesorarse para pactar sus condiciones libremente. “Hay que ‘trabajárselo’, establecer una correspondencia, hablar por teléfono, enviarse fotos…”. Las personas que practican intercambios son -según Juan Navarro- de nivel cultural medio-alto y sobre todo aquellas que disponen de más tiempo de vacaciones, como puede ser el caso de los profesores, y de los que tengan una segunda residencia en la costa, que es la que normalmente se intercambia en nuestro país.

Acuerdo voluntario

Pero Mª Àngels Sas advierte alguna evolución al respecto en los últimos años. Dice encontrar cada vez más jubilados entre quienes ‘intercambian’ sus casas, así como personas residentes en las grandes ciudades, principalmente. “En España nos cuesta dejar la casa, igual que sucede en Grecia, Italia y Portugal, pero poco a poco vamos equiparándonos a los países anglosajones donde no hay tanto apego”, declara. Además, antes se hacían casi todos los intercambios en verano y ahora, como se reparten más las vacaciones, también se intercambia durante el resto del año, sobre todo en Navidades y Semana Santa.

El alojamiento que se intercambia puede ser turístico o no, de playa o de montaña o urbano. La representante de Intervac asegura que normalmente a cada socio le mueve un interés distinto. “Por ejemplo, alguien de California que deja una casa con jardín, piscina, etc. que quiere ir a París desea un piso; no importa que sea pequeño, pero que esté en el centro. No desea una mansión como la suya pero a 40 Kilómetros del centro”. Navarro asegura que hubiera podido intercambiar -de no ser por cuestiones de agenda- su casa en el Pirineo por una mansión en Miami con embarcadero propio.

Condiciones, ventajas y precauciones

Condiciones, ventajas y precauciones

Basta con ‘bucear’ un poco en la Red, para encontrar no sólo artículos acerca de las bondades de esta fórmula, sino que también se hallan textos controvertidos que hablan de rechazos de opiniones sobre alguna estancia. “No hay que dejar nada sin aclarar previamente”, asevera Sas. Para evitar problemas y disfrutar sobre todo de las ventajas hay que concretar algunos extremos, que variarán en cada caso pero que a modo de ejemplo pueden ser:

  • Se aconseja al intercambiar por primera vez hacerlo de la mano de alguien que ya haya tenido la experiencia. De este modo se atarán mejor algunos “cabos” e incluso se podrían solicitar referencias de anteriores intercambios. Pero hacerlo de forma amistosa y con la mejor voluntad es una de las garantías de éxito, porque también el intercambio se brinda como una oportunidad de hacer amigos que nos ayudarán a visitar los destinos desde un punto de vista diferente. Entre los beneficios se cuenta también la práctica de idiomas.
  • Conviene hacer un inventario del contenido de la casa para comprobar que está todo al final de la estancia y proporcionar una copia del mismo a los visitantes.
  • Interesaconcretar los cuidados extraordinarios de la propiedad ajena. Así, se pueden dejar a cargo de los socios de intercambio tareas como regar las plantas o cuidar de un animal doméstico. Pero si no nos gustan los animales no deberemos aceptar un intercambio con alguien que viaja con su mascota o que desea que se la cuidemos. No obstante, el periodo del intercambio puede ser simultaneo o no.
  • Es importante tener un seguro multi-riesgo de hogar y enterarse de si la otra parte lo tiene y si nos cubriría en caso de que sucediera algo. Antes de dejar la vivienda hay que asegurarse de que todo funcione correctamente (grifos, electrodomésticos, luces, etc.) y disponer de la vajilla y el menaje precisos para el número de visitantes previsto.
  • Si en la vivienda hay algún objeto de valor, económico o sentimental es mejor guardarlo, especialmente si vienen niños. Hay propietarios que se niegan a recibir niños en su casa.
  • Deben quedar claros algunos detalles de la instalación eléctrica, llaves de corte de agua y gas, calderas de agua caliente y calefacción. Si se pone por escrito una guía se simplificará el trabajo y será válida para futuros intercambios.
  • Normalmente no habría que acordar cosas obvias como que se deje todo tal y como se encontró de limpio, pero siempre se aconseja que cuanto más claro se deje todo mejor. Algunas personas especifican incluso si se debe fumar o no.
  • Se puede acordar también, y de hecho es muy común especialmente en los intercambios intercontinentales, el intercambio de un vehículo. Puede resultar interesante solicitar al seguro -al igual que en el del hogar- la cláusula opcional de arrendamiento vacacional.
  • Es habitual disfrutar además en los intercambios de cunas, juguetes, bicicletas, material deportivo, películas infantiles, etc. Hay que concretar si en el intercambio se incluyen sabanas y toallas, y ajustar quien efectuará su limpieza.
  • Hay que pensar en cómo nos gustaría ser recibidos al llegar a nuestro destino de intercambio. Será bonito dejar algunos detalles como cortesía, por ejemplo folletos de la oficina de turismo de la zona, planos y mapas, guía de actividades y alguna recomendación de restaurantes y ocio. También se pueden facilitar las direcciones de los centros médicos, hospitalarios y farmacias más próximos.

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