El semáforo de conflictos: técnica para gestionar las peleas entre hermanos

Para construir una relación sana entre hermanos basada en el diálogo, la clave está en la mediación. El semáforo de conflictos es una técnica que puede ayudarnos a resolver los desencuentros
Por Manuela García Llanos 9 de julio de 2022
resolver peleas entre hermanos
Imagen: iStock
Sin conflictos ni peleas seguramente seríamos mucho más felices. Pasaríamos buenos ratos conversando o jugando sin enfados ni salidas de tonos. Sin embargo, creer que es posible convivir sin fricciones es como creer en unicornios. El conflicto es una realidad, incluso cuando hay de por medio lazos de sangre como es el caso de los hermanos. Sin embargo, en estas situaciones, la labor de los padres y madres es importante. En las siguientes líneas te contamos cómo debemos reaccionar ante estos conflictos, de qué maneras podemos evitar que vayan a más y qué podemos hacer para enseñarles a gestionar esos momentos de choque.

Para la psicóloga social Iciar Fernández, docente de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), el conflicto entre hermanos es algo natural y habitual; y lejos de afrontarlo como un drama y atajarlo con imposiciones o castigos, hay que vivirlo como una oportunidad. Porque aprender a solventar estas situaciones a través del diálogo ofrecerá a nuestros hijos una alternativa “reparadora” a futuro y evitará la escalada de violencia del propio conflicto.

Como norma general los menores no saben resolver sus conflictos de otra manera que no sea a través de la violencia tanto verbal como física. No obstante, a medida que se van haciendo mayores, lo normal es que se limen sus reacciones. Aunque puede suceder que un conflicto enquistado desde la infancia acabe deteriorando la relación en su edad adulta. Iciar Fernández da un paso más e insiste en la necesidad de ahondar en la situación que genera el conflicto para abordar la solución a través de un semáforo del conflicto.

👨‍👩‍👧‍👦 ¿Cuáles son las causas de los conflictos entre hermanos?

El conflicto es algo subjetivo y visto desde fuera puede llegar a ser banal, como pelearse por la ropa o por entrar primero en el baño. Sin embargo, detrás puede esconder inseguridades o necesidades no cubiertas en la familia, que hace que los hermanos reaccionen de manera violenta entre sí.

Los motivos que originan estos enfrentamientos son múltiples, aunque según la tipología del mediador estadounidense Christopher W. Moore, se resumen en cinco:

  • Incompatibilidad de intereses: cuando hay una incompatibilidad real porque los dos quieren la misma cosa o recursos finitos que hay que repartir.
  • Conflictos de información: malos entendidos entre las partes por falta de comunicación o datos.
  • Conflictos de relación: tiene que ver con el carácter y la relación entre los hermanos.
  • Conflictos estructurales: referidos al entorno del hogar y sus normas.
  • Conflictos de valores: relacionados con las prioridades.

👨‍👩‍👧‍👦 ¿Los padres deben intervenir?

Integrante de Haezi, el grupo de investigación en familia de la Universidad del País Vasco, Iciar Fernández insiste en que hay que educar a los niños en la resolución de conflictos y en el diálogo. “De nada sirve el tradicional ‘pediros perdón y aquí no ha pasado nada’, o mandar al niño al rincón de pensar, a tranquilizarse. Es necesario atender el malestar emocional que genera el conflicto para solucionarlo y evitar que vuelva a surgir”. De este modo, si aprenden a solucionar pacíficamente los roces en el día a día familiar, después tendrán más recursos para solucionar problemas en la adolescencia o la edad adulta.

El objetivo es que aprendan a resolver de manera dialogada los conflictos y para ello los padres deben intervenir. Dialogar siempre será más costoso que apostar por el uso de la violencia, escabullirse del problema o que lo resuelva el padre o madre, porque implica escuchar al otro, empatizar con él y para eso tenemos que tirar de una buena inteligencia emocional.

👨‍👩‍👧‍👦 ¿Cómo solucionar un conflicto entre hermanos?

cómo parar una pelea entre hermanos
Imagen: iStock

Trabajar la prevención de los conflictos desde edades tempranas implica que en los desencuentros el menor sepa gestionarse emocionalmente, sea consciente de lo que le pasa, pida ayuda y sea capaz de escuchar al otro, aunque no esté de acuerdo con él. Y en este proceso los padres deben adoptar un papel mediador y de acompañamiento.

Es legítimo que los hermanos después de una disputa estén enfadados. Por ello, lo primero es que cada uno tome conciencia de cómo le afecta el problema y atienda su enfado. “Decirles que se pidan perdón es hacerles negar el conflicto, por eso hay que permitir que ese enfado salga, sin perjudicar al otro. Nosotros estaremos allí para acompañarles en ese proceso de asimilar que les ocurre y verbalizarlo de manera adecuada”, explica Fernández. Solo cuando el menor expresa lo que le pasa, lo que le duele o le enfada y se siente escuchado, entonces estará dispuesto a escuchar al otro, y por ello es necesario que los padres actúen como mediadores.

Mediación implica no tomar partido. La labor de los padres es permitir que ellos se escuchen y que acepten que pueden tener diferentes criterios respecto a eso que ha pasado”, asegura la experta. No obstante, la tendencia de los padres es impartir justicia, y los hijos ante ellos tienden a echar balones fuera, a no asumir la responsabilidad y a ver injusta la decisión cuando les perjudica. Utilizará frases como ‘yo no he sido’, ‘no empecé, ‘el otro tiene la culpa’…

🚦 Qué es el semáforo de conflictos

La psicóloga Iciar Fernández ha diseñado un semáforo del conflicto como herramienta para la resolución de disputas. Consiste en lo siguiente.

Una vez que se da el encontronazo, y partiendo de que exista voluntad, el mediador debe separar a las partes, con una distancia física, pero sin perder el contacto visual. “El padre o la madre se situará en medio para que se sepa que es mediador y que no es juez ni parte en el conflicto, que sepan que está ahí para ayudarles, para que los hermanos se comuniquen”, explica.

🔴 ROJO. Párate. ¿Cómo estoy?

Cada uno debe tomar conciencia de cuál es su emoción —ira, tristeza, enfado…— y verbalizarlo. Primero un hermano y luego el otro. Es importante que se escuchen entre ellos.

“El padre o la madre debe validar que eso se hace, porque en los conflictos tendemos a poner las emociones en el otro, es decir, ‘si estoy enfadado es tu culpa’. Esto no funciona porque una buena inteligencia emocional consiste en mirarse a uno mismo”, asegura. Si están muy enfadados, la labor del adulto es darle la vuelta con frases como: «estás muy enfadado porque tu hermano ha dicho esto».

El paso al siguiente color implica asumir que se está enfadado pero se quiere solucionar el problema, y se da un paso al frente, para que se acerquen más físicamente.

🔶 NARANJA. ¿Qué ha pasado?

Cada uno debe contar su versión. En este nivel se verá si existe voluntad de querer hablar o no. En el caso de que el enfado sea mayúsculo y no se quiera dialogar, es conveniente esperar a que las aguas se calmen y retomar la mediación una vez se hayan sosegado.

Los padres tienen que estar atentos a que cada exposición se refiera específicamente a la situación. Es decir, separar la persona del problema. Frases como «es que tú eres….» deben ser frenadas por el mediador con otras como «lo que quieres decir es que tu hermano en este momento ha actuado de esta manera».

La experta recomienda aquí comprobar si han empatizado: “Sería interesante preguntarles si han entendido lo que le ha contado su hermano, cómo lo ha vivido”. Esto puede hacerse en este momento o más tarde.

Acto seguido, se da otro paso al frente.

✅ VERDE. ¿Qué estoy dispuesto a hacer para solucionar esto?

Desde aquí arranca la búsqueda de acuerdos entre los hermanos. En este punto, el padre o la madre pueden sugerir distintas opciones que se ajusten al modo de ser de sus hijos y contribuyan a conseguir este objetivo.

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